Carlos Miguel Molina Soto, asesor del Programa de alfabetización en Sevilla mediante el programa cubano Yo sí puedo – Cubainformación.-Tras el desbastador terremoto que tuvo lugar en Haití el pasado 12 de enero, desde todos los rincones de la tierra la Comunidad Internacional se ha prestado a la ayuda a ese país, considerado uno de los más pobres del orbe.
El caso ocupa la primera plana de los medios noticiosos en todo el mundo, los más poderosos se hacen eco de la ayuda que envían los países más ricos, unos aportando alimentos y personal especializado para las laboras de saneamiento y rescate y otros como los Estados Unidos, enviando miles de infantes, marines y tropas aerotransportadas de de la 82 División, conjuntamente con otras fuerzas militares.
El caso es que ninguno habla de lo que ha hecho, hizo y está haciendo Cuba, junto a otros países del Tercer Mundo por ese hermano país caribeño. En la recién concluida reunión del Consejo Político extraordinario del ALBA, efectuada en Caracas, Venezuela, el pasado 24 de enero Bruno Rodríguez Parrilla, Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba planteó en su intervención:
“Desde el año 1998 Cuba, con la cooperación de otros países del ALBA, atendió a 13 millones de pacientes haitianos, visitó a 5 millones e pacientes en sus casas, hizo 103 000 partos, 207 000 cirugías y se calcula que se han salvado cientos de vidas con ese esfuerzo”.
“Más de 26 000 haitianos fueron operados de la vista; se han graduado en un país del ALBA más de 900 jóvenes haitianos, y estudian ahora alrededor de 600…”, ese país del ALBA es Cuba.
Cuando Cuba creó el novedoso programa de alfabetización “Yo, sí puedo” en el año 2002, su primer escenario fue Haití, primero con la radio como soporte tecnológico y luego con la televisión y el vídeo, lo que ha permitido sacar a 160 mil haitianos de la oscuridad de la ignorancia.
El “Yo, si puedo” estaba en Haití cuando el terremoto, no por casualidad ni porque estaba esperando una catástrofe de tal magnitud para hacer sentir su presencia, sino porque la cooperación de Cuba es generosa y solidaria, sobre todo, con aquellos países que más lo necesitan, aunque no tiene excepción, siempre que esté enfocada a fines humanitarios y sobre la base del respeto y el entendimiento mutuo.
