Afectaciones provocadas por el huracán Ike en las instituciones culturales de  las ciudades de  Las Tunas, Puerto Padre y Jesús Menéndez.
 
Froilán y Adys.- Queridos amigos, desde el sábado 26 de septiembre  al martes 29 del mismo mes estuve en la provincia de Las Tunas, una de las más  olpeadas por el paso del ojo del huracán Ike,  con vista a observar  los daños  en  las instalaciones culturales y valorar en qué medida,  podríamos ayudar.

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Fui recibido por Carlos Tamayo, presidente de la UNEAC en esa provincia y por el historiador de la ciudad Víctor Marrero.
En Las Tunas, visité las oficinas del historiador, donde un árbol afectó parte del techo. Contribuimos personalmente Adys  y yo para su reparación.  La Casa construida en 1904 tiene otros problemas ya antiguos, pero agudizados por los azotes del ciclón, entre ellos, hay que sustituir un techo con planchas de zinc  que mide  22 metros de largo por 12 de ancho, las instalaciones eléctricas y sanitarias que también sufrieron. 
 
Las otras afectaciones observadas son:
En la Galería ubicada en la  sede de la UNEAC,  el agua se filtra por una pared,  por falta de una capa de cemento o algún  impermeable.
En la Casa de la Cultura, el piso del portal fue dañado, la extensión es de 24 metros de largo por 4 de ancho y los mosaicos los fabrican en la misma ciudad a muy bajo costo.
De Las Tunas viajé en compañía de Carlos Tamayo  hasta Puerto Padre, una de las ciudades más afectadas de la provincia.
Según datos publicados por los medios informativos, la fuerza de los vientos rompió los equipos medidores, por lo que calculan que estos alcanzaron velocidades superiores a los 240 kilómetros por hora.
Fueron evacuadas 42 576 personas que de no haberse actuado con celeridad, los muertos serían incalculables, 4900 viviendas se desplomaron, el 76 por ciento del fondo habitacional sufrió diferentes afectaciones, 9 circuitos eléctricos fueron virtualmente barridos,  52 de los 76 establecimientos gastronómicos destruidos, de igual forma 108 instalaciones educacionales, entre ellos la sede Universitaria, alrededor de 50 instituciones de salud pública, al hospital general y al infantil  les  destruyó   los ventanales y cristaleria,  más de 4 mil teléfono interrumpidos y varias tuberías suministradoras de agua potable con diversas roturas. La torre de televisión y emisoras radiales fueron derribadas, así como sus antenas.
Varios centros de trabajos, industrias,  almacenes, bodegas, gasolineras y tiendas sufrieron daños de consideración. Caminos intransitables por el derribo de árboles  y derrumbe de pequeños puentes o alcantarillas. Según esos reportes los daños en los sembrados también fueron muy grandes.
En Puerto Padre  me reuní con Gustavo Alonso presidente de la UNEAC, el historiador  Ernesto Carralero  y varios escritores y artistas.
Por la noche recorrí la ciudad para observar de manera directa los daños en parques y avenidas. En  el malecón, parte del  muro y el muelle fue destruido, también derribó  los cocoteros,   jardineras, bancos y  esculturas.
La   cantidad de árboles arrancados de raíz , o   mutilados, es impresionante. Calculan en más del 80 por ciento, a esto se suma que los manglares que protegen del salitre a la ciudad están prácticamente quemados o como si hubieran recibido alguna sustancia que los extermina.
A mediano plazo esto puede provocar graves daños a la salud, pues el sol y la brisa marina esta cargada de salitre creando diversas reacciones alérgicas.
Trasladaremos esta preocupación a la  Academia de Ciencias, al Ministerio de Salud Pública u otros  organismos  para que valoren la necesidad de la urgente  reforestación.
El lunes por la mañana visitamos el municipio de Jesús Menéndez en compañia de Gustavo Alonso y Ernesto Carralero. Nos reuníamos con el historiador Omar Villafruela y visitamos las oficinas del Partido, donde sostuvimos un encuentro con José Almaguer de la esfera ideológica y Leticia López Peña de la dirección de cultura.
Visitamos el museo Hermanos Amejeiras, ya tenían solucionado el techo y solo faltaría la cerca y los jardines. No hay mayores dificultades. Las afectaciones en el  cine ya fueron resueltas.
En la Casa de la Cultura, el techo  fue destruido, era una de las escuelas más antiguas  y prestigiosas de la ciudad, construída en 1929. Fungió como primera directora del plantel  la prestigiosa pedagoga mexicana Petra V. de Fabián, lo que para los pobladores constituye un símbolo de amistad entre nuestros dos pueblos.
La biblioteca ha perdido el techo,  los libros  pudieron  ser salvados.
El Museo Municipal sufrió daños de consideración en la segunda planta y el derrumbe ocasionó otros daños en la  baja. Todos los objetos y documentos fueron salvados. Las puertas y ventanas resultaron  dañadas.
En horas de la tarde recorrimos las instalaciones culturales de Puerto Padre, entre estas:
El museo Municipal, dañado en los ventanales de madera y cristalería. Algunos anaqueles sufrieron afectaciones, así como las instalaciones eléctricas y sanitarias.
El techo de la oficina del historiador, también fue dañado, es de planchas de zinc, son 10 metros de frente por 15 de fondo.
La Casa de la Cultura  fue derribada, propusimos que valoraran la posibilidad de hacer otra al aire libre,  cuando las circunstancias económica lo permitan.
El cine sufrió varias afectaciones,  pero estas ya fueron reparadas. El techo de un teatro se derrumbó.
El monumento al Quijote y al Generalísimo Máximo Gómez fueron derribados, y fragmentados, pero durante mi visita ya estaban en los toques finales de la restauración, el  monumento al Molino, que antecede al Quijote, la furia del viento lo desapareció, pero estan en vías de construir uno nuevo. Varios de los bancos de los parques y avenidas fueron destruídos.
El cementerio de la ciudad, sufirió en la paredes de la  entrada. 
La casa de la UNEAC sufrió daños en los muros que la protege,  unos 175 metros, así como  los jardines y arbolados.
Los compañeros de la televisión local nos entregaron un documental  que refleja el impacto del huracán. Es  muy completo, amplio y detallado.  Vamos a reducirlo  para poder presentarlo en menos tiempo, sin que pierda la esencia. También trajimos fotos de los lugares afectados. 
Nos proponemos dentro de seis meses  filmar los lugares para observar el resurgimiento de una ciudad cuyos residentes viven  orgullosos de la  cultura, educación, tradiciones,  belleza natural, ciudad fresca, limpia,  hospitalaria y llena de historia, merecedora del nombre La villa azul de los molinos.
Regresé con la sensación de seguridad y confianza que sus  habitantes con la ayuda de las autoridades  restañaran todos los daños.
Algunos de nuestros amigos se han ofrecido a colaborar,   con sus aportes a través de los mecanismos oficialmente establecidos para este fin.
!Venceremos!

 

 

Esto ocurre en la USA, mientras en Cuba se recuperan sin nadie desaparecido.
Publicado el domingo 05 de octubre del 2008
Buscan aún a cientos de desaparecidos por Ike
By MONICA RHOR / AP
Las últimas horas antes del huracán hicieron que las víctimas de Ike se dieran cuenta de que habían esperado demasiado. Ike no era un huracán como los otros, que sólo dejaron algunas malas noticias que contar.
George Helmond, un curtido marinero de Galveston, vio subir la marea y le dijo a un amigo que había nacido en la isla e iba a morir allí.

Gail Ettenger, que escogió la Península Bolívar para vivir hace 15 años, le dijo a una amiga en su última llamada telefónica: ``Esta vez sí me equivoqué''.

En cuestión de horas, el viejo marinero y la mujer perecieron. El potente huracán de Categoría 2 devastó la costa del Golfo de México en Texas el 13 de septiembre, al destruir casas, borrar pueblos enteros y matar a por lo menos 33 personas, según la cifra oficial de cadáveres recuperados.

Siete murieron en un ras de mar que entró antes y con más fuerza de lo que se esperaba. Otras nueve perecieron posteriormente por los efectos de la falta de medicinas y electricidad.

Once murieron envenenadas con monóxido de carbono o quemadas en incendios producidos por los generadores que usaron cuando intentaban sobrevivir.

Cientos de personas siguen perdidas tres semanas después del paso de Ike. Las autoridades locales ya no cuentan a los desaparecidos y el conteo varía mucho entre una entidad y otra.

Según el Laura Recovery Center, una organización sin fines de lucro, hay unas 300 personas desaparecidas, de las que unas 200 son de Galveston. Pero ''las cifras suben y bajan constantemente'', a medida que la gente llama para informar, dijo el director ejecutivo, Bob Walcutt.

Algunos desaparecieron durante la evacuación de los pueblos que quedaban en la trayectoria de la tormenta. A muchos se les escuchó en llamadas desesperadas.

Inmediatamente después del huracán, las autoridades de Galveston registraron la zona casa por casa en busca de sobrevivientes o víctimas.

Pero según la portavoz Alicia Cahill, el gobierno municipal ya no participa activamente en la búsqueda.

En su lugar, hay grupos de policías y bomberos voluntarios con perros y unidades de recuperación con aerolanchas y vehículos todoterreno buscando entre los escombros y las zonas inundadas.

Los cadáveres pudieran estar ocultos en todas partes en los pantanos, donde las espesas arboledas están cubiertas con el contenido de muchas casas.

Hay refrigeradores, televisores y sillas de oficina por todas partes, en el lodo, sobre la maleza, en los árboles.

''Estamos buscando y haremos lo posible por encontrarlos, pero quizás no hallemos a nadie'', dijo Colin Rizzo, vocero de la Dirección de Emergencias del condado Galveston. ``Definitivamente, habrá víctimas del huracán Ike que nunca hallaremos''.

Gail Ettenger tropezó accidentalmente con la que fue su casa en Gilchrist. Pero una vez vio el lugar en la bahía de la Península Bolívar supo que nunca se iría.

Ettenger, nativa de Nueva Jersey, le infundió a su casa su estilo. El jardín de la mujer de 58 años estaba lleno de brillantes flores conocidas como aves del paraíso.

Ettenger, una química de ExxonMobil, no evacuó la zona pues razonó que su casa había resistido el huracán Rita en el 2005 sin problemas.

Tampoco quiso dejar a su perra gran danés Reba, que cojeaba por la artritis y ya no podía subirse al Jeep de Ettenger. JoAnne Burks, vecina de Ettenger, y su esposo trataron de convencerla de que evacuara.

Horas antes que Ike tocara tierra, Ettenger supo que se había equivocado. Llamó a Burks y describió cómo el agua la empujaba y los tanques de propano y otras cosas de la casa salían por las ventanas, y se preguntó qué flotaría mejor, el Jeep o la casa.

Su voz temblaba de miedo, dijo Burks, quien dedicó los 10 días siguientes a buscar a su amiga. Llamó a las autoridades locales, del condado y estatales sin éxito.

El cuerpo de Ettenger fue hallado el 23 de septiembre en un pantanoo del condado Chambers, a unas 10 millas de su casa.
 

 

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