Daniela Marcos Bello - La República.- Una exquisita velada cultural dedicada al medio siglo de vida de la Revolución Cubana y que contó con la asistencia de varios cientos de personas provocó un ataque de furibunda histeria política de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre.
Encaramada en los últimos tiempos en una pronunciada espiral anticubana que bien puede emular con las de su preceptor José María Aznar, la gobernante –que no dueña- de la capital española atacó públicamente a la Casa América de Madrid por acoger el acto celebrado el jueves en la sala Gabriela Mistral en homenaje a los 50 años del proceso revolucionario en la isla antillana.
Así, cual ama y señora de almas vivientes y bienes existentes en la ciudad, Aguirre dejó a un lado las ocupaciones que realmente debe atender -y por las cuales cobra su salario- para vociferar contra el festejo por Cuba, aunque pocos dudan que esa actuación también tiene una jugosa remuneración, y no solo de carácter político, proveniente de la embajada de Estados Unidos en España, encabezada por otro Aguirre (Eduardo), como embajador.
Ya a finales del 2008, la lideresa derechista embadurnó su mensaje de fin de año con otra agresión verbal contra Cuba, fuera de todo contexto y medida, al parecer para cumplir con su cuota mensual predefinida de bilis anticubana.
Pero sucede que la Casa América, fundada en 1992, es precisamente eso, la morada que tienen aquí los latinoamericanos para celebrar sus fechas, homenajear a sus próceres y figuras, enaltecer su arte y cultura y, además, fortalecer los lazos que los unen a España por razones históricas, culturales y hasta familiares.
Por esa razón, el majestuoso edificio que la alberga en el mismo corazón de Madrid, frente al Paseo del Prado, la Plaza de Cibeles y el emblemático Palacio de Comunicaciones, a cien metros de la Puerta de Alcalá y casi a la entrada de la Gran Vía luce en su fachada las banderas de todos los países de América Latina.
Y sus salas llevan los nombres de Simón Bolívar, Pablo Neruda, Gabriela Mistral, Diego Rivera, Frida Khalo y Julio Cortázar, además de Bartolomé de las Casas y Miguel de Cervantes.
Ningún otro lugar en Madrid más propicio para rendir tributo a uno de los más importantes hechos históricos del Siglo XX en esa parte del mundo: el 50 aniversario de la apertura de un proceso político, económico y social de trascendencia mundial hasta nuestros días.
Una efeméride que la Casa Madrid recordó durante noviembre y diciembre pasados con una exposición del fotógrafo Alberto Korda, la proyección de varias películas y la celebración de mesas redondas.
La muestra de fotos, titulada Conocido desconocido, reflejó la historia de Cuba desde 1956 a 1968 en las imágenes de quien fue el autor de la mundialmente difundida imagen del guerrillero Ernesto Che Guevara, otra legendaria figura de la historia cubana burdamente atacada por Aguirre.
Finalmente, varios cientos de personas –españoles, cubanos, latinoamericanos- acudieron la noche del jueves a la velada que estuvo marcada por excelentes ofertas de cantantes, músicos y poetas, dirigidos todos por la actriz Alicia Hermida, hermosa en su profesionalidad y desbordante en su amor por Cuba.
Es que "la Revolución vale por lo que significa de esperanza para los que nunca tuvieron esperanza; por lo que significa de atención y de recuerdo para los que siempre fueron olvidados, por lo que significa para el hombre al que ha redimido", como expresó el embajador cubano, Alberto Velazco San José.
Y añadió, aún sin conocer los ataques de Aguirre contra la Casa América: "Si quisiéramos medir el mérito de nuestra Revolución y el valor de nuestra Revolución, sería suficiente observar el odio que contra ella sienten los grandes intereses reaccionarios del mundo, bastaría observar el odio que contra ella siente la prensa más reaccionaria del mundo".
Les duele que cumplamos 50 años y más les dolerá cuando nos sigan viendo celebrar nuestro triunfo en los próximos 50 años, concluyó.
A Esperanza Aguirre le duele y fuerte
