Fidel Castro Ruz - La Habana.- Querida Katiuska:
Hoy es la presentación de tu libro «Ángel», en el último día de nuestra ya famosa feria. Te escribo con esta pluma finita para que me alcance el espacio.
Tú por modestia seguramente no leerás las bellísimas palabras que me enviaste –que me enviaste-, repetí por error la frase, debe ser la emoción. Tu carta para mí significa el testimonio vivo que brota de quien fuera expediente destacado en la escuela de periodismo e internacionalista consecuente, en la lucha histórica, inmediatamente después de graduada. Tú sabes abordar el valor inmortal de las ideas. Al reproducir tu carta, no podrás impedir que se divulgue.
“Querido Comandante Fidel:
“Sentí imprescindible el silencio y el paso de las horas para escribirle. Lo hago a las cinco de la madrugada de hoy, cuando las palabras van siendo un torrente, una obsesión por desbordarse en catarata. Las luces de la ciudad y las que coronan la Plaza –rojas e intermitentes- aún relumbran en el paisaje más allá del cristal de la ventana y pienso en usted. Aunque sé la trascendencia tremenda de su decisión, en alguien que es parte de la historia de la humanidad, y la conmoción permanente en las calles, la casa, los seres y el aire que respiramos como sopla el viento de cuaresma, le confieso que para mí no fue el momento más difícil. Yo le vi cuando entre la vida y la muerte solo le preocupaba cumplir la palabra. Le escuché bien cuando me dijo una frase quemante el primero de agosto de 2006. Me habló con valentía y seguridad de los últimos disparos al tiempo y aún así se concebía como un fusil guerrillero, como un soldado combatiendo en la eterna batalla por el mundo desde su trinchera heroica que es nuestra amada Cuba. De usted siempre y desde entonces más aún solo espero grandezas y amanecidas.
“Toda su vida ha pasado en imágenes por la memoria. Tengo la certeza de su sabiduría y de que ha recuperado fuerza y ello conforta. Sé que se dispone como el primer día a este esfuerzo mambí como llamaba José Martí por ser libres y justos frente al imperio. Tengo la convicción de su visión estratégica así que lo concibo no como soldado, sino como comandante de las ideas, y entonces, canta mi corazón con Violeta Parra: ¡Gracias a la vida que me ha dado tanto…!
“También he pensado mucho en el ministro Raúl, en todo lo vivido por él en los últimos años y en aquella frase suya: `Fidel es mi hermano del alma´. En cosas de la Revolución, no importan los cargos ni los nombramientos, él continuará siendo un violín a la manera hermosa y noble que lo fue Engels.
“Con todo fervor lo abrazo y conmigo, los niños de la casa y mi compañero.
“Tengo la seguridad de que su voz se escuchará.
“Katiuska.
“21 de febrero de 2008”
Te añado, querida Katiuska, que hoy ejercí mi derecho al voto como miembro de la Asamblea Nacional. Me ofrecieron las facilidades necesarias dentro de las prerrogativas de la misma. Pido perdón a todos por transcribir palabras referidas a mi persona que nacen de la generosidad de su autora, intachable y sincera. Lo hice porque no tenía otra forma de mostrar la reacción natural tanto en Cuba como en otras partes del mundo, cuando anuncié que no aspiraría ni aceptaría cargo alguno en el Consejo de Estado. Me movió un sentimiento de gratitud por una carta de belleza poética. Cuando hice uso hoy 24 de febrero de mi derecho como parlamentario, no voté contra ninguno de los candidatos propuestos por la comisión de candidatura. La defensa se percibe hermética, ante los planes del imperio. No pienso publicar reflexión alguna en varios días.
Saludo a tu bella familia y le agradezco la felicidad que aportan a tu noble vida.
Te ruego recibas el más caluroso saludo.
Gracias por el respeto y cariño a la figura de Ángel, cual si fuese un familiar allegado a ti.
Fidel Castro Ruz
Febrero 24 de 2008
2y 36 p.m.