Marianela Martín y Rocío Tujillo - Juventud Rebelde.- La acción preventiva que deben realizar los más de 30 000 trabajadores sociales dedicados a esta misión en todo el país es analizada en el Primer Taller Nacional de Prevención del Delito.

El trabajador social debe procurar el cambio de actitud de la persona desvinculada del estudio o el trabajo, expresó Enrique Gómez Cabezas, al frente de ese Programa en el país.


«Muchas veces atendemos a jóvenes que no quieren trabajar porque te dicen que no tienen necesidades materiales; sin embargo, como seres sociales sí necesitan participar, y la sociedad necesita de ellos. Ese es el reto, por eso tenemos entre las prioridades transformar actitudes».

De este modo ilustró Enrique Gómez Cabezas, al frente del Programa de Trabajadores Sociales en el país, la acción preventiva que deben realizar los más de 30 000 trabajadores sociales dedicados a esta misión en todo el país.

Gómez Cabezas dijo este jueves, durante la inauguración del Primer Taller Nacional de Prevención del Delito, que sesionará en el Centro de Convenciones Pedagógicas de Cojímar hasta mañana sábado, que el trabajador social debe procurar el cambio de actitud de la persona desvinculada del estudio o el trabajo, y contribuir a que la sociedad en su conjunto se sienta responsable de las desviaciones de los jóvenes y ayude a la redención de quienes han trocado los rumbos.

En presencia de diversos factores que intervienen en la prevención del delito y estudiosos de la conducta infanto-juvenil, la doctora Patricia Arés, psicóloga de la Universidad de La Habana, definió claramente que para que se propicie una situación de riesgo en un menor tiene que haber condicionantes y predisponentes.

Entre las causantes de actitudes proclives al delito e indisciplina social en los jóvenes está presente, según Arés, la falta de una comunicación cercana y afectiva, para transmitir valores y trazar pautas de crianza.

Al explicar las características de la familia cubana de estos tiempos, subrayó que de cien parejas que se casan, el 60 por ciento se divorcia, y dejó claro que el 70 por ciento de los niños cubanos están naciendo fuera del matrimonio, en uniones consensuales, o en circunstancias de maternidad soltera.

Varios estudios de la familia en el contexto del delito indican, según opinó la especialista, que para que un joven cometa un delito son varios los factores que deben haber fallado, y no solo puede hablarse de las condiciones materiales de vida. También la excesiva tolerancia, el maltrato físico y otros comportamientos traumáticos desencadenan malas conductas.

De acuerdo con los organizadores del evento, el 1er. Taller Nacional de los Trabajadores Sociales en la Prevención del Delito surgió con el propósito de jerarquizar la actividad de prevención entre las múltiples tareas del trabajo social.

Este primer encuentro pretende promover la labor creativa, y estimular el desarrollo de la investigación al abordar la problemática del delito, de las indisciplinas sociales, la marginalidad, y en general el trabajo de prevención de conductas socialmente desajustadas, para lograr una actuación efectiva sobre las causas que la condicionan.
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