Cuba Debate.- La mítica Hanna Schygulla está en La Habana para presentar el documental que realizó, inspirada en la vida de la actriz cubana Alicia Bustamante.

 

¿Cómo fue que decidió contar la vida de Alicia Bustamante?

En un principio quise llamar al material Momentos con Alicia Bustamante, pero fueron tantos momentos que ya no puede llamarse así. La idea nació por el hecho de que compartimos una casa, ella vive abajo y yo arriba, y hay muchos lugares de convivencia.

Conozco a Alicia más allá de la representación, fuera del escenario, donde es una figura reconocida y donde llega muy bien al público. Tengo el placer de verla vivir y me decía: qué lástima no poder compartir estos instantes con los demás, porque Alicia es muy creativa todo el día, se le sale la creatividad por los poros. Ella tiene el don de agarrar la esencia de lo que ha vivido con un toque de humor. Nosotras nos encontramos en el año 91, cuando filmábamos Me alquilo para soñar, aquello fue vivir lo real maravilloso como lo han recreado García Márquez y Alejo Carpentier. En ese espíritu nos conocimos y, desde ese entonces, pienso que Alicia es un personaje de lo real maravilloso.

Se trata de la mirada una actriz sobre otra actriz. ¿Cuánto hay de Hanna Schygulla en esa ojeada a Alicia Bustamante?

Es la mirada del placer que siento al verla en esos actos que ella llama “monerías”, que a mi me parecen actos teatrales. Me puse detrás de la cámara porque no podía llamar constantemente a un camarógrafo. Al principio no lograba dirigir el foco de la cámara y había que repetir la toma. Me embullé con la cámara, creyéndome camarógrafa, pero mi ojo se formó en el cine con Fassbinder. El nos obligaba a ver los rushes, yo vi nacer sus películas pedacito a pedacito. Siempre me fascinó la cámara, tomaba a Alicia, iba a los detalles, y volvía a Alicia. Me gustaba mucho como quedaban las cosas la primera vez, a veces no lo podía lograr y me irritaba, y al a final nos reíamos de lo que había pasado. Cada vez que veía pasaba una situación interesante le decía: me parece que debemos recrearlo. Como ella es actriz, no hubo problemas con las repeticiones. Filmamos tanto que hay una versión de más de dos horas. Hubo broncas, pero fueron divertidas, porque, claro, es una actriz filmando a otra actriz. No tuve ningún concepto, solo tuve tiempo para hacerlo. Compré la cámara, Alicia estaba ahí, y de vez en cuando filmaba algo. A veces se me ocurrían ideas a las que ella respondía: Hanna, lo que me obligas a hacer.

En este documental se rompen las reglas…

Cuando recibíamos amigos, en París o en La Habana, yo intervenía con la cámara, sin respetar esa ley que dice que la entrevistadora no debe involucrarse. Casi todas las cosas que he hecho en mi vida quedan fuera de las categorías, he logrado mejores resultados así que siguiendo los patrones clásicos para cada cosa. A la edad que tengo, no voy a aprender ningún método para nada. Lo que haga tiene que salir de mis ganas de hacerlo, de mi inspiración.

¿Por qué estrenaron el documental en Alemania?


El documental tuvo su premiére en un Festival en Alemania, donde antes yo había recibido un premio, dotado de 10 mil euros. En el discurso de agradecimiento, anuncié que me compraría una cámara para hacer un documental. También dije que sería sobre una actriz de Cuba, y señalé a Alicia, que estaba sentada frente a mí. Todos aplaudieron, porque no sé qué tiene este país que cada vez que alguien lo menciona se destapa la magia. A mi me gusta hacer lo que me prometo a otra gente, me parece que en la vida hay que ser consecuente, no con todas las boberías que se dicen, pero sí hay ser consecuentes con los actos que te llevan hacia algo nuevo. Alicia y yo estamos en la tercera edad, y es importante dar pasos nuevos. Por ejemplo, el esfuerzo para cargar la cámara de París a La Habana. Alicia, al verme cámara al hombro, me dijo: eso es una prueba de amor. Pude buscar ayudantes, pero para lograr la espontaneidad, era mejor que lo hiciera yo. Cuando los organizadores del Festival alemán vieron, en Internet, que hacía el documental anunciado, se comprometieron a subtitularla al alemán. Por eso lo estrenamos ante el público alemán que quería comprar la película, quería comprar la banda sonora, preguntaban por el actor Julio Reyes Fue una reacción espontánea y favorable. Eso me confirmó que hay algo en el material, aunque Alicia no sea tan conocida en Alemania como aquí, capaz de llegar al público alemán, que le pidió a Alicia que cantara Quiéreme mucho, una de las canciones incluidas en la banda sonora del documental.

Si pudiera compartir alguna anécdota del rodaje.

El documental tiene un período azul y un período negro. El primero fue por un problema técnico, al llegar aquí la cámara lo tomaba todo en azul. Pedimos ayuda a Raúl Pérez Ureta, quien apretó un botón y la cámara se recuperó. Fue producto del cambio de clima. Ya se había filmado mucho material que no quisimos desechar, entramos a la casa de Alicia con el período azul. El período negro es fruto de un apagón, se cortó la luz y seguí filmando con una linterna.

Es imposible conversar con usted sin evocar a Rainer Werner Fassbinder.

Sin Fassbinder yo no hubiera sido actriz. Nos encontramos en una escuela de Actuación, yo salí de allí pensando que lo de actuar no era para mi. Fassbinder siempre tuvo en mente ser director de cine y de teatro, no quería ser solo actor. Con él entré por una gran puerta, sin darme cuenta. Lo que hicimos al principio se parecía a la locura, no había dinero para hacer películas y hacíamos teatro en una sala de cine que no se utilizaba; hacíamos teatro a la manera del cine, es decir, con escenas muy cortas, el foco cambiaba todo el tiempo. Fassbinder se aprovechó hasta de lo que no sabíamos, hacía un estilo con lo que faltaba, éramos diletantes sin saber hacer, sólo teníamos nuestra personalidad y ganas de hacer otra cosa, por muchas razones Fassbinder tenía el genio de transformarlo todo en algo muy interesante. Los primeros pasos en la vida son importantes, porque en la manera en los que haces, los repetirás. En el documental sobre Alicia tomaba las imágenes recordando la “escuela” de Fassbinder, donde se aprendían a hacer las cosas haciéndolas, buscando que las cosas salieran como las imaginaste, pero donde también son bienvenidos otros momentos inesperados. Hasta hoy, le agradezco a Fassbinder mi existencia como actriz, los papeles que me dio. Aunque no puedo decir que fueron el colmo, todavía espero el colmo para dar el máximo de mí en un papel, el de una señora de muchos años que saber dar porque ha recibido tanto. Eso empezó junto con Fatih Akin, en una película que tuvo un toque mágico. Del otro lado, porque conmovió mucho a la gente. Me gustaría hacer algo que fuera más alegre, porque tengo una fuente de alegría a mi lado, que es Alicia; como son tantos años juntas, algo de eso se me pegó.

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