Precisamente el intercambio se inició con una disertación de Pogolotti, aguda estudiosa de los procesos culturales cubanos, y quien subrayó la doble dimensión de la Campaña de Alfabetización como punto de arranque de una labor cultural amplia y diversa, porque su significación, dijo, no se limita a haber dotado de herramientas para su desarrollo a una gran masa de personas carentes hasta entonces de ellas, sino que aportó un diálogo, una interacción campo-ciudad, y una concepción de la cultura más honda, como la expresión que nos define y no como mera sumatoria de manifestaciones artísticas.

Defendió la idea de que la cultura crece en el diálogo entre el adentro y el afuera, remarcó el papel de la memoria y la escritura de la historia como parte de la cultura, sostuvo que nunca antes habíamos tenido tanta conciencia del valor del patrimonio nacional y la necesidad de protegerlo, y mencionó como un logro la articulación de un sistema de enseñanza artística.

Sin embargo, como la mayor ganancia de estos años, Pogolotti se rehusó a apelar a la contabilidad de los logros en el sector, y enfatizó: “hemos aprendido a pensar la cultura de otra manera”.

Asimismo, a partir de las preguntas de los internautas en el foro, se pronunció el investigador Fernando Martínez Heredia, Premio Nacional de Ciencias Sociales, quien admitió que “la guerra cultural del capitalismo también ha influido en Cuba” y como parte de esa acometida mencionó el menoscabo a paradigmas e ideales, al sentido de pertenencia, y la conminación a mirar sólo al presente.

Todo es más complejo de lo que pensábamos antes, confesó, y como una ganancia relevante aludió a la conciencia de la diversidad de lo cubano y de la necesidad de lograr unidad a partir de la aceptación de lo diverso.

Consideró que la cultura popular cubana es muy politizada y valoró esta condición como un escudo, como una fuerza frente a la arremetida capitalista y sus presiones homogenizadoras.

El historiador Eduardo Torres Cueva, director de la Biblioteca Nacional José Martí, recordó que la cultura no es estática, y que cada generación tiene que refundarla sobre la base de sus ancestros, valoró la historia como experiencia, y sostuvo que la cultura vive con la dinámica de su tiempo.

Jesús Gómez Cairo, investigador y director del Museo Nacional de la Música, sostuvo que fue después de la revolución que se dignificó, más allá de su valor como portador de diversión o entretenimiento, el quehacer de los músicos.

Recordó que la mayor cantidad de instrumentos de origen africano conservados en el museo que él dirige provienen de los decomisos de la policía a los practicantes de ritos religiosos antes de 1959.

El especialista resaltó el valor aglutinador de la música, y recordó que fue esa manifestación artística, en especial el himno que después devino patrio, la que generó la selección del 20 de octubre como Día de la Cultura Cubana.

El periodista Pedro de la Hoz se refirió a un proceso interno de democratización de la cultura al que llamó “inédito”, y que permitió que habitantes de lugares recónditos y de todos los estratos sociales tuvieran acceso al conocimiento y el desarrollo espiritual.

Aludió a la “diversificación de la pantalla” y a un proceso descolonizador del espectador, al contacto cotidiano del cubano con los libros, fenómeno que no se circunscribe a pesar de su impulso y de su dimensión popular y masiva, a la Feria Internacional del Libro que se celebra anualmente.

Saludó el acceso a nuevos medios de comunicación, recordó que se trata de instrumentos tecnológicos, y llamó a un aprendizaje, a lograr un internauta culto, a generar una educación mediática.

Las disertaciones de estos destacados intelectuales como respuesta a los internautas que participan en el foro serán publicadas proximamante.