Alina Martínez - AIN.- El orgullo de ser cubanos, debido en gran medida a la obra que se construye en la Isla desde hace 50 años, fue expresado en un mensaje enviado al líder de la Revolución Fidel Castro por residentes en el exterior que participaron en una reunión concluida hoy en esta ciudad.

En la sesión final del encuentro que reunió a 129 representantes de organizaciones de emigrados en 34 países, se aprobó una carta en la que califican a Fidel como el soldado de las ideas más extraordinario de la Humanidad, de quien somos, dice, leales seguidores.

El mensaje hace votos por su continua recuperación y salud, al tiempo que patentiza la existencia de miles de cubanos en el mundo que le agradecen la vida de entrega y sacrificio al pueblo de Cuba.

En la clausura, Ricardo Alarcón, presidente del Parlamento cubano, reiteró que la política de los gobiernos de Estados Unidos contra la isla de manipular la emigración, ha sido un rotundo fracaso.

Como prueba de esa afirmación subrayó el mensaje que este intercambio con residentes en otras naciones ha lanzado al mundo: la defensa de los verdaderos cubanos a la soberanía de su Patria.

Recordó el también miembro del Buró Político del Partido Comunista que con el propósito de apropiarse de Cuba, las administraciones norteamericanas crearon un país paralelo al real, fabricado artificialmente y satanizado por los medios de prensa al servicio del imperio.

Al dirigirse a los participantes en el encuentro, aseveró: Ustedes no han dejado de ser cubanos ni han dejado de hacer esfuerzos para eliminar el genocida bloqueo, el más prolongado de la historia con casi medio siglo, y que le niega, precisó, los derechos democráticos al pueblo de Cuba.

Felipe Pérez Roque, titular de Relaciones Exteriores, y varios vicecancilleres, asistieron al acto de conclusión del intercambio con representantes de la emigración cubana, iniciado el pasado miércoles.

El encuentro ratificó que el proceso de normalización de las relaciones entre la Nación y su emigración es continuo e irreversible, pese a las negativas medidas antifamiliares impuestas en Estados Unidos por Bush.