Luis Morales Blanco - La Damajuana.- Indudablemente, el triunfo de la Revolución Cubana significó para Estados Unidos la pérdida de Cuba como colonia y eso era algo inadmisible para la elite de poder. Más adelante las reformas emprendidas en la isla y el espíritu independentista de Fidel Castro y el resto de los líderes cubanos impedían el hasta entonces tranquilo sueño imperial.


Las intrigas contra la isla, comenzaron a fortalecerse después de que el vicepresidente Richard Nixon se reunió con Fidel Castro en New York en 1959. El primero intentó tratar a Fidel con arrogancia y desprecio, y declaraba al presidente Eisenhower que Castro era otro comunista y que "debía ser eliminado". Así, sin más ni más

Pronto el entonces inquilino de la Casa Blanca inicia una agresión ora abierta, ora furtiva contra la isla. Antes de la invasión por la solitaria Bahía de Cochinos era cosa de todos los días el financiamiento de grupos subversivos y terroristas dentro de Cuba, abastecimiento aéreo de equipos y armamentos a grupos armados en áreas remotas de Cuba como las montañas del Escambray, propaganda contra el gobierno a través de las emisoras Radio Swan y Radio Escambray, ambas desde la isla Swan en El Caribe.

Una breve cronología resulta ilustrativa: en mayo de 1960, Eisenhower ordena a la CIA entrenar una fuerza militar formada por exiliados cubanos y en agosto asigna 13 millones de dólares para financiar esta operación militar.

En Nicaragua, Guatemala y Puerto Rico fueron creadas varias bases de operación.

En Noviembre de 1960 una brigada de mercenarios, en su mayoría provenientes de clases adineradas y ex-aliados de Batista, comenzó el adiestramiento bajo el auspicio de la CIA.

El 15 de abril de 1961 aviones disfrazados con insignias cubanas, pero en realidad procedentes de Centroamérica y tripulados por mercenarios, bombardearon aeropuertos cubanos en La Habana y Santiago de Cuba, causando varios muertos y daños. EEUU alegó en la ONU que eran pilotos cubanos sublevados contra la Revolución.

Era el prólogo de la invasión a Cuba, por una Brigada contrarrevolucionaria, armada, entrenada y transportada por EEUU, que arribó por la Ciénaga de Zapata la madrugada del 17 de abril. Todo el pueblo se movilizó, y el Ejército y las Milicias, dirigidos por Fidel, contraatacaron de inmediato. En menos de 72 horas de duros combates fueron derrotados los mercenarios, quienes se rindieron en Playa Girón al atardecer del día 19. Más de 150 combatientes revolucionarios murieron, y varios civiles fueron asesinados por la aviación de los invasores.

Poco después más de mil 200 prisioneros fueron entregados, generosamente por el Gobierno cubano a sus amos yanquis, quienes reconocieron ese hecho al entregar a cambio de "quienes vinieron como cocineros" medicinas y alimentos para los niños cubanos.

El área de Bahía de Cochinos (Playa Girón) fue escogida para la operación por dos razones estratégicas: está rodeada por pantanos que los organizadores pensaron que proveerían una barrera natural de protección contra las fuerzas del gobierno cubano, con solo dos carreteras de acceso en malas condiciones, no solamente reforzaba la protección adicional a la brigada, sino, le daba una mayor oportunidad a la seguridad contra ataques. Cayeron es su propia trampa.

Los mercenarios esperaban que Los Estados Unidos invadieran a Cuba y así fácilmente asumir el poder, ellos proyectaban preservar el área por 72 horas, y lograr el reconocimiento político de Estados Unidos los EE.UU ¡Tremendo chasco!

La pujanza y honor de los cubanos se sobrepuso a la superioridad numérica del enemigo desmotivado y desmoralizado política y militarmente.

Para el pueblo cubano los invasores no representaban ni sus intereses ni sus deseos. El error más grande fue que los mercenarios subestimaron la voluntad y valentía del pueblo cubano.

Ellos no fueron vistos como libertadores, sino como los viejos dueños que simplemente querían retomar sus propiedades y devolverle a Cuba la corrupción existente antes del 59. Finalmente el espíritu de defensa del pueblo y su rechazo a los invasores condujo a la victoria.

Tres jornadas de fuego y sangre bastaron para aplastar a los efectivos enemigos, hace 49 años; la famosa "cabeza de playa" que los invasores quisieron erigir en suelo cubano para luego clamar por sus amos, era destruida de modo contundente.

Como mismo los yanquis no pueden perdonarnos que construyamos una Revolución socialista en sus propias narices, tampoco pueden perdonar su gran derrota militar en este continente acaecida precisamente en las arenas de Playa Girón.

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