Paco Azanza Telletxiki - Cubainformación - Baraguá.- El primer Primero de Mayo que se celebró en Cuba fue en 1890, dos años antes de que José Martí creara el Partido Revolucionario Cubano para hacer la Revolución de 1895; aunque ésta, iniciada realmente en 1868 con el Grito de la Demajagua, no pudo ser realidad hasta enero de 1959. Fue a partir de este año, precisamente, cuando en Cuba los primeros de mayo comenzaron a ser diferentes a los que hasta entonces se habían realizado. La razón es bien sencilla: Cuba dejó de ser neocolonia estadounidense, y la inmensa mayoría de su población decidió que la tierra de Martí y de Fidel fuera un país socialista.

 

El socialismo no es sinónimo de perfección; eso los revolucionarios cubanos lo saben más que de sobra. A ninguno de ellos les he oído decir que lo que tienen es algo perfecto —no olvidemos que el socialismo es la fase inferior del comunismo—. Por eso nunca cesarán las necesarias críticas al experimento que ellos mismos realizan, más bien todo lo contrario; pero siempre lo harán como señalara El Apóstol: “con un solo pecho y una sola mente”, lo que sin duda desquicia al enemigo.

Por más que éste se empeñe en hacernos creer lo contrario, en Cuba, Gobierno y pueblo son una misma cosa; así lo certifica muchísimos hechos acaecidos a lo largo de más de 61 años. En la patria de Martí y de Fidel es el pueblo quien decide. El gobierno revolucionario, elegido por la población desde la base, no toma ninguna decisión importante sin antes discutirla con sus gobernados y contar con la aprobación de la mayoría de éstos.

Con la cuestión laboral sucede más de lo mismo. No es extraño, pues, que, al igual que en otros importantes acontecimientos, la dirección de la Revolución participe en el Primero de Mayo junto a los trabajadores y trabajadoras; lo que, por razones obvias, no sucede en casi ningún país del mundo.

Los trabajadores cubanos no aprovechan su Día Internacional para reivindicar derechos negados, en unos casos, y arrebatados, en otros, por sus gobernantes, como lo hacen los pertenecientes a los países capitalistas, porque no tienen ninguna necesidad de hacerlo. Luego de la gran crisis económica mundial que tanto recortes sociales y tanto desempleo ha generado —lo mismo está sucediendo ahora con la pandemia de la Covid-19—, Cuba mantiene los más elementales servicios sociales intactos, incluso sigue mejorándolos de manera notable. Así, la sanidad y la enseñanza, ampliamente recortadas en otros países, en la Isla siguen siendo de calidad y gratuitas. Cuando el desempleo se disparó alarmantemente por doquier, en Cuba, a pesar de la reducción de plantillas infladas que se llevó a cabo hace unos años, prácticamente existe el pleno empleo.

Y es que Cuba revolucionaria nunca ha dejado a nadie en el desamparo —ni siquiera durante el crudo Período Especial—, porque el socialismo es un sistema diseñado para alcanzar el bienestar de TODA la población, no sólo el de unos pocos. Se entiende, pues, por qué en Cuba los primeros de mayos son diferentes a los de los países capitalistas, por qué mientras en la Isla es día de celebración, en otros muchos lugares lo es de reclamación.

Este año, igual que el pasado, por aquello de la pandemia no será celebrado de manera multitudinaria. Pero seguro que los y las trabajadoras cubanas estarán a la altura de día tan importante.

Cada Primero de Mayo el pueblo cubano muestra al mundo la envidiable unidad que les mantiene invictos durante más de 61 años, y enarbola de manera consciente y entusiasta la bandera del socialismo.

 

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