2ª Muestra Internacional de Cine Educativo (MICE), del 6 al 15 de mayo de 2022.


Si existe la magia en luchar batallas más allá de lo que uno puede resistir,
es la magia de arriesgar todo por un sueño que nadie más que tú puede ver.

Morgan Freeman en «Million Dolar Baby»

El cine nunca es arte. Es un trabajo de artesanía, de primer orden a veces,
de segundo o tercero, lo más.

Luchino Visconti

En 1999, Sugata Mitra, un profesor nacido en Calcuta (India), llevó a cabo un experimento que tuvo una inmensa repercusión en la comunidad educativa internacional. Mitra lo llamó «The Hole in the Wall», y consistió en la observación y análisis de los efectos que tenía en los niños el manejo de un ordenador conectado a internet, colocado en las calles de algunos pueblos de la India. El profesor llegó a una serie de conclusiones que desde entonces han sido estudiadas y aplicadas por la comunidad educativa de todas partes del mundo: los niños pueden aprender mediante la observación y la práctica sin necesidad de ayuda adulta. Tan solo necesitan un pretexto para llevar a cabo aquello que les motiva y que necesitan aprender[1].

Y en el caso del cine, de la creación audiovisual, de la lectura y la escritura de imágenes, ya está intrínseca la motivación del alumnado. Dar a unos niños un festival hecho con sus películas es como poner un ordenador con internet en las calles de la India y dejar que la fuerza de los sueños infantiles cree la magia. Eso sí, difiero en un punto del profesor Mitra; aunque el proceso de aprendizaje pueda prescindir del adulto, no debemos dejar que aquellos conocimientos sociales y culturales adquiridos queden en un segundo plano esperando que sea el alumnado el que lo descubra todo. El papel del adulto en ese aprendizaje sería el de encauzar esa motivación y esa fuerza que la curiosidad infantil proporciona. Con las nuevas tecnologías de la imagen sucede lo mismo. Mucho se habla de nativos digitales como seres nacidos con una cámara bajo el brazo, pero cuando yo nací también había coches y tuve que acudir a una autoescuela para que otros me enseñaran a conducir, so pena de real peligro social al volante y de la disminución de la población peatonal en mi ciudad.

¿Y cuál ha de ser el lugar de aprendizaje formal de estos conocimientos? Sin duda alguna los centros educativos. Formal dentro del currículo y transversalmente como instrumento de trabajo, recursos y conocimiento en el aula. La tecnología audiovisual forma parte de nuestras vidas, pero en la escuela estos cambios son mucho más pausados. No obstante, es necesario que los niños, niñas, jóvenes, y la sociedad en general dispongan de los conocimientos indispensables para utilizar los códigos mediáticos imperantes. La apropiación de estos códigos permitirá poseer los elementos que les permitan ser críticos ante los mensajes recibidos a través de la imagen y a través de los medios. La educación formal, por tanto, ocupa un papel fundamental en el logro de estos objetivos. Hemos de abrir la educación a la realidad del siglo de la imagen, hemos de llevar el cine a la escuela como módulo pedagógico, la alfabetización audiovisual como finalidad y la creación cinematográfica como instrumento de aprendizaje.

Estudiar la imagen. Lectura. Aprendizaje tradicional: Espectador. El uso del cine y el audiovisual en la educación es un valor básico dentro del proceso de enseñanza-aprendizaje, que favorece la consecución de contenidos y objetivos de muy diferente índole y utilizando un camino dinámico y efectivo. Es un poderoso recurso informativo que permite acceder a contenidos culturales, valores individuales o sociales, y estimula el desarrollo de competencias, como la capacidad de observación, el análisis, la reflexión y el juicio crítico. Involucra a las personas tanto dentro de la dimensión cognitiva como afectiva, ética, social e individual. El cine incluido en la educación sirve para cubrir temas y contenidos que sin ser evaluables merecen especial atención educativa: transversales, educación integral, tutoría, orientación, o utilizado como estímulo para despertar en el alumnado el interés en determinados temas de áreas curriculares, así como por el placer de disfrutar del «buen cine», de disfrutar de la cultura cinematográfica.

Crear la imagen. Escritura. Aprendizaje activo: Realizador. Se trata de aprender haciendo cine, escribiendo imágenes, narrando digitalmente. Mostrar la necesidad de llevar al aula la enseñanza de la escritura de la imagen. Los estudiantes deben saber detectar, analizar y comprender elementos técnicos fílmicos que les permitan ser competentes y críticos en la construcción de sus propios mensajes audiovisuales, competencia fundamental en un entorno mediático actual de cultura participativa. Es un paso adelante con respecto al aprendizaje contemplativo, que se produce en «aprender mirando cine», hacia un aprendizaje proactivo, en el que los jóvenes se implican en la elaboración de sus propios mensajes, aplicando su creatividad e inquietudes.

Aprendizaje significativo

El concepto de aprendizaje significativo designa el aprendizaje de nuevos conocimientos que tienen una estructura lógica propia, y que el sujeto incorpora a los conocimientos previos que posee sobre la temática de manera sustancial (no arbitraria o al pie de la letra), dotándoles de sentido. La base del aprendizaje de los alumnos en relación con su participación en el festival se relaciona también con el aprendizaje activo. Con este, los alumnos inician dicho proceso de aprendizaje que comienza con el pretexto de la elaboración de un cortometraje que se exhibirá en público en determinadas salas cinematográficas. En la preparación del proyecto es importante activar los conocimientos previos que disponen, promover su motivación, así como centrar las funciones que van a desarrollar en la elaboración de su producto audiovisual. En este sentido, los alumnos comienzan a conectar con una serie de contenidos que poco a poco les van a ir resultando más familiares, y que adquieran un grado de significatividad y utilidad incontestables.

El aporte cultural y educativo de los festivales de cine

En 1978, la UNESCO definió las industrias culturales como «aquellas industrias que combinan la creación, la producción y la comercialización de contenidos creativos, los cuales son intangibles y de naturaleza cultural». La industria cultural se determina como la que produce o distribuye bienes que, «considerados desde el punto de vista de su calidad, utilización o finalidad específicas, encarnan o transmiten expresiones culturales, independientemente del valor comercial que puedan tener. Las actividades culturales pueden constituir una finalidad de por sí, o contribuir a la producción de bienes y servicios culturales»[2].

Las funciones que desempeñan los festivales o muestras de cine son muy diversas desde el ámbito o entorno en que se desenvuelven. Los festivales no solo son un espacio donde cineastas, directores profesionales o noveles muestran y exhiben sus trabajos. Además, suponen una manifestación de índole cultural y social desde donde se generan importantes cometidos audiovisuales de naturaleza educativa, instructiva y pedagógica.

Para Vigotski[3], la obra de arte produceefectos psicológicos y sociales a partir de la recepción activa del espectador. La contemplación de la obra de arte facilita reacciones emocionales; por tanto, defiende y respalda que su función principal es la de despertar y aclarar emociones desconocidas, vividas directamente, y generar conocimientos a partir de la propia experiencia. Esta base teórica tan estudiada sustenta las características de la función lectora y de contemplación que ejercen el audiovisual y los festivales como motivadores, gran pantalla y mediadores de cine sobre sus participantes. Alain Bergala identifica las características de estas dos funciones generales: la función lectora y la función creativa, y la necesidad de transpolarlas en un festival, la importancia de los valores que genera el cine en los jóvenes, así como la importancia de introducir en las aulas actividades relacionadas con el cine.

Y ahí nace la Muestra Internacional de Cine Educativo (MICE) y la necesidad de la MICE, un sueño de pasionales francotiradores de la cultura y la educación audiovisual que se va haciendo realidad por encima de las murallas del convencionalismo social y el inmediatismo economicista del sector cinematográfico. MICE es un festival con finalidad educativa y cultural de base, que promociona la educación audiovisual y el cine más allá del globalizado consumismo industrial. La MICE es la gran pantalla de las películas realizadas por el alumnado: escritura de imágenes, y de la cinematografía profesional de calidad: lectura de imágenes. Proponemos un aprendizaje secuenciado y no inmediatista, que parta de la esencial escritura digital hasta formar un espectador crítico, instruido, libre y culto.

La MICE es miembro de la European Children’s Film Association (ECFA), con sede en Bruselas, del Centre International du Films pour l’Enfance et la Jeunesse (CIFEJ), auspiciado por UNESCO y con sede en Teherán, y del Universo Audiovisual del Niño Latinoamericano (UNIAL), con sede en La Habana, y principal organizador del evento en Cuba.

El carácter educativo-cultural del festival hace de este una propuesta merecedora de estudio y empecinado apoyo, dado su impacto en la diversidad, atendiendo a las necesidades comunicativas y audiovisuales de las futuras sociedades, y teniendo cada vez mayor nivel internacional. Con la MICE queremos abrir una ventana al cine educativo internacional, queremos abrir una pantalla para que docentes y discentes tengan un escenario donde presentar las prácticas audiovisuales que realizan, queremos acercar el mundo del cine profesional a la educación, sin que esta sea tomada solo como nicho económico de mercado. Queremos poner a Cuba como referente de la educomunicación en el escenario mundial y compartir ese foco de referencia educomunicativa con otros países del mundo. La Habana en Cuba, Valencia en España, Esmara en el Sáhara ya son ciudades MICE. Ecuador, la India y México ya están trabajando en la propuesta, y Siberia (Rusia) y Filipinas van a estudiar la posibilidad. Un tsunami MICE recorre el planeta.

Objetivos

  • La difusión de la cultura cinematográfica entre la población joven, para contribuir al libre acceso de los futuros ciudadanos a la cultura en general.
  • Acercar al profesorado y al alumnado a las ventajas del uso de herramientas y de la narrativa audiovisual para transmitir un mensaje.
  • Proyectar contenidos audiovisuales con formato de aprendizaje, realizados por jóvenes dentro de sus centros educativos.
  • Concienciar a padres y madres sobre la importancia de saber los contenidos a los que acceden sus hijos e hijas.
  • Potenciar cualquier manifestación cultural para la inclusión de valores culturales en los niños, niñas y jóvenes.
  • Concienciar sobre la importancia de incluir la educación del lenguaje audiovisual y sus herramientas dentro del planteamiento docente.
  • La difusión y promoción de la cultura audiovisual en todas sus manifestaciones, especialmente con el fin de educar a los nuevos espectadores en el valor de los trabajos y profesionales del sector para favorecer que futuras generaciones sean proactivas.
  • Establecer y mantener vínculos, colaboraciones o convenios de carácter cultural, técnico o social con todo tipo de órganos y entidades de la administración pública encaminados a la difusión del cine entre niños y niñas.
  • Establecer y promover el intercambio cultural a nivel internacional y nacional.

Dirigida a

  • Alumnado desde la educación infantil hasta la universidad.
  • Profesorado de todas las etapas.
  • Profesionales del mundo del cine.
  • Profesionales de los medios de comunicación.
  • Padres y madres.
  • Público en general.

[1] «La aportación cultural de los festivales de cine: Mostra Internacional de Cinema Educatiu (MICE), como caso de estudio». Javier Arteseros Valenzuela, Universidad Politécnica de Valencia, y Josep Arbiol, presidente de MICE y codirector de MICE Cuba.

[2] «Understanding Creative Industries: Cultural Statistics for Public-Policy Making» (1978). Artículos 4 y 5 de la «Convención sobre la protección y la promoción de la diversidad de las expresiones culturales». UNESCO, 2005

[3] Vigotski, L. Psicología del arte. Barral Editores, Barcelona, 1970.

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