Mariela Pérez Valenzuela - Revista Mujeres.- Apartados de acuerdos internacionales u otras iniciativas que supongan un compromiso con la Humanidad, como el respeto al derecho de las mujeres, niñas y niños a una vida digna, sin discriminación, algunas naciones tienen poco que mostrar al mundo en favor de estas personas.

Naciones de todos los continentes ofrecen un futuro inseguro a miles de mujeres e infantes, sobre todo descendientes de inmigrantes, víctimas de la pobreza y la discriminación de un sistema que los margina y priva de sus derechos como ciudadanas y ciudadanos.

Si ocupan cargos públicos o privados, reciben salarios más bajos que los hombres por similar actividad, carecen de seguro médico, y si se conoce que están embarazadas, casi siempre son despedidas porque no pueden rendir físicamente como las demás. También en el ámbito rural obtienen menos beneficio del trabajo que los hombres, y afrontan dificultades nuevas debido a la crisis económica y alimentaria.

Un reporte de la Organización de Naciones Unidas (ONU) sobre género y trabajo agrícola advirtió que pese a que la desigualdad varía de forma considerable entre las diferentes regiones y sectores, existe la evidencia de que, a nivel global, las mujeres obtienen un menor beneficio del empleo rural -ya sea en un trabajo asalariado o por cuenta propia- que los hombres.

Expertos hablan de la feminización de la pobreza, pues salvo excepciones, incluso en los países desarrollados la masa femenina adulta y hasta las niñas se ven involucradas en trabajos poco remunerados, mayormente en el área de los servicios, casi siempre como empleadas domésticas.

Así, Europa es un ejemplo de las consecuencias del neoliberalismo para millones de ciudadanos y ciudadanas que viven en el desamparo y la desatención, agravada esa situación por la inseguridad alimentaria y la pérdida de empleos causados por la crisis, debido a lo cual la pobreza es general en sus territorios, según cerca de un 70 por ciento de los europeos.

En ese conglomerado humano están los cerca de 17 millones de niños y niñas europeos indigentes, de acuerdo con cifras manejadas por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).

En Europa, como en países de otros continentes, las mujeres constituyen uno de los grupos más desprotegidos y golpeados por la discriminación. Su presencia es casi nula en los cargos políticos. A ello se añaden dificultades para hallar un empleo después de parir o la imposibilidad de trabajar a tiempo parcial, aun cuando los jardines de la infancia son insuficientes en cantidad y no existen otras facilidades para el cuidado de los niños.

Más allá del escenario del trabajo, se calcula que la industria del sexo mueve anualmente millones de euros. A su vez, el alquiler de vientres continúa siendo una opción para las mujeres pobres y para quienes pueden pagar, al tiempo que negocio rentable para quienes se dedican a él.

Mujeres sin derechos: Tristes historias

¿De qué derechos humanos se habla cuando se recuerda la historia de Amanat, la joven india quien soñaba con concluir sus estudios de fisioterapeuta y fue víctima de un grupo de violadores, quienes en un ómnibus la torturaron, abusaron de ella, y como protestó, le enterraron una viga de hierro en la vagina que le destrozó órganos vitales?

Seis días después, Amarat moría en un hospital. No resistió la embestida de los violadores que cuando fueron capturados, con gran calma dijeron que la atacaron más porque ella intentó defenderse.

El caso de esta joven estudiante es uno más en India, donde cada 20 minutos se viola a una mujer sin que haya castigo para los criminales. Incluso las muchachas, pues casi siempre son muy jóvenes, no presentan denuncia porque conocen que la policía las recibirá como “apestadas” y nunca abrirá investigación.

El trágico final de Amanat, que conmocionó no solo a la India sino a muchas otras naciones donde las mujeres nada valen, se repite a diario en todos los continentes, pues la violencia sexual está presente en países ricos y pobres.

Medios de prensa dieron a conocer en los últimos meses que en Túnez una joven fue violada por un policía mientras otro robaba a su novio. Cuando ella fue a denunciar lo ocurrido, quedó detenida y solo salió libre por la movilización de millares de personas, luego de meses de permanencia en una cárcel.

¿Quién podría imaginar que una niña de 12 años recibiera un balazo en Pakistán solo porque tenía un blog en Internet? En ese país es un delito que las niñas aprendan a leer y escribir.

Matrimonios forzados, violaciones colectivas, lapidaciones de mujeres por mirar a un hombre son continuos en Arabia Saudita, mientras que en Egipto se conocen de decenas de situaciones de esa índole sin que siquiera lleguen a la justicia. Todo queda en la familia.

UNICEF, World Visión, Cruz Roja, Plan y Asociación de Mujeres por el Futuro de las Mujeres (AFAF) han denunciado la alta tasa de mutilación genital femenina que existe en los países de África Subsahariana y han coincidido en que “se trata de una práctica ancestral extendida en distintos países como Malí, Egipto, Níger, Nigeria o Guinea, con graves consecuencias ginecológicas, obstétricas y psicosociales".

Tres millones de niñas cada año se ven sometidas a la extirpación de su clítoris o, en el peor de los casos, también de sus labios genitales mayores y menores.

Mientras, miles de jóvenes también han sido abusadas sexualmente en México y en Centroamérica. La localidad mexicana de Ciudad Juárez se hizo “famosa” por el alto número de cadáveres femeninos encontrados en el desierto, que presentaban signos de violencia sexual.

Al otro lado, en Francia, una de las naciones más cultas de Europa occidental, hace pocos meses fueron violadas dos muchachas. Cuando los agresores comparecieron ante el juez no fueron sentenciados bajo el pretexto de que habían sido incitados al delito por las víctimas.

¿Derechos humanos en Estados Unidos?

Arremeter antes de ser agredidos es el modo que utilizan las distintas administraciones en Estados Unidos para acusar a otros de los problemas que confronta en su territorio. De ahí que, en una evidente muestra de injerencia en los asuntos internos de otras naciones, anualmente confeccione listas de países que considera violan los derechos humanos.

¿Con qué moral se arroga la libertad de juzgar la situación en esa materia en otros territorios el mayor violador de los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales del mundo?

El país norteño es uno de los pocos que aún permanecen sin ratificar la Convención sobre los Derechos del Niño, lo que confirma su absoluto desinterés por una cuestión tan sensible y humana.

Hoy, entre 300 mil y 800 mil niños/as descendientes en su mayoría de familias hispanas inmigrantes constituyen mano de obra barata en granjas norteamericanas, donde ejecutan actividades consideradas de alto riesgo para su edad.

Al analizar la situación de la niñez en el mundo, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) mencionó el caso de esos pequeños norteamericanos, pero sin entrar en detalles, tras comentar que los niños y niñas trabajadores existen tanto en los países ricos como en los pobres.

Sin embargo, este tema ha sido motivo de otras investigaciones, las cuales precisan que en la nación norteña los inmigrantes conforman el 11 por ciento de la población total del país y sus hijos representan el 22 por ciento de 23,4 millones con edades de menos de seis años, y constituyen, además, un porcentaje significativo de la población entre 6 y 17 años.

El New Urban Institute de Washington señala que la prole de los inmigrantes vive en hogares de bajos ingresos, tiene menos acceso a los servicios de salud que los nacidos de padres oriundos de Estados Unidos, y sus progenitores devengan salarios más bajos.

Estos grupos enfrentan mayores problemas con la alimentación y sus necesidades de vivienda son cada vez más crecientes; el rendimiento escolar de los infantes es inferior y el idioma se convierte en una barrera para la comunicación y la superación.

Investigaciones sobre el tema revelan que cerca del 10 por ciento de los nacidos de inmigrantes reciben menos cupones de comida y asistencia temporal para familias necesitadas que aquellos cuyos progenitores nacieron en ese país Mientras la Casa Blanca califica la situación en que viven los infantes en otros países, estadísticas del propio gobierno norteamericano indican que casi un millón de pequeños son maltratados allí por alguna persona allegada (madre, padre, abuelos, cuidadores).

De acuerdo con el Buró Infantil del Departamento de Salud y Servicios Humanos de la Ciudad de Miami, la mayoría de los chicos que resisten abuso enfrentan maltrato físico, sexual y emocional, y en más de la mitad de los casos son sus propios padres, maestros, en fin, personas que para ellos no representan un peligro los que los insultan, golpean… Ante este panorama, solo nos queda pensar en que ojalá el sufrimiento sufrido por Amanat en India y miles de mujeres en el mundo sacuda la conciencia de las autoridades gubernamentales de esos países en que la mujer, las niñas y niños son solo un objeto más, y de muy poco valor.