Joseba Macías - Sociólogo y periodista. Profesor de la Universidad del País Vasco y de la Escuela Internacional de Cine y Televisión de Cuba. Miembro del equipo de Cubainformación.- La Habana volvía a convertirse en una gran pantalla en diciembre del año pasado. La 30ª Edición del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano fue, una vez más, el mejor escaparate para conocer de cerca  la verdadera situación de una cinematografía que, contra viento y marea, sigue dando claras muestras de que también en el séptimo arte un mundo distinto es posible.

Texto publicado en Cubainformación en papel nº 8 - Invierno 2008-09.

Diez días intensos de cine, exposiciones, conferencias, conciertos, presentaciones de libros… Del 3 al 13 de diciembre, miles y miles de cubanos y cubanas volvieron a tener la oportunidad de conocer las mejores producciones continentales e internacionales en una verdadera orgía de imágenes y proyecciones. Las entradas más baratas del mundo y una excelente organización contribuyeron a que La Habana se convierta un año más en la capital cinematográfica del planeta. Desde las 10 de la mañana y hasta últimas horas de la noche, los cines de la calle 23 (Rampa, Yara, Riviera, Chaplin y 23 y 12) y otros como el Payret, el Acapulco, el Glauber Rocha o el teatro Karl Marx vieron sus aforos completos sesión a sesión para ver filmes de muy diversas latitudes y tendencias en secciones como la propia Muestra Oficial (premios de ficción, documental, cortos, animación, operas primas…), “Panorama Latinoamericano”, “La Hora del Corto”, “Visión Informativa Documental”, “Hecho en Cuba”, “Latinos en USA”, “Cine Fantástico y de Horror Latinoamericano”… Todo ello completado con distintas retrospectivas dedicadas a las producciones cinematografías de otros países y continentes: Africa, Alemania, Estado francés, Canadá, Cine nórdico, Estado español… El resultado, una edición más, fue una verdadera fiesta de la imagen que alcanzaba su momento culminante con el estreno mundial de las dos partes de «Che», el acercamiento del director norteamericano Steven Soderbergh a los últimos años de la vida de Ernesto Guevara, que conmocionó al público que más de cerca conoce la obra y el legado del Che. La presencia en la première de buena parte del elenco técnico y artístico (encabezado por el gran actor portorriqueño y protagonista del film, Benicio del Toro) se convertiría en el momento culminante de unas jornadas mágicas y llenas de sorpresas.

La principal constatación de esta nueva edición de un Festival que cuenta ya con la madurez de tres décadas de cita permanente es que, más allá de las enormes dificultades de producción, distribución y exhibición de sus trabajos, la industria latinoamericana continúa manteniendo un nivel de realizaciones más que aceptable que habla en primera persona y de forma mayoritaria de la realidad de sus propias sociedades, más allá de lecturas comercializadas y/o uniformizadoras. Al mantenimiento de los grandes núcleos cinematográficos del continente pese a sus vaivenes (Brasil, Argentina, México) y a la estabilidad de cinematografías emergentes (Uruguay, Chile) hay que unir en esta edición la aparición de títulos de países con muy poca infraestructura técnica pero que, progresivamente, van prodigando un interesante nivel de producciones (Bolivia, República Dominicana…) Todo ello sin olvidar la ya confirmada recuperación del cine cubano que, pese a sus eternas dificultades, ha presentado en esta edición cuatro nuevos títulos  a concurso en las secciones oficial y opera prima («Kangamba», «El cuerno de la abundancia», «Los dioses rotos» y «Omerta») y varias decenas de trabajos en otros ámbitos como el corto, la animación o el documental.

Otro aspecto fundamental es la confirmación de una nueva generación de jóvenes realizadoras que plantean lo que ya podemos considerar como una reactivación del cine hecho por mujeres en el continente: Albertina Carri, Lucía Cedrón, Lucrecia Martel, Daniela Thomas, Lucia Murat, Vero Bollow, Catarina Accioly, Isabel Muñoz, Marie Benito, Enrica Pérez… Y también la proliferación de un tipo de cine agrio, directo, imbuido claramente en l problemática social de una América Latina muy marcada por la violencia y la inseguridad pese a las expectativas abiertas con los cambios político–electorales en los últimos años en buena parte de la geografía continental. En este ámbito se pueden inscribir un número considerable de los mejores títulos que hemos podido ver a lo largo de este Festival: «Línea de pase», «La mujer sin cabeza», «Última parada 174», «Los bastardos», «Queró», «Tropa de élite»…

En definitiva, nadie ignora que a treinta años de su puesta en marcha, el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano ha cambiado las miradas, los modos de aproximación a distintas cuestiones y argumentos… Pero la esencia sigue siendo la misma: la defensa de una producción cinematográfica diferente y su interacción con los trabajos que se realizan en otras regiones del planeta. Y todo ello acompañado del público más entusiasta y entregado del mundo que es quien consigue, sin ninguna duda, convertir este evento en una fiesta colectiva de la cultura, el mestizaje y la pasión por los sueños hechos fotogramas.

Principal palmarés de la 30ª edición

Ficción
Primer premio: «Tony Manero» de Pablo Larrain, (Chile)
Segundo premio: «Línea de pase» de Walter Salles, (Brasil)
Tercer premio: «El cuerno de la abundancia» de Juan Carlos Tabío (Cuba)

Documental
Primer premio: «Los herederos» de Eugenio Polgovsky (México)
Segundo premio: «El diario de Agustín» de Ignacio Agüero (Chile)
Tercer premio: «Vengo de un avión que cayó en las montañas» de Gonzalo Arijón (Uruguay)

Ópera Prima
Primer premio: «Parque Vía» de Enrique Rivero (México)
Segundo premio: «Mutum» de Sandra Kogut (Brasil)
Tercer premio: «Acné» de Federico Veiroj (Uruguay)

Animación
Primer premio: «El empleo» de Santiago “Bou” Grasso (Argentina)
Segundo premio: «V al Paraíso» de pablo Aribaud (Chile)

Premio Especial del Jurado: «Leonera» de Pablo Trapero (Argentina)

Mejor actuación masculina: Alfredo Castro por «Tony Manero»  (Chile)

Mejor actuación femenina: Sandra Corveloni por «Línea de pase»  (Brasil)

Premio Coral: «Tierra y pan» de Carlos Armella (México)

Premio del Público: «Los dioses rotos» de Ernesto Daranas (Cuba)

Mejor Cartel: «Titón, de La Habana a Guantanamera, 1928–1996»  de Carmen Población (Cuba)