Alina Perera Robbio - Cuba Debate.- Como joya en el aire, como destello de la perfección, irrumpe el colibrí cuando menos esperamos verle. En esos instantes casi dejamos de respirar, pues sabemos que el animalito es demasiado escurridizo, y que verlo en su aleteo vertiginoso tiene el sabor de un milagro. En Cuba, como muchas cosas se nos dan desde lo desmesurado y lo insólito, habita el Zunzuncito, una especie de Colibrí que es el ave más pequeña del mundo, y es también el vertebrado más diminuto.



Detengámonos un momento en esa maravilla que desafía la gravedad, y digamos que en su vuelo estático es capaz de mover sus alas a una frecuencia de ochenta veces por segundo. Y si está viviendo el apareamiento, es capaz de agitar sus alas hasta 200 veces por segundo. Eso es solo posible porque su corazón es demasiado rápido: se afirma que posee la segunda frecuencia cardiaca más rápida entre todos los animales conocidos.

Es inevitable nuestra fascinación ante este ser alado que es, por cierto, el ave con menor cantidad de plumas, y que sin embargo brilla y nos atrae con su vuelo hasta el punto de la hipnosis.

Su aparición nos recuerda la belleza de los niños. Alguien a quien quiero me comentó que ellos nos recuerdan la inquietud, la pequeñez, y la fragilidad de la infancia. Y comparto esa mirada en la que también cabe la certeza de que los seres humanos sensibles siempre quedarán arrobados por la ejecutoria de un ave tan especial.

Así le sucedió a nuestro Martí, quien más de una vez, con su palabra fina, quiso hablar de ellos, y tomarlos como rampas de lanzamiento para compartir ideas inmensas: «Hay un cúmulo de verdades esenciales -escribió- que caben en el ala de un colibrí, y son, sin embargo, la clave de la paz pública, la elevación espiritual y la grandeza patria.

«Es necesario mantener a los hombres en el conocimiento de la tierra y en el de la perdurabilidad y trascendencia de la vida.

Los hombres han de vivir en el goce pacífico, natural e inevitable de la Libertad, como viven en el goce del aire y de la luz.»

El colibrí, toda belleza, inspiró otra imagen inolvidable del Apóstol, tan sensual como aquella de cierta trenza que él quería deshacer sobre la espalda de su dueña:

«Pasa, cubierto el seno por un pañuelo de burato, una recién casada, con el vestido de gasa pajiza adornado de colibríes: se le rueda el pañuelo de un hombro, y descubre un colibrí con las alas tendidas, volando al seno».

Mellisuga helenae conocido como zunzuncito, colibrí zunzuncito, pájaro mosca o elfo de las abejas es la especie más pequeña de los colibries y de las aves en general. Habita en Cuba y en la Isla de la Juventud (Isla de Pinos). Descubierto por el naturalista y científico alemán Juan Cristóbal Gundlach en 1844. Se dio a conocer por primera vez en el libro “Las Aves de Cuba” escrito por el naturalista y profesor gallego Juan Lembeye en 1850. Su nombre científico Mellisuga helenae hace referencia a sus costumbres de succionar miel o néctar, y a Helena Booth, esposa de Carlos Booth, el compañero de estudios en Alemania, que invitó y alojó a Gundlach en Cuba para estudiar la fauna del país.

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