José Luis Rodríguez* - Cuba Contemporánea.- Como se ha informado, durante la reciente visita del presidente chino, Xi Jinping, a Cuba, se firmaron 29 acuerdos que abarcan un conjunto de esferas de significativa importancia para nuestro país. No es la primera ocasión en que resalta la trascendencia de nuestras relaciones económicas con el país asiático. Sin embargo, no abundan los trabajos que permitan tener una idea más completa de estas relaciones. De ahí la conveniencia de realizar un breve recuento para valorar sus perspectivas actuales.


A partir del establecimiento de relaciones diplomáticas, el comercio de Cuba con China se desarrolló rápidamente y en condiciones favorables entre 1960 y 1965. No obstante, los errores asociados con la Revolución Cultural en la nación asiática conllevaron a una reducción en el perfil de las relaciones con la Isla, fenómeno que se extendería hasta inicios de los años 80.

Ya a partir de 1988, con la creación de la Comisión Intergubernamental Cuba-China para las Relaciones Económicas y Comerciales, se iniciaría una nueva etapa para el desarrollo de estos vínculos.

De tal modo, durante los años 90 el intercambio comercial con China ocupó los lugares segundo y tercero en las importaciones cubanas y el peso en el intercambio comercial total del país pasó del 4,7% en 1990 al 8,2% en 1995, y se mantuvo en 7,6% en el año 2000.

Adicionalmente, en ese período difícil la nación asiática acordó la posposición del pago de la deuda en 1995, y continuó brindando créditos comerciales para el desbalance del intercambio durante todo el decenio, el cual pasó a realizarse en moneda libremente convertible en 1999.

A partir del año 2000 el comercio continuó desarrollándose, manteniéndose China en el segundo lugar, al crecer su participación al 10,2% del comercio exterior cubano en 2005. Como parte del impulso a esta relación, en 2004 se creó el Grupo de Trabajo Conjunto Cuba-China para la Cooperación en la Biotecnología.

Durante la segunda mitad de los años 2000, el intercambio comercial con China alcanzó una cota máxima en 2007, cuando llegó a representar el 17,8% del total y el 25,2% de las exportaciones cubanas –básicamente compuestas por azúcar, níquel y medicamentos, incluyendo productos de la biotecnología–, al tiempo que las importaciones llegaban a 1 518 millones de dólares, el 15,1% del total.

A partir de 2004 se recibieron importantes créditos comerciales que puntualmente permitieron avanzar rápidamente en actividades económicas y sociales de importancia para Cuba.

En este sentido, la Isla se benefició de un crédito de 200 millones de dólares para ampliar las telecomunicaciones, lo cual incidiría en la posibilidad de extender la transmisión televisiva por un mayor número de canales, y otro por 150 millones de dólares para producir los televisores ATEC-HAIER en el país.

En el marco de esta expansión –y particularmente en lo referido a la compra de efectos electrodomésticos como parte del proceso conocido como Revolución Energética, diseñado para el ahorro de electricidad en esos años– se suscribió en 2006 un Memorándum de Entendimiento mediante el cual se creó un techo de financiamiento con vistas a cubrir operaciones comerciales de corto, mediano y largo plazo por 1 800 millones de dólares.

Como parte de estos recursos fue posible comenzar el proceso de recapitalización del transporte de pasajeros, primero con mil ómnibus Yutong para largas distancias y después para el transporte urbano, hasta alcanzar 5 348 vehículos por un valor de 370 millones de dólares. A ello se añadiría la compra inicial de 12 locomotoras, así como transporte especializado y de carga general.

También cabe apuntar que en 2004 se acordó un aplazamiento por diez años para el pago sin intereses de la deuda pendiente de liquidación de los años 1990 a 1994.

Una proporción similar en el comercio de Cuba con China y su crecimiento se mantuvo hasta 2010. No obstante, entre 2011 y 2013 se aprecia una tendencia al descenso en el peso de las exportaciones cubanas a China, las que disminuyeron 32,6% hasta 2012, mientras que las importaciones aumentaban 1,1%, lo cual llevó a un incremento en 236 millones en el déficit comercial cubano.

Un análisis de la etapa más reciente no estaría completo si no se examinan también las particularidades de la inversión extranjera en las relaciones con China y su impacto para ambos países.

II

Las empresas mixtas han desempeñado un significativo papel en las relaciones económicas entre Cuba y China, y en ese contexto, ya en 1995, fue firmado un Acuerdo para la Protección Recíproca de las Inversiones que posteriormente fue actualizado en 2007. También se rubricó un documento para evitar la doble tributación en 2001.

En el ámbito de las inversiones conjuntas, una primera particularidad es la existencia de las entidades de mayor peso económico en el territorio de China.

Se trata, en primer lugar, de la empresa mixta ChangHeber, establecida en el año 2000 entre el CIGB y una farmacéutica china para producir interferones. La entidad amplió su actividad en 2013 con la puesta en marcha de otra planta para producir la vacuna Hib contra el Haemophilus influenzae, en la que están asociados Heber Biotec, por Cuba, y por China el Instituto de Productos Biotecnológicos de Chanchung y Jilin Boyce Technology.

ChangHeber fabrica actualmente más de 180 productos y es uno de los cinco principales distribuidores del interferón en China.

En la misma línea de trabajo, también en 2000 fue creada la empresa mixta Biotech Pharmaceutical Co. Ltd para producir anticuerpos monoclonales. Está formada por el Centro de Inmunología Molecular de Cuba y el Centro Internacional de Ciencias de China.

Igualmente en la esfera de la salud se crearon en 2006 el Hospital Oftalmológico Mixto Amistad China-Cuba en Xining y al año siguiente el Hospital Oftalmológico Mixto Amistad China-Cuba en Zhijiashuang. En ambos casos participan la empresa Servicios Médicos Cubanos y el ministerio de Salud de China. Estos centros asistenciales fueron creados previendo originalmente una ampliación de hasta 50 instalaciones de la misma categoría en diferentes regiones de la nación asiática.

Por otra parte, en el año 2002 se creó la empresa mixta Shanghai Suncuba, integrada por Cubanacán y la compañía china Suntime International. A partir de esta sociedad se erigió en Pudong, Shanghái, un hotel de cinco estrellas, 28 pisos y 685 habitaciones.

En total, las inversiones cubanas en empresas mixtas radicadas en China se estimaban en 40 millones de dólares alrededor de 2010.

Las inversiones de empresas chinas en Cuba comenzaron en 1997 con la creación de la empresa UCC-Fujian, que tuvo como contrapartida diversas entidades del entonces Ministerio de la Industria Ligera para la producción de ropa y calzado deportivo.

En 1999 surgió la empresa Taichi S.A. para la producción de arroz, en asociación con el Ministerio de la Agricultura. Un año después se creó Gran Kaiman Teleco S.A. (GKT) entre la corporación china Gran Dragón y el Grupo de la Electrónica del Ministerio de Comunicaciones de Cuba. Finalmente, un proyecto para la construcción de un hotel en Cuba por la compañía mixta Habana Suncuba, creada en 2002, no llegó a materializarse.

En suma, las inversiones chinas en empresas mixtas radicadas en Cuba se estimaban en 50 millones de dólares hacia 2010.

Un balance de las relaciones económicas entre Cuba y el gigante asiático hasta la firma de los acuerdos más recientes muestra un desempeño importante en lo referido al intercambio comercial, al consolidarse China como segundo socio de nuestro país, aun cuando en los últimos tres años se aprecia un descenso en ambas direcciones. El flujo comenzó a recuperarse en 2013 y este año deberá rebasar el máximo alcanzado en 2007, cuando llegó a 2 446 millones de pesos.

En términos de la composición mercantil, China ha jugado un papel fundamental en la recapitalización del transporte automotor y ferroviario, así como en el suministro de maquinarias y equipos de diversa índole para sectores tan importantes como la producción de petróleo, materias primas, medicamentos y alimentos, que tienen un significativo peso en la economía y el consumo del país.

Por parte de Cuba, el valor de las exportaciones a mediados de la pasada década se concentraba en 83% en níquel, 16% en azúcar y 1% en otros productos, lo que evidencia la necesidad de una mayor diversificación hacia productos y servicios como el turismo y otros de mayor valor agregado.

A partir de 1999 el comercio se ha desarrollado sobre la base de créditos comerciales para los cuales Cuba ha recibido condiciones favorables y cuyo pago ha sido honrado sistemáticamente, de manera especial a partir de 2003. Esto ha creado las premisas indispensables para lograr posposiciones con vistas a la liquidación de adeudos atrasados cuando ha sido requerido.

En cuanto a la estructura de las inversiones conjuntas, se muestra atípica pues, por una parte, se ha logrado una importante presencia de la industria médico-farmacéutica cubana de alta tecnología en China. Sin embargo, resulta evidente que la presencia de inversiones chinas en Cuba ha estado por debajo de sus potencialidades, aunque esa tendencia también muestra un cambio actualmente.

III

Las relaciones económicas entre Cuba y China fueron relanzadas con la visita del presidente Xi Jinping en julio de 2014. Los 29 acuerdos rubricados entre los dos países con motivo de esta visita –que formó parte de la última etapa de la gira latinoamericana del dirigente chino– pusieron de manifiesto nuevos aspectos cualitativos y el mayor alcance de los vínculos económicos que unen a ambas naciones.

Sin pretender agotar en detalle el análisis de todos los acuerdos, entre los aspectos de mayor importancia resalta el otorgamiento de un crédito para la construcción de una terminal multipropósito en el puerto de Santiago de Cuba por un monto estimado de 100 millones de dólares. Esta nueva instalación tendrá 200 metros de largo, contará con tres grúas de pórtico y dos almacenes, lo que le permitirá atender buques de hasta 40 mil toneladas de desplazamiento, muy por encima de las 25 mil que admite actualmente esa rada.

Se destaca igualmente la creación de una nueva empresa mixta para la construcción y explotación de un complejo inmobiliario asociado a campos de golf en la zona de Bellomonte, al este de La Habana. Aunque no se ha divulgado más sobre el actual proyecto, uno diseñado con anterioridad en esa ubicación contemplaba unas 160 capacidades habitacionales y dos campos de golf de 18 hoyos cada uno. Se estima que una inversión similar llevaría un financiamiento de unos 350 millones de dólares.

En términos de las facilidades de financiamiento para inversiones se otorgaron diversos créditos, destinados entre otros a la compra de equipos e insumos para tres plantas productoras de bioplaguicidas y a un laboratorio de alta seguridad. Igualmente se acordó uno para la construcción de líneas de envasado aséptico y de Doy-Pack para la fábrica de frutas y conservas de Ciego de Ávila.

De singular importancia resulta el otorgado para la adquisición de equipos de telecomunicaciones, el cual se une al suministro de equipos para la segunda fase del proyecto de despliegue de la televisión digital con norma china en Cuba, así como la colaboración e intercambio en el campo de las telecomunicaciones y la informática.

Es de destacar que –por un lado– este desarrollo ha permitido desde mediados de la pasada década mejorar cualitativamente las transmisiones televisivas en el país, al tiempo que se incrementó la producción de televisores en colores en Cuba. Por otra parte, la inyección de tecnología china en el terreno de la informática y la computación ha posibilitado una gradual recapitalización de estos equipos, que resultan vitales para casi todos los aspectos del desarrollo del país.

A los créditos anteriores se sumó uno destinado a la ejecución de proyectos o suministros de materiales y equipos, y en el ámbito de las donaciones se acordó una igualmente dirigida a los mismos objetivos, otra de equipos de oficina y transporte, y una de equipos de monitoreo medioambiental.

El sector energético continuará beneficiándose de la colaboración china para la recuperación petrolera del campo de Seboruco, así como del servicio de perforación de pozos petroleros de hasta nueve mil metros de profundidad. A esto se añade la colaboración en los programas de ahorro energético y de desarrollo de las energías renovables, que se espera alcancen alrededor de 24% de presencia en la generación eléctrica dentro de 15 años.

Teniendo en cuenta los avances en la biotecnología, también tiene importancia la prórroga del acuerdo vigente para la colaboración en ese terreno, así como lo pactado en el sector industrial, la salud, la educación y la cultura. También se lograron promisorios convenios en la ganadería y la producción agrícola.

En cuanto al comercio exterior, se aseguró el suministro de níquel por un lustro al mercado chino, elemento significativo si se tiene en cuenta que el 83% de los ingresos por exportación de Cuba a China se asocian con el mineral.

La flexibilidad financiera para la liquidación de los adeudos cubanos de años anteriores se puso nuevamente de manifiesto, como una muestra de unas relaciones basadas en la colaboración para el desarrollo de nuestro país, que contrasta muy claramente con lo que ocurre en el mundo actual.

En efecto, a los principales procesos de renegociación acordados en 1995, 2004 y 2010, que han permitido que Cuba honre sus obligaciones gradualmente, se sumó en estos momentos el aplazamiento por diez años del inicio del pago del crédito gubernamental sin intereses suscrito en diciembre de 2003.

Adicionalmente debe señalarse que no se cargarán intereses para varios de los créditos pactados recientemente.

De este modo, los acuerdos suscritos con el gigante asiático, que ocupa el segundo lugar en nuestras operaciones comerciales sostenidamente a lo largo de los últimos 25 anos, permiten esperar un avance gradual hacia nuevos desarrollos en el ámbito de la industria biotecnológica, el turismo y las inversiones asociadas al mismo, el uso de la energía renovable, el desarrollo industrial y agrícola, la informática y las telecomunicaciones, así como la rehabilitación del transporte y la infraestructura del país.

Todo ello permite considerar las favorables perspectivas de estas relaciones para el futuro de nuestra economía. 

* El autor es exMinistro de Economía de Cuba y es asesor del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial (La Habana). En el análisis de las relaciones entre Cuba y China en el ámbito económico, se apoya en varios trabajos elaborados por el Dr. Julio Díaz Vázquez sobre el tema, publicados entre otros medios en el Observatorio de la política china. Casa Asia y en www.politica-china.org.

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