En una carta cuyo facsímil publica el blog VerbiClara y que aquí también reproducimos, el también actor da a conocer su rechazo al texto definitivo de la legislación, “con todo el derecho que nos da el trabajo sostenido por el reconocimiento de la identidad de género, sobre todo en el ámbito laboral”.
El importante creador hace referencia a la propuesta a favor de la mención explícita a la identidad de género que también hicieron al discutir en su momento el anteproyecto del Código de Trabajo en el colectivo de trabajadores de El Mejunje, centro donde en 2010 se celebró por primera vez la Jornada Cubana contra la Homofobia fuera de la capital del país.
Esta iniciativa que promueve el respeto a la diversidad, la convivencia entre todos los seres humanos, y una recreación asequible e inclusiva para todos los grupos poblacionales, fue el primero —y creo que es el más sólido hasta ahora— de los proyectos culturales que en Cuba articulan el arte del transformismo con el resto de las manifestaciones artísticas.
Para materializar este empeño contra viento y marea de prejuicios y homofobia —en enero de este año El Mejunje celebró su 30 aniversario—, Silverio obtuvo el respaldo en los momentos más difíciles del actual primer vicepresidente cubano Miguel Díaz-Canel, en aquel entonces primer secretario del Partido Comunista de Cuba en la provincia de Villa Clara.
Al sumarse a la reciente declaración de la diputada Mariela Castro Espín a propósito del desconocimiento de su planteamiento ante el Parlamento a favor de incluir la identidad de género como posible causa de discriminación laboral, así como aplaudir y apoyar “a todos aquellos que con espíritu crítico revolucionario se han adelantado para denunciar este desvarío”, Ramón Silverio realiza una contribución de valor excepcional al reclamo de que —como él mismo dice— “nuestras voces sean escuchadas”.
