Por Arthur González*/Martianos-Hermes-Cubainformación.- Al leer las declaraciones de algunos funcionarios yanquis, entre ellos las de Mara Tekach, encargada de negocios de su embajada en La Habana, referidas al contrarrevolucionario Ariel Ruiz Urquiola, enviado a Europa con financiamiento del gobierno de Estados Unidos para hablar en la sesión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, y continuar la campaña fabricada por el Departamento de Estado contra las misiones médicas cubanas, cabe preguntarse: ¿Habrán perdido la memoria?


Ante la falta de una verdadera oposición a la Revolución cubana, y después de 60 años de fracasos y malgastar cientos de miles de millones de dólares en esos fabricados “disidentes”, pretenden agarrarse de uno de los más recientes contrarrevolucionarios, para difamar a Cuba.

Todo fue preparado con antelación y orientado a conformar un show mediático, incluida una fingida huelga de hambre, con el fin de llamar la atención y presionar a la Comisión de Derechos Humanos en Bruselas.

Fue así como lograron que una ONG le permitiera acreditarse para intervenir en dicha sesión, hecho denunciado por Cuba al comprobarse que no pertenece a la misma, viejo recurso empleado cada vez que pretenden acusar a la Revolución.

Pero lo más interesante es que Estados Unidos se olvida lo que afirman sus documentos oficiales, referente a la mala opinión que tienen de los “opositores cubanos”, aunque en público los aúpan y enaltecen, mientras secretamente dicen lo contrario.   

Un cable confidencial enviado al Departamento de Estado y a la CIA, desde la misión diplomática en La Habana, explica:

Cuando el gobierno de Cuba parece haber consolidado una posición de indiscutible autoridad a lo interno, vale la pena preguntarse qué hace la oposición política cubana y qué papel puede desempeñar en el futuro… No es probable que el movimiento disidente pueda reemplazar al gobierno cubano… Es preciso que busquemos en otra parte, incluso dentro del propio gobierno, para identificar a los más probables sucesores del régimen de Castro… Pese a sus afirmaciones de que representan a “miles de cubanos”, nosotros vemos muy pocas evidencias de ese apoyo”.

El Departamento de Estado debería publicar esos criterios para que el mundo conociera la realidad de esos fabricados “disidentes”, como también pudiera hacer la CIA, quien es sus Estimados de Inteligencia sobre Cuba, presenta opiniones coincidentes sobre esos parásitos, que viven del dinero asignado por Washington.

Uno de esos documentos muy secretos de la Agencia Central de Inteligencia, desclasificado en 2001, expone:

Esos grupos seguirán siendo pequeños y dispersos. Es improbable que de forma directa provoquen acontecimientos amenazantes para el régimen... algunos siguen esperando, de manera ingenua, que se les permitirá organizarse abiertamente. Además, la capacidad de los disidentes para influir en los acontecimientos, continuará limitada por las rivalidades… Uno o más líderes disidentes pudieran aumentar la viabilidad de su causa, al atraer un importante apoyo internacional o financiamiento”.

Estas consideraciones reafirman la estrategia yanqui de construir una plataforma opositora interna en la Isla y de ahí que aprovechen cada hecho y personas que estén dispuestas a ejecutar una acción pública, aunque se trate de delincuentes comunes sin prestigio social, pues su interés es construirle una imagen de “disidente”, como hacen con el delincuente José Daniel Ferrer, quien se enriquece con los de dólares que le envían.

Recientemente pretendieron convocar una manifestación de protesta en La Habana, adicionándole el tema racial por la muerte de un delincuente que atacó e hirió a un policía, queriendo hacer un símil con el caso del asesinato de George Floyd, algo tomado por los pelos, porque su muerte fue en defensa personal, cuando el agente del orden cubano estaba herido en el suelo por los golpes recibidos del malhechor.

A esa acción, se sumaron de inmediato el Subsecretario de Estado Michael G. Kozak, los senadores Marco Rubio y Rick Scott, en total injerencia en los asuntos internos de Cuba.

La campaña mediática fue orientada por el propio Departamento de Estado, pero ante la ausencia de una oposición a la Revolución, la vida dio la razón a los analistas de la CIA.

Esos, si saben que en Cuba no hay olas represivas, como divulga la prensa pagada por el Departamento de Estado, porque no hay a quien reprimir ante la inexistencia de “opositores”. Cuba no es Chile, Bolivia, o Francia, donde el pueblo se lanza a las calles a reclamar justicia social.

¿Por qué no hay una reacción oficial de Estados Unidos contra esos abusos policiales que provocan heridos, mutilados y muertos?

¿Por qué no llevaron a la Comisión de Derechos Humanos en Ginebra, a la familia de George Floyd y a estudiantes chilenos que perdieron sus ojos por la cruel represión del gobierno de Sebastián Piñera?

¿Dónde están las numerosas organizaciones financiadas por la USAID, la NED y el Departamento de Estado, que no confeccionan comunicados para condenar las víctimas en Estados Unidos, Bolivia, o Chile?

Silencio cómplice hacen a diario los lacayos del imperio: Reporteros Sin Fronteras, CADAL, Observatorio Cubano de Derechos Humanos, la Sociedad Interamericana de Prensa, el PEN Club Internacional, la Asociación Pro Libertad de Prensa y la OEA.

Todas callan ante las verdaderas violaciones de los derechos de los pueblos latinoamericanos y ninguna condena los asesinatos de líderes sociales en Colombia, la persecución de los líderes bolivianos y mucho menos la invasión mercenaria organizada por Estados Unidos contra Venezuela.

Esa vieja y fracasada estrategia yanqui la delineó claramente en 2013, Tomas Bilbao, Director Ejecutivo del Grupo de Estudio de Cuba en Washington, durante una entrevista para la prensa, cuando declaró:

“El Grupo de Estudio de Cuba se conformó con el objetivo de responder de una manera estratégica para el dilema cubano, y ayudar a facilitar el Cambio, centrándose en ayudar al pueblo cubano… Estados Unidos perdió una gran oportunidad estratégica de ayudar directamente a la sociedad civil, con el contacto de pueblo a pueblo, para hacer a Cuba más dependiente de Estados Unidos y menos dependiente de Venezuela”.

“Hemos hecho que sea más difícil para los disidentes obtener acceso a los recursos, y que sea menos probable que los cubanos de la Isla puedan ser menos dependientes del gobierno cubano”.

Criterios asumidos por Barack Obama y en cierta medida coincidente con varios análisis de la CIA.

La verdad no se puede ocultar y 60 años de resistencia lo confirman, porque como expresó José Martí:

“La lucha cansa menos cuando la corona la victoria”

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