Por Lorenzo Gonzalo*/Foto Virgilio Ponce -Martianos-Hermes-Cubainformación.- Escribiré una nota sobre un tema desagradable que algunos medios, especialmente El Nuevo Herald, han mencionado en estos días y es el asunto de la prostitución en Cuba.

 


No sé si en el El Nuevo Herald existe algún problema con las mujeres en general o con las de Cuba en particular. Realmente no sé las inclinaciones de sus periodistas, tanto de hombres como de mujeres. Pero hay una realidad, de vez en cuando y cada vez con mayor insidia e inmoralidad, traen a colación el sexo en Cuba y lo presentan de una manera que tal parece que allí la juventud y los menores solamente se dedican al sexo.

Me parece que es importante para una sociedad preservar y propagar ciertas normas de conducta que favorezcan no sólo la convivencia, sino también el desarrollo intelectual, profesional y ético de las personas.

El sexo puede resultar muy agradable y cada cual tiene el derecho de practicarlo a su manera, siempre y cuando no se convierta en un medio de vida u obstruya el crecimiento profesional, laboral y existencial de las personas que gusten practicarlo.

Años atrás ese libelo (porque periódico no es, salvo por su volumen y por el decadente número de sus impresiones) se dedicó sistemáticamente a presentar el asunto de la prostitución y sobre todo del sexo en Cuba, de una manera tan exageradamente libidinosa, que hizo creer a muchos que en esa Isla los hombres y las mujeres andan como Adán y Eva en el paraíso. Porque este periódico tiene la habilidad de tomar casos aislados y hacerlos parecer una problemática endémica de la sociedad cubana.

En los países pobres y Cuba es un país pobre económicamente, aunque sea millonaria en sus proyecciones sociales y en el diseño de sus políticas comunitarias, algunas mujeres y también algunos hombres, practican el sexo por dinero, lo cual se conoce con el nombre de prostitución, práctica considerada por muchos como la más antigua profesión del mundo.

No voy a mencionar a ningún país, porque considero ruin, de muy bajo nivel ético y usualmente inmoral, tratar un tema que degrada el nombre de la mujer, especialmente si no es el lugar donde uno vive, pero entre los países donde mayormente descuellan esas prácticas, Cuba es quizás el que ocupa el lugar más bajo.

Pero más allá del nivel que pudiese ocupar dentro de ese degradante escenario, Cuba es el único país que sistemáticamente emplea una enorme cantidad de recursos en el proceso de rehabilitación de las personas que se dedican a esas actividades. Es el único que tiene instituciones que coordinan con las organizaciones integradas por los vecinos de barrio, para hablar con esas personas y llevarlas a conferencias con sicólogos y expertos en materia sexual, para hacerlas entender que están perdiendo sus vidas.

Al tiempo que realizan esas tareas, hay profesionales que les ofrecen a esas mujeres y en casos aislados a esos hombres, facilidades para que estudien y trabajen en instituciones, donde cada cual puede enriquecer su espíritu y sus vidas a través de tareas dignificantes del ser.

Sería recomendable que los periodistas y las periodistas de El Nuevo Herald, echen a un lado los prejuicios que puedan tener con la mujer cubana o los problemas de sexo que los aquejan y comiencen una búsqueda minuciosa sobre el sexo en los High Schools de la ciudad, o sea, en los centros de Segunda Enseñanza del Condado Miami Dade.

Si tienen tiempo pueden extender dicha investigación al resto de los cincuenta Estados de la Unión estadounidense.

No tienen que rebajarse tanto insinuando que Cuba es un prostíbulo flotante. Si registran bien dentro de su comunidad, quizás encuentren lo que buscan en la casa de sus vecinos.

Para nadie es un secreto que en las escuelas secundarias de Estados Unidos de Norteamérica, país al que pertenece Miami, los muchachos y muchachas se burlan de las niñas de 14 y 15 años que aún son vírgenes. Pero además para nadie es un secreto que muchas muchachas en sus 18 años y algunas que mienten y arreglan sus papeles para parecer mayores, trabajan en la industria porno que esta autorizada en el Condado. También es fácil verlas en los múltiples lugares donde desvestirse al son de una música sicodélica es el contenido del trabajo por el cual las mujeres u hombres son contratados.

No es mi trabajo como articulista y tampoco ninguna persona o institución me paga por escribir, ni cuento con el apoyo de una industria cuyo negocio sea la noticia o difundir opiniones, para dedicarme a un trabajo investigativo de esa naturaleza. Lo que conozco lo sé por comentarios diversos, provenientes de muchachos hijos de gente conocida, y por confesiones de padres preocupados, que viviendo en diversos sitios de la ciudad, coinciden en un fenómeno que sin dudas es preocupante. No es tanto una preocupación porque en algún momento se diviertan con el sexo, sino porque al final dejen de estudiar, contraigan enfermedades o pierdan los mejores y más decisivos años de su vida en una actividad degradante que en pocos años se desvanece como la espuma.

Para tener una idea de cómo anda el sexo en Miami solamente tenemos que recurrir a Pero a los periódicos, revistas y páginas de internet, donde es fácil conseguir “acompañantes mujeres u hombres” para salir de paseo. También sin mucho esfuerzo podemos encontrar casas donde hay personas que por una suma módica realizan actividades sexuales a solicitud del cliente.

Considero apropiado combatir esas prácticas, no por razones morales, sino porque nuestras sociedades necesitan de sus juventudes en sumo grado y esos quehaceres desgraciadamente, en la mayoría de los casos, conllevan a la formación de elementos antisociales. Ahora bien, creo que dichas críticas y las campañas a favor de otras conductas, debemos hacerlas en la tierra de cada uno de nosotros y no dedicarnos a mirar la paja en el ojo ajeno. Como esta es la tierra de El Nuevo Herald, lo ético en un tema como este, sería que se dedicaran a poner en orden la propia casa.

Ocúpense de Miami, donde todos sufrimos y nos divertimos y donde nuestros hijos pueden incurrir en tentaciones semejantes porque quieren comprarse un par de zapatos de marca o mejorar el carrito viejo que los lleva a la escuela.

No sabemos porqué El Nuevo Herald se ha enfrascado en la tarea de insinuar que las mujeres de Cuba son prostitutas, difundiendo incluso las palabras de una abogada defensora cubana, quien hace declaraciones nada éticas en concordancia con su profesión, respecto a un caso aislado reciente, diciendo que en Cuba “lo único que no se ha racionado es el sexo” o la gran mentira de que una niña “tuvo que fallecer para que las autoridades prestaran atención”. Investiguen los señores de El Nuevo Herald para que digan cuánto ha hecho Cuba y cuánto hace, para evitar y prevenir ese tipo de conducta y para que descubran que en Miami no solamente no se ha racionado el sexo, sino que cada año se desata más y más.

Y por favor, cuando hagan ese trabajo no piensen en promocionar el periódico, despertando instintos lujuriosos, sino realícenlo como trabajadores sociales; enfocando las soluciones probables que podamos encontrarle al caso, como por ejemplo qué podemos disminuir el costo de matrículas de la antesala universitaria, darle seguimiento a los recién graduados, en especial a los de bajo ingresos, para que se cobijen en sus escuelas y se aparten de las tentaciones del dinero efímero que dan las drogas o el sexo mal administrado. Renuncien a la práctica del sensacionalismo y procuren reportajes con contenidos enaltecedores que ayuden a nuestros políticos. Esa es en realidad la función de Uds. como periodistas de una prensa local.

Claro, sabemos que El Nuevo Herald no puede hacer eso, porque aunque no es la prensa oficial de la oposición al gobierno cubano, es la prensa oficial de los movimientos insurgentes y terroristas que proclaman la caída del gobierno cubano y por eso se dedica a mentir, desvirtuar realidades y destacar cuánta miseria humana tiene lugar en esa tierra. Por eso proceden de esta manera, en lugar de actuar como una verdadera prensa donde sus buenos periodistas puedan realizarse como seres humanos y no caer en esa otra degradación moral de convertirse en títeres de la mafia política y económica que los aterroriza.

En Cuba hay mucha prensa extranjera registrada oficialmente y en ellas trabajan muchos de sus periodistas. Entre esa prensa hay periódicos como The Sun Sentinel del Condado Broward que es el Condado contiguo al norte de Miami Dade. La Agencia France Press, la Associated Press y muchos más, tienen allí sus oficinas. Estos periódicos son opuestos en su línea editorial al gobierno cubano, pudiéramos decir que son opositores, pero no conspiran ni favorecen exacerbar miserias humanas para confundir o crear malestares innecesarios. Por eso estos medios están autorizados a hacer periodismo en Cuba y por la otra razón que acabamos de exponer, a El Nuevo Herald no le está permitido inscribirse allí. No hay que ser adivino para saber esto.

Algo pasa en El Nuevo Herald en estos días que los ha hecho recurrir de nuevo a la bajeza de intentar disminuir la grandeza y dignidad de la mujer cubana.

Será quizás que quieren enrarecer el ambiente prepararando los ánimos de una ciudad muchas veces envenenada por semejante propaganda, para recibir en Miami a la embajadora del dinero Yoani Sánchez una vez que termine su debut teatral ante el Congreso estadounidense?

Yoani va a declarar ante ese Congreso que en Cuba se reprime a la oposición, cuando en realidad hace años que el gobierno cubano abandonó esa práctica, aun cuando quedan rezagos por superar.

Lo que Yoani no le dirá a ese Congreso es que en Cuba a quien se reprime realmente es a los agentes extranjeros, a los conspiradores y a los movimientos insurgentes que abogan por desmantelar el Estado. O sea, en Cuba se reprime a los mismos elementos, movimientos y organizaciones que reprime el Estado estadounidense.

Pero como El Nuevo Herald sabe la verdad de la falsa oposición cubana, quiere desviar la atención de las mentiras y falacias que anda propagando la señora Sánchez y prepara de este vil modo los ánimos de una comunidad secuestrada por la desinformación. Un periodismo de esta naturaleza sólo puede ser definido como amoral.

Pena debía darle a sus editores.

Esto es, en resumen, cómo lo pienso yo y cómo lo veo.

Lo escribo para deleite de quienes entienden, para los que no quieren entender y para aquellos que nunca entenderán.

*Lorenzo Gonzalo periodista cubano residente en EE.UU., Subdirector de Radio Miami.

Enviado por el autor a: Martianos-Hermes-Cubainformación

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