Tony Pinelli - Rebelión.- El pasado 28 de noviembre ocurrió en La Habana lo que pudiéramos calificar de acontecimiento artístico – musical: El Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográfica (El ICAIC) y Producciones Abdala, presentaron la premiere del documental “Eso que Anda”, dedicado al 40º aniversario de la Orquesta Los Van Van, de Juan Formell.

 

La dirección de tan importante testimonio sobre la agrupación musical que ha logrado la hazaña de permanecer más tiempo que ninguna otra en la preferencia del público cubano, hasta convertirse en una leyenda, recayó sobre el joven y talentoso realizador Ian Padrón, (14 de marzo de 1976) que ya tiene en su haber excelentes documentales como “Faja’o con los leones”, sobre el trovador Carlos Varela; “Luis Carbonell, después de tanto tiempo”, basado en la obra del gran declamador y “Fuera de Liga” que llevó a miles y miles de fanáticos al interior del banco del legendario equipo de pelota “Industriales”.

El Cine Chaplin se vio lleno de público y especialistas, pero sobre todo llamó la atención la reunión de la familia Van Van, ya que el documental tiene en su haber, el testimonio de grandes músicos y cantantes que desfilaron por la orquesta y desde allí lograron hacerse figuras nacionales, entrañablemente queridas por el público, no sólo cubano, también perteneciente a diversos países que conocen y admiran la obra de Juan Formell Cortina y su agrupación.

César “Pupy” Pedroso, José Luis “Changuito” Quintana, quien junto a Formell moldearon el ritmo Songo y el sonido Van Van; Pedrito Calvo, Orlando Canto, Angelito Bonne, Jesús Linares y otros fundadores, se abrazaron emocionados con Samuel Formell, sobre quien recae el peso de la dirección de la orquesta en estos momentos, Mayito Rivera, Robertón Hernández, Yeni Valdés y Abdel Rasaps, los actuales cantantes; Pavel Molina, Roberto Carlos “Cucurucho” Rodríguez, Julio Noroña, Edmundo Pina, en fin, ex integrantes, fundadores y actuales miembros en un solo abrazo, destacando la presencia de Daudy Cuervo, que asistió en representación de su recientemente fallecido padre, Armandito Cuervo cuyo testimonio en el documental reviste una importancia y gracia de gran peso.

Ian Padrón tiene la virtud de saber destacar aspectos del carácter del cubano, que el público sabe agradecer en sus obras, y lo logra desde la realidad, a veces cruda, a veces irritante para algunos sectores oficialistas del país, pero evidente y cotidiana.

“Eso que anda” demuestra fehacientemente, entre otras cosas, el enorme poder de convocatoria de Van Van, con escenas de Guantánamo, 100,000 personas; Santiago de Cuba, 270,000, un Manzanillo con público estoico, que no se movió del lugar y aguantó las angustiosas horas que demoró un desperfecto eléctrico. El público en la calle al reconocer a Formell y tratarlo como se trata a un pariente querido, con familiaridad campechana y la emoción en el rostro por acercarse a algo simbólicamente cercano pero lejanamente divino, porque para ese público hablar con Formell, tocarlo, bromear con él, es como si hubieran logrado darle un abrazo a un Orisha que bajara del Panteón Yoruba a compartir con sus fervorosos creyentes.

Y ya, de la mano de Padrón y su excelente equipo de realización, el espectador es testigo del sentido del humor propio de los músicos, de ese espíritu incansable capaz de armar una rumba sin importar cansancio ni situaciones extremas, de la cintura lúbrica de mujeres que llevan la belleza y la sensualidad que despiertan sueños y admiración, de la manera más natural del mundo. Del paroxismo, sí, paroxismo del público exacerbado por el frenesí, la potencia musical y la excelencia de “El Tren”, “La Leyenda” o como quieran llamar a Los Van Van de Juan Formell.

Juanito nació en La Habana, el 2 de agosto de 1942 y comenzó a estudiar música con su padre, Francisco Formell Madariaga, músico de formación y escritor de artículos y crónicas sobre temas musicales. También tuvo como profesores a Orestes López y al gran Odilio Urfé, aunque las influencias que moldearon su mundo creativo abarcan desde Los Beatles, hasta la rumba de solar y por supuesto, Su Majestad El Son.

Muy joven comenzó su carrera de músico que se vio interrumpida por el peligro en las calles de aquella Habana de finales de los 50, tiempo que aprovechó para intimar con la guitarra y la composición. Luego, músico de atril en la Banda de Música de la Policía Nacional Revolucionaria, la orquesta de Peruchín Jústiz, la agrupación del Maestro Rubalcaba, la orquesta acompañante del Cabaret Caribe del Hotel Habana Libre; empiezan a conocerse sus canciones, que fueron acogidas por intérpretes de primera línea del país y el ingreso a la Orquesta Revé, donde encuentra el campo para desarrollar sus ideas, hasta fundar Van Van en 1969 y convertirse en el principal responsable de lo que ya se reconoce como la Segunda Renovación Orquestal, continuadora del espíritu innovador del gran Arsenio Rodríguez.

La fusión de elementos rítmicos, melódicos y armónicos, hasta lograr un sonido inconfundible, los textos de las canciones de Formell, así como las de Pupy Pedroso, en una etapa, reflejo del medio ambiente en que se desenvuelve la sociedad cubana, colocó a Van Van en un sitial en los corazones de los cubanos y ésa es otra virtud del documental, porque demuestra que al alimentarse de los sucesos cotidianos y devolverlos al pueblo ya convertidos en canción, con la magia especial del estribillo, Van Van deja de ser un hecho artístico de excelencia para ir más allá y convertirse en CUBA, en la Cuba misma que adoran los cubanos en donde quiera que estén.

Eso es Van Van, y eso lo ha sabido llevar en sus presentaciones por una nutrida cantidad de países, por lo que se reclama su presencia en diversos escenarios, donde han estado y estarán cosechando aplausos, como en su próxima gira por Los Estados Unidos, donde público diverso de una nutrida cantidad de ciudades podrá bailar y apreciar “Eso que Anda”: el sonido Van Van, el sonido que abraza a los latinos que con su esfuerzo y sudor han contribuido a engrandecer ese país.

Risas y lágrimas, emoción de la más pura reina en la sala, donde el público disfruta los comentarios de músicos y especialistas que la obra convoca, se mete en la muchedumbre increíblemente apretada e incluso corre el peligro inevitable en las reuniones de multitudes, que entre ron y música puede aparecer como por arte de magia, la bofetada y aún la navaja con la policía atenta al garrotazo y el spray si es necesario para calmar los ánimos y que no termine en tragedia la fiesta.

Felicidades a Van Van en su cumpleaños, a Abdala como productores, al ICAIC por su puesta en los cines y a EGREM por su distribución en fonogramas. Tres años atrás, se comenzó el regalo para el 40 aniversario de Los Van Van; tres años de comunión con el público espectador, donde Formell habla con franqueza y sin afectaciones de su salud y los problemas que pueden perjudicarla, donde se evidencia el amor a La Caridad del Cobre, el respeto a Benny Moré, el amor al pueblo que los sostiene e impulsa, la valentía y honestidad del creador que no se duerme en sus laureles y empieza de nuevo, arriesgando todo lo logrado y de alguna forma, el fin de una etapa 40 años después, dejando una herencia magnífica que mantener y un recuerdo imborrable, que gracias a los testimonios en discos y en documentales como éste las futuras generaciones van a disfrutar, amar,  reconocer y aún sentir como propia la hazaña de Juan Formell y Los Van Van: La Leyenda.

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