Gracias a un convenio de cooperación entre Cuba y Venezuela, la primera parte de la inversión abarca el cambio integral hacia una tecnología de avanzada, además del diseño, montaje y funcionamiento de una unidad de tratamiento para el turbo combustible; la reparación capital de sus tres plantas, y modernización en el muelle y su sistema de carga. 
 En una reciente visita a la refinería, enclavada en la bahía de Cienfuegos, Alí Rodríguez Araque, embajador de la República Bolivariana de Venezuela en la Isla, declaró a la prensa local que la inversión realizada, junto al incremento de la capacidad de almacenaje de la base de supertanqueros de Matanzas y la reactivación del oleoducto, establecen condiciones clave para el sector petrolero, particularmente de la región del Caribe. 
 Según el diplomático venezolano, la Empresa Mixta PDVSA-CUPET surgió a partir de los acuerdos energéticos firmados entre los dos países. Explicó que, de acuerdo al cronograma fijado, los plazos de ejecución se cumplen adecuadamente. De esa manera, a finales de año la planta debe comenzar la puesta en marcha de la primera etapa de su inversión. En ese caso, producirá gas licuado, gasolina, turbo combustible, diésel y fuel oil.  
 Para una segunda etapa, el proyecto prevé procesar hasta 108 mil barriles diarios. Con ello se generará más cantidad de productos como gasolina y turbo combustibles. 
 Los antecedentes constructivos de la refinería de petróleo cienfueguera tienen su data en la década del 80. Con la asistencia técnica de la ex Unión Soviética, inició su funcionamiento en 1991. Más tarde, con el colapso del sistema socialista en aquel país, el Gobierno cubano decidió paralizar su labor en 1995 ante la inexistencia de los recursos necesarios.
 Según el embajador Alí Rodríguez, la actual reactivación de la planta representará un duro golpe al bloqueo que mantiene los Estados Unidos contra Cuba, además de responder a las estrategias de integración, defendidas por el programa de la Alternativa Bolivariana para las Américas.