En su reflexión “El mundo medio siglo después”, con motivo del 51 aniversario de la Revolución Cubana, Fidel hace alusión a la consecuencias de la lacra del analfabetismo en Cuba antes de 1959 cuando plantea: “Los yankis, apagadas las ardientes llamas de nuestras batallas por la libertad, se habían arrogado la tarea de pensar por un pueblo que tanto luchó por ser dueño de su independencia, sus riquezas y su destino. Nada en absoluto, ni siquiera la tarea de pensar políticamente, nos pertenecía.
¿Cuántos sabíamos leer y escribir? ¿Cuántos llegábamos siquiera al sexto grado? Lo recuerdo especialmente un día como hoy, porque ese era el país que se suponía pertenecía a los cubanos. No cito más cosas, porque tendría que incluir muchas más, entre ellas las mejores escuelas, los mejores hospitales, las mejores casas, los mejores médicos, los mejores abogados. ¿Cuántos éramos los que teníamos derecho a ello? ¿Quiénes poseíamos, salvo excepciones, el derecho natural y divino de ser administradores y jefes?”
La culminación de la Gran Campaña de Alfabetización, emprendida por el pueblo cubano en el año 1961, representó el inicio de una nueva etapa en la educación cubana, se creó y consolidó un Sistema Nacional de Educación que garantiza de manera gratuita y obligatoria, la educación básica para todos los niños y adolescentes. También la creación del Subsistema Nacional de Educación de Adultos posibilita la educación permanente de las personas jóvenes y adultas, sobre la base de una Educación para Todos.
Los logros de la Revolución Cubana en materia de educación son el argumento fundamental para que en la propia reflexión Fidel planteara: “…Cuba es, sin duda, uno de los países políticamente más instruido del planeta; había partido del más bochornoso analfabetismo…”