Tras el asalto a los cuarteles Moncada (segunda fortaleza en importancia de la nación) y Carlos Manuel de Céspedes, en 1953, el líder de la Revolución, Fidel Castro, fue sometido a juicio y señaló en su alegato de autodefensa los principales males que aquejaban al país.
El documento, conocido como La historia me Absolverá, denunció entre otros el problema de la propiedad de la tierra, expresado por aquellos tiempos en el abandono, la explotación y la miseria de los campesinos.
Fidel Castro aludió en el texto a los 500 mil obreros del campo que habitaban en bohíos (casuchas) miserables, trabajaban sólo cuatro meses al año y pasaban hambre el resto, y no tenían una pulgada de tierra propia para sembrar.
La década de los años 50 reflejaba, por tanto, la concentración de las tierras cultivables en pocas manos, y mientras la mayoría de los que la trabajaban no poseían su propiedad, otros obtenían bajos salarios o carecían de empleo y vivían en condiciones lamentables.
Por ello, una de las primeras medidas del joven proceso resultó la aprobación de esa Ley que proscribió el latifundio a partir de la nacionalización de todas las propiedades de más de 402 hectáreas y entregó la tierra a decenas de miles de campesinos.
La rúbrica se realizó en la Sierra Maestra, en la antigua comandancia del Ejército Rebelde, fuerza que derrotó a la dictadura de Fulgencio Batista, y los beneficiados iniciaron la formación de cooperativas para la producción agrícola.
Especialistas coinciden en que la legislación marcó un cambio total en la estructura de propiedad de la tierra mientras disparó aún más la hostilidad de Estados Unidos hacia la isla, debido a las grandes propiedades e intereses que las compañías norteñas poseían aquí.
Para entonces, Washington ya daba muestras de rechazo al proceso revolucionario, y en los años siguientes afianzaría esa posición con acciones como la voladura del vapor francés La Coubre, otros actos terroristas y la invasión por Playa Girón, en la occidental provincia de Matanzas.
La legislación se reforzó después con la segunda Ley de Reforma Agraria que establecía la nacionalización a favor del Estado Cubano de todas las fincas rústicas que excedieran las 67 hectáreas.
También este día los nacidos aquí celebran el medio siglo de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP), organización del campesinado cubano que ha protagonizado los esfuerzos por aumentar los rendimientos y la producción en esa esfera.
Su presidente, Orlando Lugo, subrayó recientemente el protagonismo de ese sector de la sociedad en el apoyo a las causas defendidas por la Revolución cubana y la confianza mutua que caracteriza la relación de ambas partes.
Actualmente, la crisis económica y el aumento en los precios de los alimentos dotan de nuevos desafíos al campesinado, mientras la dirección del país ha planteado en reiteradas ocasiones la necesidad de volcarse hacia la tierra y hacerla producir más eficientemente.
Entre las labores asumidas en los últimos tiempos por ese sector, Lugo mencionó la ceba de toros con alimentos elaborados en la nación caribeña y no con productos importados, como era habitual.
También elogió la incorporación a labores agrícolas desde agosto de 2008 de más de 71 mil cubanos a partir de la entrega de tierras ociosas, y calificó ese paso como "un gran refuerzo que recibió la ANAP".
Los campesinos desempeñarán un papel fundamental en las transformaciones económicas de la nación a partir de los acuerdos del VI Congreso del Partido Comunista de Cuba, culminado el 19 de abril último.
La proyección social y económica de la Ley de Reforma Agraria constituyó un paso de profundización en el proceso revolucionario, al revertir la situación desesperada del campo cubano y evidenciar en el joven gobierno su decisión de beneficiar a los más pobres.
En la jornada que además celebrará su Día, los campesinos del país antillano tienen ante sí este reto de contribuir de modo eficaz a la actualización del modelo económico nacional, en tiempos decisivos para la consolidación del socialismo.
(*) La autora es periodista de la Redacción Nacional de Prensa Latina.
