Yudy Castro Morales - Granma.- La Biblia de cada director. Eso debería ser, cual escritura sagrada, el registro contable de cada entidad. De modo que los empresarios vuelvan sobre él una y tantas veces como herramienta imprescindible para desarrollar su gestión.


Pero contrario al deber ser, muchos directivos enrumban sus pasos “de espaldas” a la contabilidad. Esta termina siendo el lugar donde tienen que cuadrar los números, y en el mejor de los casos, el espacio donde salta a la vista, por barbárica, alguna anomalía.

Las medidas que actualizan hoy nuestro escenario económico no comulgan con tales posturas. De hacerlo, acabarían sedimentadas sobre una palanca de freno, burlando el acelerador del desarrollo.

Desde la misma concepción de los Lineamientos de la Política Económica y Social hasta las recientes normativas aprobadas, que otorgan mayores facultades a la empresa estatal, se precisan entidades eficientes. Algo que resulta imposible —en opinión de los especialistas— sin una sólida contabilidad; sin “echarle mano” en todo momento y ante cualquier decisión a los estados financieros.

Con el propósito de restituir en su justa medida esta disciplina y los análisis medulares que de ella emanan, el Grupo Empresarial de la Industria Alimentaria (GEIA) se vio obligado, luego de su reestructuración, a iniciar en el 2012 un proceso de depuración contable. Ello sacó a la luz un cúmulo de irregularidades arrastradas durante años y que, a fin de cuentas, falseaban la gestión real de las empresas.

La existencia de cuentas con saldos sin respaldo documental, expedientes incompletos de faltantes o sobrantes e inversiones detenidas, son algunas de las problemáticas detectadas. Todo eso, unido a los incumplimientos productivos de determinadas entidades, conllevó a que 12 empresas cerraran el año anterior con pérdidas por un monto de 110 millones de pesos, donde más del 70 % correspondió a los referidos ajustes contables.

A juicio de Betsy Díaz, viceministra de la Industria Alimentaria, dicho proceso ocurrió de manera intencionada pues era preciso que las entidades asumieran los cambios en mejores condiciones desde el punto de vista contable. “El trabajo ha tenido seguimiento y al concluir el 2013 quedó depurada buena parte de la contabilidad en el sistema empresarial”.

Ninguna economía, y mucho menos la nuestra con tantos recortes en su bolsillo, puede darse el lujo de condenar millones en pago a la ineficiencia. De ahí que Betsy Díaz puntualice en que, “después de llegar a este punto cero, el reto superior estriba en preservar la “limpieza contable” y lo surgido a partir de ahora tiene que ser razonable con el proceso productivo”.

El bombillo rojo está encendido hoy “sobre las entidades que repiten y en torno a los nuevos contratiempos, a atacar las causas”, comenta la viceministra. Porque en definitiva, las distorsiones contables en muy pocos, poquitísimos casos, no terminan encubriendo desvíos de recursos.

LIMPIANDO LA CASA

El fortalecimiento del control interno conduce a un estadio superior de los análisis financieros, decisivos de cara a las transformaciones implementadas y a las que se avecinan, como por ejemplo, la unificación monetaria. Por tal motivo, Margarita Jiménez Molinet, directora económica del GEIA, insiste en el carácter imprescindible del proceso de depuración iniciado, el cual debe terminar este año.

De las 94 entidades que componen el Grupo Empresarial identificamos 22 donde los registros no mostraban su accionar real. Por tanto debía priorizarse allí el saneamiento contable. Aún faltan ocho por concluirlo, y como es de suponer, coinciden en su mayoría con las empresas de índices económicos deteriorados, agrega la especialista.

Cuando se ajusta un expediente contable —explica— las unidades deben asumir esos montos como gastos. Si estos son superiores a las utilidades obtenidas en el periodo, entonces el saldo se convierte en pérdidas. Eso impactó en casi la totalidad de las empresas que finalizaron el 2013 con resultados negativos: Cárnico y Lácteos Camagüey, Proce­sa­dora de Soya, Lácteos Santiago de Cuba, Cu­bana de Molinería, Pesca Habana, Em­pre­sa Pesquera Industrial de Niquero, Ali­mentos Is­la, las aseguradoras Láctea y de Bebidas y Cer­vezas, así como las mixtas Becasa y Lefersa.

En la entidad cárnica de la ciudad de los tinajones el ajuste de expedientes por faltantes de años anteriores incidió significativamente en que de 8 millones de utilidades planificadas, concluyeran con casi el triple de pérdidas. También incidió, aunque en menor medida, la sobre-ejecución de gastos debido a la compra de ganado por un precio superior al valor promedio contemplado en el plan.

De cualquier forma, añade Jiménez Molinet, “este centro no ha logrado mantener el control interno ni estabilizar la contabilidad”, lo cual resulta más preocupante y exige un accionar diferente de sus cuadros.

Hasta junio pasado mostraban indicadores positivos. No obstante, la cruz de la pérdida será un peso a cargar hasta tanto no logren reponer el monto. De alcanzar los 8,4 millones de pesos de utilidades previstas en el 2014, el principal destino será restituir lo perdido y así sobrevendrán otros tres años, sin poder emplear las ganancias en pagos de estimulación, en crear un fondo de inversiones…

Además, en correspondencia con el Lineamiento 17: las empresas estatales o cooperativas que muestren sostenidamente en sus balances financieros pérdidas, (…), serán sometidas a un proceso de liquidación o se podrán transformar en otras formas de gestión no estatal (…). Ello obliga entonces a trabajar con eficiencia, a ajustarse a las reglas, a restablecer la ordenanza contable.

Según Margarita Jiménez, de conjunto con los directivos del Ministerio de Finanzas y Precios, el GEIA trabaja en la búsqueda de soluciones económico-financieras para entidades como estas, donde el peso de la pérdida recayó en los ajustes contables.

Otra empresa que también saneó en el 2013 sus estados financieros fue Lácteos Camagüey. Pero a diferencia de su coterránea, aquí el proceso de depuración apenas significó poco más del 30% de las pérdidas, ascendentes a 24 millones de pesos. El volumen mayor correspondió al desequilibrio entre gastos indirectos e ingresos, donde los segundos no cubren los primeros. Y más alarmante resulta que hasta junio ya tenía un acumulado negativo de 6.4 millones de pesos.

Luego de la realización reciente de un dictamen técnico, aclara la directora económica, comprobamos que los precios mayoristas de compra de materias primas (leche) hoy le son insuficientes al Complejo para cubrir sus operaciones, obligado a redimensionarse. “Mas la decisión no es sencilla, tratándose de la mayor entidad de su tipo en el país. Es responsable del 24 % del acopio de leche fresca, lo cual equivale a 84 millones de litros al año”.

La situación, quizás, se tornó más aguda por el cambio en la política de pago de subsidios. Erenis Beltrán, jefa del De­partamento de Precios del GEIA, rememora que anteriormente el Presupuesto del Estado subsidiaba la leche a la entrada en la industria. Así los empresarios re­cibían un dinero fresco aunque su materia pri­ma fuera añeja y se perdiera en el flujo. En otras palabras: se pagaba tanto por los buenos como los malos resultados. Hoy se ero­ga el dinero después de vendidas las producciones.

Para los especialistas del GEIA esta es una de las entidades más problemáticas porque aún no logran identificar una solución clara. Incluso ya han solicitado una auditoría especial con el propósito de certificar los gastos descritos por los directivos, y así descartar algún manejo indebido de recursos. No obstante, sobre la empresa camagüeyana puede co­menzar a caer la mayor condena, más allá de la estrechez financiera: la desmotivación de los trabajadores.

Dichas consecuencias, en extremo contrarias al desarrollo de las fuerzas productivas, igual podrían estar gravitando sobre el Complejo Lácteo de Santiago de Cuba, sumido en una pérdida de 6.6 millones de pesos. Aunque hasta la fecha no muestran giros negativos en sus cuentas.

La “limpieza contable”, trajo a la palestra económica gastos por faltantes, unido a injustificables multas tributarias. Sin embargo, son los incumplimientos productivos, el deficiente control interno y la inestabilidad en los cuadros de dirección, las principales causas del deterioro financiero, sostiene Julia Fernández Rodríguez, jefa del Departamento de Contabilidad del GEIA.

Tampoco la Planta Procesadora de Soya, ubicada en este territorio, escapa al estigma de la ineficiencia económica. Si bien en el 2013 debió asumir los perjuicios del Huracán Sandy (dicho en esta fecha suena distante y coquetea con la frágil frontera de la justificación), los 15.3 millones de pesos perdidos responden a un incumplimiento continuo de los planes; a un deterioro considerable de la matriz tecnológica.

“Hace aproximadamente tres años esta planta no satisface sus compromisos. Se le ha disminuido la encomienda productiva, ha sido designado un nuevo director, se implementó un programa de mantenimiento a la línea, mas no logra reponerse. Los gastos fijos no son compensados con sus niveles de actividad”, sentencia Fernández Rodríguez.

No obstante, cualquier decisión se torna compleja ante las particularidades de la entidad: no hay otra similar en el país y es responsable de una gama de surtidos imprescindibles en otros ciclos industriales (aceite y texturizado de soya, harina para pienso animal y lecitina).

Según Fernández Rodríguez se estudia allí un proceso inversionista, que de aprobarse, debe arrancar por las soluciones de los lastres que hoy no dejan salir a flote a la empresa.

Con características similares en cuanto a existencia única y encargos impostergables (harina de trigo), la empresa cubana de Mo­linería también engrosa el abultado monto de pérdidas. Solo que sus 9 millones de pesos estuvieron asociados fundamentalmente a la depuración contable. Dígase ajustes por faltantes y sobrantes, asumidos por ella como parte del reordenamiento de su sistema empresarial.

Al cierre de junio, apunta Raisa Miranda Rodríguez, jefa del Departamento de Pla­nificación del GEIA, no alberga ningún saldo negativo, e incluso tiene previstos 9.5 millones de pesos de utilidad. Asimismo se evalúan alternativas en aras de ofrecer una solución que la libere del castigo financiero.

Igualmente integran el grupo de empresas rezagadas las Aseguradoras Lácteas y de Bebidas y Cervezas, con pérdidas de 2.7 millones de pesos y 805 mil pesos, respectivamente. El saneamiento de expedientes de faltantes y sobrantes, la existencia de gastos por encima de lo planificado y las mermas derivadas de los inventarios ociosos deterioraron su gestión empresarial durante el calendario anterior.

Sus montos, aunque no son los que más ceros contemplan también preocupan a los directivos del GEIA. Porque más allá de saldar viejas cuentas, estos (anti) resultados apuntan a falencias administrativas. ¿A quién se le puede ocurrir, llámese Trabajador por Cuenta Propia, cooperativa, empresa, incurrir en gastos que puedan comprometer su ganancia?

Los empresarios también tienen que llevar esos análisis al detalle y examinar costos razonables. Tampoco pueden perder de vista el control de sus inventarios, tanto para certificar lo concerniente a producciones en curso o terminadas, como a recursos inmovilizados que ofrecen información falseada.

En ese mismo orden las empresas pesqueras de la plataforma, ubicadas en Mayabeque y Niquero, muestran incumplimientos en las capturas y otras producciones, convertidos finalmente en pérdidas por más de 2 millones de pesos. Con la unidad granmense —abunda Margarita Jiménez— “nos hemos reunido en varias oportunidades, se le han hecho préstamos de capital de trabajo; pero no apreciamos un despegue productivo”.

Ante esta situación, y teniendo en cuenta la existencia de otra empresa en la misma área, tocaría evaluar su pertinencia. Porque algo sí queda fuera de análisis: la imposibilidad de mantener una entidad inoperante.

Dicha máxima se ajusta de igual forma a la gestión de la empresa Alimentos Isla, situada en el municipio especial, la cual carga sobre sus hombros una pérdida de 20 millones de pesos. Tal resultado obedeció al proceso de depuración fundamentalmente; si bien incrementan la cifra otros lastres productivos.

De acuerdo con Margarita Jiménez eran barbáricos los errores contables detectados en esta entidad, que aglutinó, como parte del reordenamiento empresarial, las antiguas empresas Cárnica, Láctea y de Bebidas de ese territorio. “Con la unión de las funciones también se juntaron los problemas de control e inestabilidad administrativa que dichas unidades venían arrastrando individualmente”.

Hoy marcha sin pérdidas, alude, “pero sabemos que aún no ha resuelto todas las deficiencias. Es de las empresas que requieren un seguimiento constante”. El mismo que tal vez faltó antes, porque a un “desastroso estado contable” —como refieren los especialistas— no se llega de un día para otro.

ASOCIACIONES PARA LA ¿BUENAVENTURA?

Por último las entidades Becasa y Lefersa vienen a completar el engrosado grupo de pérdidas, cuya condición de mixtas hace menos entendible la ineficiencia. En el caso de Becasa, se trata de una planta de refrescos que nunca alcanzó los niveles esperados y actualmente está en proceso de liquidación. Mien­tras Lefersa, semejante en cuanto a incumplimientos, también se hubiese extinguido, si no fuera estratégica y única su producción de levadura.

La vicetitular del MINAL, Betsy Díaz, manifiesta que esta planta ubicada en la provincia de Mayabeque, “no logra fabricar los volúmenes requeridos ni en calidad ni cantidad, tanto por problemas organizativos, falta de aseguramiento oportuno de materias primas, inexistencia de un mantenimiento adecuado, como por inestabilidad de los servicios básicos (agua, electricidad)”.

“Hablamos de un proceso de elaboración muy complejo donde las fluctuaciones deterioran sensiblemente el producto. Se unen, además, la ausencia de autonomía tecnológica y el ir y venir del capital humano, carente de la preparación y motivación necesarias”, adiciona la especialista.

Por tanto es muy difícil predecir un final feliz al culminar cada año. De hecho a los 1.4 millones de pesos perdidos en el 2013 se suman otros 600 mil hasta el cierre de junio.

Evidentemente urgen soluciones eficaces que reviertan la tendencia negativa de empresas como estas. La incorporación en la cartera de negocios del MINAL (con vistas a la Zona Especial de Desarrollo Mariel) de opciones que potencian la fabricación de levadura, el procesamiento de soya… resulta atinada.

No obstante, a juzgar por el desempeño de las entidades mixtas descritas, valdría repasar las estrategias seguidas para su creación: estudio de factibilidad, competencia del socio, aptitudes de la parte cubana… porque de seguro nadie se asocia para la desventura.

Hoy, además de los saldos negativos reincidentes de Lefersa y Lácteos Camagüey, mencionada anteriormente, aparece la Empresa de Conservas y Vegetales con una pérdida hasta el cierre de junio de 7.4 millones de pesos. En este caso, las causas vienen de la mano de incumplimientos en la entrega de materias primas agrícolas: apenas dispuso del 59 % del tomate contratado y de mango estima recibir el 45 % de lo previsto.

CONTABILIDAD Y EFICIENCIA A LA PAR

Muchos empresarios hablan de contabilidad fiable para asegurar que los registros reflejen de manera fidedigna los destinos de sus empresas; que las cuentas por cobrar y pagar están bien documentadas; que los estados financieros tienen respaldo real. Sin embargo, el término fiable no debe ser usado como una distinción: tienes o no contabilidad. La fiabilidad es intrínseca de esta especialidad.

Así opina Margarita Jiménez Molinet, a quien los años de experiencia también le han enseñado que no pueden existir empresas eficientes sin una contraparte contable a la altura. Como tampoco es posible el progreso con directores que no trabajen en base a sus finanzas, que no analicen los gastos, que no valoren el costo-beneficio.

Mientras, Betsy Díaz considera que más allá de registrar (y hacerlo bien) el hecho económico o detectar cualquier alteración, la contabilidad debe funcionar como herramienta de previsión y control para los directivos.

“Cuando la pérdida llega al área económica, cual reflejo de los resultados del trabajo ya queda poco por hacer. La solución hay que buscarla desde la producción y los servicios”, añade.

“Debe lograrse que las áreas económicas y técnicas se unan para acorralar los desvíos; debe propiciarse un análisis integral técnico-económico y, por supuesto, la jerarquización del consejo de dirección de la empresa en estos análisis. Cada uno en su pedacito tiene que comprometerse con la búsqueda de mecanismos que hagan eficiente la gestión”.

Quizás por ello las pérdidas vinculadas a incumplimientos productivos son las que más preocupan a los especialistas del Grupo Empresarial y del Ministerio. A su juicio el saneamiento contable es imprescindible; mas la eficiencia empresarial sigue siendo para algunos una asignatura pendiente. Como todavía lo son el completamiento de la plantilla en las áreas económicas, y la capacitación del personal.

En estos momentos, resalta Jiménez Molinet, existe una caracterización de cada empresa y mensualmente se evalúa la información contable, el comportamiento de las utilidades; se chequea el estado de las cuentas por cobrar y pagar; de forma trimestral son certificados los inventarios…

“Además se realizan acciones de control: inspecciones, auditorías, verificaciones fiscales. En las empresas con pérdidas se han aplicado medidas disciplinarias y administrativas, movimientos de cuadros, e incluso al concluir el proceso de depuración se solicita una auditoría”, concluye.

Pareciera entonces que desde la supervisión quedan pocas brechas. Pero ello no supone un giro definitivo a favor de los nuevos vientos, esos que soplan desde la eficiencia, el fortalecimiento del control, el alza productiva y hacen sonar los cascabeles contables para alertarnos de los buenos o los malos pasos.

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