Aloyma Ravelo - Revista Mujeres.- Si bien en los últimos 10 años, las tasas de aborto en Cuba se han ido reduciendo, todavía siguen siendo altas y, sin dudas, el talón de Aquiles de la salud reproductiva de las mujeres.


Entre las principales razones de que no se hallen en niveles aceptables, están el poco cuidado de las mujeres sobre su cuerpo, la falta de responsabilidad ante la protección anticonceptiva, sobre todo durante la adolescencia y juventud, y la extrema confianza que tenemos, todas nosotras, en las seguridades que ofrece nuestro sistema de salud.

Para llevar a las lectoras y lectores lo más avanzado en este tema, converso con el doctor Jorge Peláez, quien tiene una vasta experiencia como ginecobstetra infanto-juvenil. Hay que insistir una y otra vez en el propósito de alertar a las mujeres de cualquier edad, y a sus parejas, sobre los reales riesgos del aborto y sus repercusiones en la salud sexual y reproductiva femenina.

Hace algún tiempo, se introdujo en el sistema de salud el aborto medicamentoso. Muchas mujeres, su pareja y su familia creen que es simple y llano, fácil e inocuo. Y realmente no es tan así.

«Es necesario aclarar que cualquier tipo de interrupción de la gestación, ya sea médica o quirúrgica, no está exenta de riesgos, incluso realizada en las mejores condiciones y por personal responsable, debidamente capacitado y entrenado en tales procederes.

«No obstante esta importante observación general, es cierto que el aborto medicamentoso, efectuado con todos los requerimientos establecidos, lo cual incluye el tiempo de gestación óptimo, tiene menor riesgo de presentar complicaciones médicas, tanto inmediatas como tardías, en comparación con el aborto quirúrgico tradicional, ya sea por curetage o aspiración, incluida la regulación menstrual.

«Aclarada esta premisa inicial, debo insistir, en primer lugar, en que la interrupción voluntaria de la gestación no debe ni puede ser utilizada como un método de regulación de la fecundidad, y aún menos cuando se usa como una opción para evitar embarazos no deseados, pues, como ya he señalado, ningún método abortivo está libre de riesgo.»

Refiriéndose específicamente al aborto medicamentoso, el doctor Peláez señala que pueden presentarse diversas complicaciones, como son la reacción exagerada al medicamento, sangramiento genital, retención de restos ovulares e infección secundaria, entre otras. No obstante, es importante aclarar que los riesgos de eventos como la perforación uterina, accidentes anestésicos y la infección, posibles en el aborto quirúrgico, se reducen de forma importante, al disminuirse notablemente la manipulación intrauterina.

«Por otro lado debemos considerar que el aborto no solo presenta morbilidad médica u orgánica, sino que deja también una profunda huella psicológica y un impacto social, tanto en la mujer que se somete al mismo, como en su pareja y en la familia a la cual pertenece, afirma el ginecobstetra.

EDUCACIÓN + PREVENCIÓN

El entrevistado, quien atiende hace años una consulta de salud sexual y reproductiva para adolescentes, y conoce las dificultades que existen y se presentan a esas edades para asumir, con conocimiento de causa, la prevención en la esfera de la sexualidad, subraya que resulta en extremo necesario educar y promover en la población cubana la práctica del sexo seguro, o más bien responsable, mediante el correcto y sistemático uso de los métodos anticonceptivos que, dadas su diversidad y asequibilidad, son una opción válida y segura para todas las personas.

«Resulta oportuno también recordar que la sexualidad responsable no solo incluye o va dirigida a la evitación de un embarazo no deseado, sino que también es un objetivo importante, la prevención de las infecciones de transmisión sexual (ITS), que tanto lastran la salud reproductiva de mujeres y hombres.»

Si a esto se suma la introducción paulatina en el país de la anticoncepción de emergencia, o «la píldora del día después», como también se le llama, acompañada, como todos sabemos, de una previa campaña masiva e intensa de educación respecto a sus indicaciones, podríamos aspirar a reducir al mínimo las interrupciones voluntarias de embarazo, y quedarían estas solamente para casos de malformaciones del embrión incompatibles con la vida y los casos aislados de abuso sexual, violación, fallos de la anticoncepción u otros, en que falle la anticoncepción de emergencia o resultara imposible su aplicación, plantea Peláez.

LAS EDADES DEL ABORTO

Al preguntarle al experto en qué edades se halla, fundamentalmente, la mayor cantidad de mujeres que acuden al aborto, expresa que desconoce el dato oficial, pero según referencias, el grupo de edad que reporta mayor frecuencia entre las que acuden al aborto es el comprendido entre 20 y 29 años, seguido por las adolescentes entre 15 y 19 años, y las mujeres con 30 años o más.

Hace algún tiempo, la gente está informada de que las regulaciones menstruales son menos riesgosas que el aborto inducido. No llevan anestesia y se realizan en la mayoría de los policlínicos. La prensa ha informado de esto, y la consejería médica y de enfermería también ha orientado en este sentido a la población.

Esto ha favorecido que la mujer, de cualquier edad, cuando le falta la menstruación y ha tenido riesgos de haberse embarazado, no pierde tiempo para hacer uso de este proceder.

La regulación menstrual es una aspiración endouterina, que debe realizarse habitualmente con cinco o menos semanas de amenorrea (falta de la menstruación). No se puede esperar a tener la confirmación de un embarazo, porque exigir esta confirmación provoca demoras que pondrían en riesgo la realización en el tiempo previsto del proceder, no obstante a ello —aunque no en todos los casos— podemos afirmar que, la realidad, se trata casi siempre de una interrupción de embarazo, refiere el entrevistado.

Al comentarle que se estima que alrededor de 70 por ciento de las regulaciones menstruales constituye en realidad un aborto, responde que esa cifra está basada en los resultados de un estudio multicéntrico, realizado hace algunos años en Cuba, en el cual se incluyeron varias maternidades representativas de todo el país.

Se estudiaron, entonces, por anatomía patológica, el ciento por ciento de las muestras tomadas del material extraído en las regulaciones menstruales, y se obtuvo como resultado y conclusión que en más de 69 por ciento de las mismas se encontró restos ovulares, por lo tanto, se trataba de abortos tempranos.

Existen, asimismo, diversos estudios similares realizados en el mundo que, al igual que el nuestro, reportan que entre 65 y 70 por ciento de todas las regulaciones menstruales son, en realidad, abortos tempranos.

DERECHOS REPRODUCTIVOS

En sus comentarios posteriores, el especialista afirma y defiende, como esencia de los derechos reproductivos de las mujeres, el de decidir si tiene o no un hijo, y cuándo tenerlo. «Solo la mujer, al verse enfrentada a un embarazo no deseado, puede decidir si desea continuar o no con su embarazo. Por lo que los gobiernos están obligados a respetar este derecho humano básico, al asegurarle a la mujer el acceso a una gran variedad de servicios de salud reproductiva de buena calidad, entre estos, el aborto», como suele suceder en nuestro país.

No obstante, puntualiza, aunque poco frecuentes, existen complicaciones graves asociadas al aborto, incluso en aquellos realizados en las mejores condiciones, no solo en el momento de la práctica, sino futuras. En algunas ocasiones, el útero lesionado debe ser extirpado; para aquellas que sobreviven las complicaciones de un aborto se pueden presentar entonces toda una serie de afecciones a mediano y largo plazos, entre las que se destacan una mayor incidencia de embarazo ectópico, infección pélvica crónica e infertilidad.

Comenta, además, que muchas de las complicaciones de un aborto se relacionan a la instrumentación en un útero inmaduro, con un cuello que requiere ser dilatado por primera vez, y sobre todo por la tardanza con que en ocasiones las mujeres solicitan ese servicio, lo cual es puntualmente importante durante la adolescencia.

Lo visto hasta aquí reafirma que la correcta educación sexual y la responsabilidad individual son decisivas en el autocuidado de cada mujer.

Complicaciones asociadas al aborto quirúrgico

· Heridas causadas por el procedimiento: Incluye la perforación uterina, así como las heridas a otros órganos internos, laceraciones cervicales y hemorragia.

· Infecciones y pérdida de sangre: Asociadas al aborto incompleto.

· Introducción de bacterias dentro de la cavidad uterina durante el proceder del aborto.

· Complicaciones asociadas al proceder anestésico.

· Otras.

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