El Festival Internacional de la Trova Pepe Sánchez que se celebró por estos días en Santiago de Cuba acumula ya 48 ediciones, con la peculiaridad de estar dedicado a la mujer y su incursión, ya habitual y necesaria, en este mundo de los acordes y la poesía. No pudieron temblores ni imprevistos opacar el justo homenaje a la musa y ejecutora cimera de este género. Los organizadores del evento, presidido por otro santiaguero de pura cepa, Eduardo Sosa, diseñaron un programa que se caracterizó por su variedad, dando cabida a los gustos más diversos y exigentes. Así, confluyeron las esperadas serenatas que suelen tener lugar por estas fechas, destacándose la Gran Trovada en espera del Día del Trovador, que se celebra cada 19 de marzo en respeto al natalicio del insigne hijo de esta tierra, Pepe Sánchez.
Presentaciones de libros, exposiciones fotográficas, conciertos, descargas improvisadas en la Casa de la Trova y el esperado Simposio Internacional, se agruparon para lograr un evento que pone en alto los versos del poeta Navarro Luna "es Santiago de Cuba, no os asombréis de nada!", y reafirmar en las notas de Pedro Ibáñez que: “La trova no ha muerto, no, / pues aún vive en el alma/ de quien la oyó y la cantó.”Como ya se ha hecho habitual en estas citas, las generaciones se encuentran y funden en cada tonada. De esta manera, por las plazas y teatros santiagueros andaban de la mano nuestra Sara González, la dominicana Sonia Silvestre, Miriam Ramos, los duetos de mujeres cultivadoras y guardianas de la trova tradicional como Las hermanas Esperanza, Las Bayamesas y los célebres Cubanitos, quienes con varias representantes femeninas del género se unieron a las jóvenes promesas villaclareñas Irina y Yaíma Orozco para regalarnos arte, sensibilidad y compromiso. Precisamente uno de los grandes logros de esta festividad anual es haber logrado esta presencia del nuevo talento que viene llegando a ocupar espacios de continuidad en la labor creadora y musical.
El Simposio, por su parte, volcó su mirada hacia el quehacer de la mujer en el ámbito trovadoresco actual, a la vez que propuso un recorrido en busca de aquellas que dejaron su impronta en nuestra historia musical, para poner en justo lugar su obra y legado. Con la moderación del investigador y musicólogo Lino Betancourt se sucedieron las conferencias magistrales de las doctoras Alicia Valdés Cantero y Ana V. Casanova, las investigaciones referentes a la mujer manzanillera, y la presentación del CD Veneración por parte del Dr. Olavo Alén, para culminar con la exposición de los fotógrafos Alain Gutiérrez y Kaloian Santos quienes toman precisamente a la guitarra como tema principal para sus instantáneas.
Con el lanzamiento de los títulos La luz, bróder, la luz, de Joaquín Borges Triana; La primera piedra, del trovador Ariel Díaz, Trovadoras, del periodista e investigador Antonio López Sánchez y el Diccionario de mujeres notables en la música cubana se completó el saldo positivo que iba dejando el Festival.Un recién restaurado Teatro Martí fue escenario de las Galas de la EGREM en homenaje al 30 aniversario de la Empresa de Grabaciones Siboney, con sede en la hospitalaria ciudad, y al trovador santiaguero José Aquiles. Allí unieron sus voces El Septeto Santiaguero, el cuarteto de saxofones, los trovadores Vicente Feliú y Pepe Ordaz, el dúo Buena Fe y Eduardo Sosa, quienes junto a artistas del patio culminaron coreando unidos al público que se dio cita en la sala, la siempre imprescindible “Yolanda”, de Pablo Milanés.
Trece grabados manipulados y rotulados originales de la artista Diana Balboa fueron entregados en la clausura a personalidades e instituciones con un destaque en el estudio, la promoción y ejecución de la trova. La Plaza de Marte fue testigo de este hecho, en una tarde donde se agruparon todos los participantes.En los mausoleos del Tercer y Segundo y Frente Oriental Sara González le cantó al Comandante Almeida. Y a la heroína Vilma Espín le dedicó la canción "Por todo gracias" que compuso especialmente para ella. Allí narró la experiencia de niña cuando supo de su boda con Raúl. Y en el lugar donde reposa para siempre Antonio Gades depositó flores y recuerdos.
Mucho se habla del carácter y hospitalidad de este pueblo que lleva en su sangre acordes de guitarra y tambor. Por eso, a pesar de los 5,5 grados de movimiento telúrico que acompañaron estos días, no faltaron los santiagueros, ante el llamado de la voz del trovador. El Festival Pepe Sánchez fue una fiesta para la poesía y la ternura que caló profundamente en el alma de la mujer cubana. Una mujer que, guitarra al hombro, también tiene mucho que dejar al legado cultural de nuestra Isla. Y aún hoy, se escuchan en Santiago, los sonidos de unas cuerdas con nombre de mujer.
