A 10 años de la aprobación de la Constitución Bolivariana

“Una revolución tiene que desprenderse de las armas melladas del capitalismo, si no el capitalismo termina engulléndose a la revolución”. Hugo Chávez, en el Congreso Extraordinario del Partido Socialista Unido de Venezuela, PSUV (21-11-2009)

Manuel de la Fuente - Cubainformación.- Han pasado más de 10 años desde la aprobación de la Constitución Bolivariana que inauguró la V República en Venezuela y puso sobre el papel lo que las masas venezolanas ya habían demostrado poco antes en las urnas y en las calles, enviando al basurero de la historia el sistema putrefacto del régimen anterior.

Texto publicado en Cubainformación en papel nº 12 - Invierno 2009-2010


La Venezuela de aquellos años anteriores a la revolución, de servidumbre al imperio estadounidense y de sometimiento del pueblo al poder de la oligarquía, ha sido vapuleada por la decidida entrada en escena de la clase obrera, los campesinos, los jóvenes y la contundencia y firmeza del proyecto revolucionario liderado por Chávez. Pero después de todos estos años el camino aún no ha concluido. El propio Presidente ha aludido, en el marco del I Congreso Extraordinario del PSUV el pasado mes de noviembre, a la necesidad de barrer para siempre los restos del capitalismo, mientras sostenía en su mano la obra de Lenin, El Estado y la Revolución.

La necesidad de completar la revolución
Los logros de estos 10 años han sido enormes, especialmente en materia educativa, sanitaria y de políticas sociales, con un papel destacado de las misiones bolivarianas. El propio Presidente daba recientemente algunas cifras extraordinarias de avances en este sentido: en 1999 en Venezuela estudiaban 668.000 estudiantes en la universidad, hoy lo hacen 2.260.000 . Otro ejemplo, según datos de la ONU, en 1999 casi la mitad de la población venezolana (49,4%) vivía en la pobreza, cifra que en 2008 se había reducido en 21,8 puntos y seguía bajando, una reducción de más del doble de lo que se ha conseguido reducir en el conjunto de América Latina en el mismo periodo (9,8%) . El único recurso de la derecha y la oligarquía para contrarrestar estas cifras que se extienden al conjunto de la vida social venezolana no puede ser otro que la mentira y la manipulación, como constantemente podemos comprobar por parte de la mayoría de los medios de comunicación en el Estado español. Sin embargo, como el propio presidente Chávez ha venido reconociendo en los últimos tiempos, la revolución aún no se ha completado y se hace necesario desprenderse de las herramientas obsoletas y tramposas que el sistema capitalista conserva a día de hoy en Venezuela. Por citar sólo algunas: puntos importantes como el sistema financiero sigue en manos de la oligarquía,  al igual que sectores importantes de la industria, así como también la falta de una reforma agraria llevada hasta las últimas consecuencias o un cambio sustancial en el viejo aparato del Estado, en el que siguen presentes algunos elementos burocráticos de la época anterior. Frente a esto, los elementos positivos abundan en el otro lado, el de la participación por abajo del pueblo en los momentos decisivos, como lo fue por ejemplo el referéndum por la enmienda constitucional de febrero de 2009, o los batallones y el proceso de elección de delegados y voceros del recientemente creado PSUV, cuya afiliación supera la vertiginosa cifra de 7 millones de personas. Apoyarse en la base de la revolución, en sus elementos más avanzados, es requisito indispensable para completar el proceso, que a su vez será la mejor garantía para evitar cualquier avance de la reacción en Venezuela.

Honduras, bases en Colombia… y otros peligros: el látigo de la contrarrevolución sigue azotando
Hoy el imperialismo estadounidense intenta presentar su cara amable para hacer la misma política reaccionaria y mezquina de siempre. Pero lo hechos no engañan y las amenazas se materializan en asuntos tan claros como las bases gringas en Colombia y el golpe de estado en Honduras, elementos que el imperialismo intenta presentar como absolutamente inconexos, pero que constituyen un serio aviso de sus planes para la región.  Hasta el momento, cada ataque que ha padecido la revolución en Venezuela ha contado con una respuesta decidida, y eso ha permitido que todos los planes contrarrevolucionarios hayan fracasado. Sin embargo, si algo ha demostrado la rica historia de la revolución cubana es que el enemigo nunca descansa, y es necesario fortalecer y profundizar el proceso revolucionario. En este sentido hay que recordar que las amenazas están fuera pero también dentro de Venezuela: de un lado la burguesía nacional, que ha intentado sabotear el proceso en incontables ocasiones, pero también sectores burocratizados que controlan ciertos resortes del Estado y sobre los que el Presidente ha alertado en numerosas ocasiones: “no puede haber por ejemplo un solo alcalde socialista, del PSUV, gobernador o gobernadora, o alcaldesa, presidente, o ministro, o alto funcionario, que llegue a un cargo, bien sea por elecciones o bien sea por designación y llegue allí a fortalecer el viejo estado” .

El ALBA: una muestra del cambio revolucionario en Latinoamérica
La revolución cubana jugó con honor durante décadas el papel de ser el elemento que mantenía la bandera de la izquierda bien alta en el continente, pero hoy no está sola: además de Venezuela y Bolivia, donde Evo acaba de ganar nuevamente unas elecciones con amplia mayoría, Nicaragua y Ecuador viven procesos en los que las masas se han decantado claramente por las recetas antiimperialistas, algo que se ha expresado en la cristalización del ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América) como un proyecto alternativo a los intereses del capitalismo que tan macabros resultados ha dejado en la región, y que defiende posiciones de cooperación entre los Estados miembros en materia política social y económica, pero también en ámbitos tecnológicos, de investigación o de comunicación. El ALBA ha cerrado el 14 de diciembre pasado en La Habana su VIII Cumbre de forma exitosa y la próxima cita será el próximo 19 de abril de 2010 en Venezuela.

“O socialistas o mártires”
Los cambios han sido muchos en esta última década. La experiencia concreta ha demostrado en Venezuela que no existen vías intermedias para guiar los destinos de la humanidad, y que como le gusta repetir al presidente Chávez recordando a la gran revolucionaria Rosa Luxemburgo la elección siempre es entre el socialismo o la barbarie. En estos 10 años la heroicidad de la clase obrera y la juventud venezolana se ha escrito con letras mayúsculas en momentos tan importantes como el fracasado golpe de 2002. Sin embargo, los éxitos han de servir para acabar de recorrer el camino, y tal y como afirmaba el Presidente Chávez en el reciente I Congreso Extraordinario del PSUV, parafraseando a aquel joven Fidel de antes del 59, “o Venezuela es un país socialista o seremos mártires”. Y la receta apremiante, como antaño se hizo en Cuba, hoy pasa en Venezuela por nacionalizar la banca, la tierra y los grandes monopolios, porque el pueblo venezolano ha decidido desde hace ya más de 10 años no ser mártir.
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