Lázaro Barredo Medina - Granma.- Tras dos días de actividades en Venezuela, el General de Ejército Raúl Castro Ruz sale temprano en la mañana hacia el aeropuerto de Maiquetía, adonde acude el Presidente Chávez para despedirlo.


Raúl tuvo un fraternal encuentro con el Presidente ecuatoriano Rafael Correa.

Emociona escuchar a los jóvenes cadetes, formados en guardia de honor, cantar la letra de los himnos nacionales de Venezuela y de Cuba, mientras una batería de artillería dispara 21 salvas de salutación a Raúl en su despedida de Caracas.

El avión parte pasadas las 9 de la mañana, estará cerca de cinco horas en vuelo hacia Salvador de Bahía, Brasil, donde se celebrarán las Cumbres del MERCOSUR, el Grupo de Río y la primera que reúne a los Jefes de Estado o de Gobierno de todas las naciones latinoamericanas y caribeñas.

En un ambiente cordial Raúl conversó con el Presidente mexicano Felipe Calderón.

Sobre las 3 y media de la tarde, hora de Brasil, el avión aterriza en el aeropuerto Luis Eduardo Magallaes, donde Raúl recibe la bienvenida del jefe de Protocolo de la cancillería, George Monteiro Pratta, Bernardo Pericas, embajador de Brasil en Cuba y nuestro embajador en Brasil, Pedro Núñez Mosquera.

Salvador de Bahía tiene muchas similitudes con Cuba. Situada en una península en la costa del Océano Atlántico, la ciudad es un centro político, económico y cultural de Brasil y está situada a unos 1 500 kilómetros de Brasilia, la capital.

Fue fundada en 1549 y rápidamente se convirtió en el mayor puerto brasileño y en la primera capital de la colonia, centro de la industria azucarera y de la trata de esclavos provenientes de África; de la misma manera, fue la base del movimiento independentista a finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX.

Antes de abordar el automóvil en que se trasladará hacia el complejo hotelero Costa de Sauípe donde se realizarán las reuniones, a 75 kilómetros de la ciudad, el Segundo Secretario del Partido responde a los periodistas que espera esta Cumbre sea una buena reunión que conduzca hacia propósitos más integradores. Es la misma posición planteada por el Comandante en Jefe en esta misma ciudad 15 años atrás, en 1993, cuando se celebró la III Cumbre Iberoamericana.

Las preguntas que le hacen responden a la expectativa creada. No pocos medios de prensa brasileños y extranjeros han estado señalando en las últimas horas en sus informaciones y comentarios que Raúl es la atracción política de la Cumbre o el Jefe de Estado más esperado.

Cerca de una hora después llega al hotel y recibe la bienvenida de una fornida mujer bahiana, engalanada con un típico traje folclórico de las antiguas negras esclavas. La mujer le desea mucha salud y durante unos minutos sostienen una cordial conversación en la que sale a relucir la similitud de culturas y costumbres entre Cuba y Salvador de Bahía, partiendo de las raíces africanas.

Al avanzar hacia el interior del complejo hotelero, el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros es abordado por varios periodistas, entre ellos Lucía Newman, antigua corresponsal de la CNN en La Habana.

El tema que más impacta a todos, incluso a los propios cubanos presentes, es la fuerza con que responde a la periodista sobre la disposición cubana al diálogo con Estados Unidos:

Esa disposición la hemos afirmado públicamente en tres ocasiones, le responde, e inmediatamente le subraya que cualquier negociación debe partir de la ausencia total de garrote y zanahorias, en igualdad de condiciones y sin la más mínima sombra a la soberanía de Cuba. No haremos concesiones, añade con voz grave.

Raúl a continuación es enfático: la época de los gestos unilaterales se acabó. Gesto por gesto o nada. Cuba no ha agredido a los Estados Unidos, ha sido nuestro pueblo el que ha sufrido agresiones de todo tipo.

Es una argumentación inobjetable, deja en silencio a sus interlocutores. Durante buena parte de la historia de la Revolución cubana, muchos personeros de la política estadounidense, como expresión de la doble moral de su conducta, esgrimen siempre condicionalidades o reclaman gestos cubanos para entrar a analizar la posibilidad de ofrecer "respuestas calibradas" que irónicamente van escalando en sus exigencias.

Martes 16, maratónica jornada

Comienza a primera hora, con el recibimiento por parte del Presidente Luis Inacio Lula Da Silva de los Jefes de Estado que integran el MERCOSUR y otros como Guyana, Surinam, México y Cuba, que asisten como invitados. Lula saluda gratamente a Raúl, se siente contento de su presencia. Así lo confirma en su discurso inaugural al iniciar sus palabras con la cálida bienvenida en su primer viaje a Brasil y en a particular a Bahía, que se parece mucho a Cuba, dice.

Todos los jefes de delegaciones, miembros e invitados, hablan en la sesión y en las palabras de todos, con diversos matices y apreciaciones, una idea queda muy clara y precisa y es la necesidad de fortalecer los lazos de concertación regional como condición indispensable para enfrentar la difícil coyuntura provocada por el sistema económico internacional.

Raúl es uno de los últimos en hablar. Sus palabras son bien acogidas, se aprecia en algunos rostros la complacencia por la referencia al mensaje de saludo de Fidel y el reconocimiento cubano a los esfuerzos integracionistas que se han tratado de llevar adelante por el MERCOSUR.

Es ya casi el mediodía, Lula declara el receso para dar paso a una reunión extraordinaria de UNASUR, y el Presidente cubano intercambia impresiones con Bharrat Jagdeo, Presidente de Guyana, viene a saludarlo la Presidenta argentina Cristina Fernández y durante varios minutos intercambian opiniones, lo mismo sucede con el Presidente panameño Martín Torrijos y el canciller Samuel Lewis. En el camino hacia la salida, recibe igualmente el afecto de ministros y gobernadores brasileños que asisten a la cita, y de otros dirigentes sociales y funcionarios latinoamericanos.

El General de Ejército acude entonces a uno de los salones de protocolo aledaños al salón principal. Allí conversa en un ambiente cordial y distendido con el Presidente mexicano, Felipe Calderón.

Luego asiste a un almuerzo que ofrece el Presidente Lula en honor a todos sus colegas de América Latina y el Caribe y luego va a la toma de la foto oficial donde comparte alegremente con el Presidente venezolano, Hugo Chávez.

En horas de la tarde comienza la Cumbre de los Jefes de Estado de América Latina y el Caribe que ha provocado una gran expectativa, porque indudablemente los problemas actuales del planeta exigen una gran cuota de voluntad y disposición política para poder cumplir adecuadamente con los objetivos previstos en su convocatoria.

Tras las palabras inaugurales del Presidente Lula, comienzan las intervenciones de varios Jefes de Estado, entre ellas la de Raúl. En la medida que va expresando los criterios y posiciones de Cuba, estimuladoras a la integración y la acción, se aprecia no solo la atención de los delegados y funcionarios presentes, sino también el movimiento de sus cabezas en señal aprobatoria de lo que está diciendo.

A partir de ese momento queda como un registro su llamado a la persuasión de que el reto de esta Cumbre es pasar de las palabras a los hechos, de la misma manera su planteamiento de que es esencial que la Cumbre tenga seguimiento en lo que acuerde y no se convierta en una reunión para pronunciar discursos y verse las caras.

Ese criterio es importante, porque como han expresado varios analistas, en esta reunión hay concepciones encontradas, lo cual se apreció en los discursos pronunciados por varios Jefes de Estado, porque mientras para algunos la actividad comercial debe constituirse en el eje dinamizador de todos los proyectos, para otros el intercambio económico debe estar orientado por la solidaridad, la cooperación y la complementariedad, antes que por la competencia, como sucede en la mayoría de los esquemas actuales.

En la noche, la reunión recesó para dar paso a la Cumbre Extraordinaria del Grupo de Río, presidida por el Presidente mexicano Felipe Calderón, en la cual se dio ingreso oficial a nuestro país.

La reunión fue una hermosa e inolvidable jornada de amistad, patentizada en los discursos de numerosos amigos y dejará para la historia la emocionante y contundente pieza histórica que pronunció Raúl, la cual ameritará más de una lectura por la enorme cantidad de verdades contenidas y el sentimiento, que todos los cubanos compartimos, de que lo único lamentable es que Fidel, nuestro Comandante en Jefe, no haya podido estar presente en este momento.

Muy orgullosos nos sentimos todos los que estuvimos aquí, porque la inmensa mayoría de los Jefes de Estado pasaron a felicitarlo, lo abrazaron y ese es el reconocimiento al papel que nuestro país y nuestro pueblo han ganado con su esfuerzo, su desprendimiento y su ética revolucionaria.

En la noche, el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros tuvo un fraternal encuentro con el Presidente ecuatoriano Rafael Correa.

Fue una jornada satisfactoria y reconfortante, a pesar de la intensidad de trabajo que la ha caracterizado.

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