Bárbara Doval, vicepresidenta de la Unión de Periodistas de Cuba. Foto de la autora

Diana Ferreiro - Granma.- En el contexto de necesarios debates sobre el enfoque y la equidad de género en nuestros medios de comunicación, salta a la vista el reto, cada vez mayor, que los y las periodistas tenemos al crear un producto comunicativo que eduque a las audiencias en estos importantes temas.


Granma conversó acerca de ello con Bárbara Doval, vicepresidenta de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) y presidenta del comité organizador del XI Encuentro Iberoamericano de Género y Comunicación, evento bienal que culminó recientemente en La Habana.

¿Cómo se sitúa actualmente en nuestros medios de comunicación el enfoque de género?

—Yo creo que junto a las buenas prácticas aún cometemos errores, y que hace falta sensibilizar a las personas que deciden, que editan, que toman fotos o hacen los diseños. Se trata de una tarea de sensibilizar, para que las personas se vayan asomando al tema, y que exista una mayor conciencia.

“En estos 22 años se ha hecho mucho, pero todavía es insuficiente. Yo creo que lo más importante es que hoy la voz de avanzada, esa voz para insertar una mirada ‘otra’, está viniendo de la mano de la academia y de las personas más jóvenes que se están graduando, porque ya se está insertando en los estudios de pregrado, cada vez con más frecuencia, el enfoque de género.

“En el evento anterior, hace dos años, en todo el país se presentaron 107 trabajos, entre productos comunicativos y ponencias. Este año, solo en la región oriental de la Isla, se presentaron 107 productos y en todo el país 275. Esto habla de una mayor inquietud por el tema, de mayor preocupación y de más ocupación. De esa cantera salieron 45 propuestas, pero pudieron salir otras tantas. Y lo más valioso es que se debaten temas relacionados con todas las esferas de la sociedad.

“En esa avanzada hay que destacar con creces a la Cátedra Mirtha Aguirre del Instituto Internacional de Periodismo José Martí que preside la Doctora Isabel Moya, y todo lo que se está haciendo en las academias cubanas.

“Son pasos con los que poco a poco se va haciendo una red. Creo que lo más importante es no pensar, y no permitir que se piense, que esto es un espacio de mujeres, sino un espacio para el respeto hacia el ser humano, un espacio para que todos seamos más conscientes de que hace falta realmente hacer un periodismo responsable, lo cual significa un periodismo que cuestiona, que problematiza, profundiza, un periodismo que busca causas y que sugiere soluciones para transformar, siempre para mejorar nuestra realidad y en ese sentido hemos dado pasos.

“Como parte de esa estrategia yo creo que también hay que dar un crédito importante a lo que sucedió con el IX Congreso de la UPEC, que también mostró un gremio mucho más preparado, con mayor número de grado científico como parte de su membresía y que ha sido un impulso importante para que nos demos cuenta de que hace falta construir la comunicación en Cuba, y esa construcción tiene que ser también desde las redacciones periodísticas, donde los periodistas participemos de la confección de nuestras agendas mediáticas.

“Debemos darle participación a más voces, de diferentes edades, de diferentes colores, ocupaciones, orientaciones, que realmente se busque esa diversidad en la mirada, que también a veces está ausente”.

¿Cuáles son los principales errores que persisten en los productos comunicativos al abordar el enfoque de género?

—De acuerdo con lo que se debate en estos encuentros y a partir de investigaciones realizadas, entre los principales errores está el asumir estereotipos ya asentados y que muestran a la mujer “dependiente de”, o a la mujer solamente anclada a la maternidad y no por su valor como profesional, como hacedora, como transmisora de roles de bienestar, como productora.

“A veces sin ser conscientes somos transmisores de violencia de manera muy sutil o repetimos de manera acrítica contenidos e imágenes que denigran o colocan en una posición de inferioridad a la mujer o a otro ser humano, o no citamos como fuentes autorizadas en diferentes temas a las mujeres.

“También se pudiera mencionar la manera en que construimos nuestros textos, entendidos también como audiovisuales y hay que tener mucho cuidado con las imágenes, con los sonidos. Porque es un error a veces hacer trabajos lineales, superficiales, no indagadores”.

Ese sería el camino a seguir por los periodistas, pero ¿cuál sería entonces el papel de las instituciones en ese sentido?

—Es un camino largo, que se ha recorrido desde la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), la Asociación de Comunicadores de Cuba (ACC) y la UPEC, que tiene que seguir potenciando espacios de debate, espacios donde cada vez el crecimiento sea superior a partir del contraste de ideas, de fuentes; además continuar defendiendo la autosuperación a partir de nuestros propios saberes, o la especialización, entre otras cosas para captar esas herramientas y hacer un periodismo mucho más de cambio.

A partir de las ponencias que se han expuesto en el Encuentro sobre la situación de las mujeres y la lucha por la igualdad de género en muchos países de Latinoamérica, ¿representa Cuba un modelo a seguir en ese sentido?

—Yo creo que lo más importante que existe en Cuba es una voluntad política, que nació con la Revolución, sobre todo para dignificar el papel de la mujer. La FMC es una de esas evidencias, pero creo que sí, aunque es muy difícil a veces conciliar los espacios públicos y los privados.

“También cuesta trabajo a la mujer profesional defender su individualidad como parte de los espacios privados, esa es una misión aún difícil. Por eso es que en la medida en que seas más dueña de esas herramientas puedes defender tu espacio público. A veces hasta las profesionales, las personas que más recursos tienen para comunicarse, para moverse socialmente, también son estereotipos del patriarcado, de esa hegemonía del ‘macho’.

“Y me atrevo a asegurar que Cuba es referente, sobre todo por las herramientas que ha puesto en manos de las mujeres, por las legislaciones a su favor, y ahora estamos por perfeccionar nuestro Código de Familia. Existe un Plan de Acción Nacional derivado de la Conferencia de Beijing, que da seguimiento al tratamiento del tema de la mujer. Pero además, desde los objetivos de la Conferencia del PCC se habla de la no discriminación a los seres humanos, y eso es clave y sienta las bases en todo lo que podemos hacer, pero aún queda mucho por andar”.

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