Pero también debería movilizarnos a pensar que ese fenómeno, aunque no a tan altos niveles, está presente en nuestro contexto más cercano.
Este complejo problema fue tema del panel “Diferentes miradas sobre la trata de personas en el contexto actual”, organizado por la Sociedad cubana multidisciplinaria para el estudio de la sexualidad (SOCUMES) el pasado 29 de enero y que tuvo como sede la Casa del Alba Cultural.
Los especialistas Isabel Moya Richard, Julio César González Pagés y Arnel Medina compartieron puntos de vistas y análisis sobre la trata de personas en el contexto cubano.
Para la doctora en ciencias Isabel Moya los medios de comunicación masiva son fundamentales para aumentar la percepción de riesgo de la población cubana sobre la trata de personas en el contexto actual.
La apertura del trabajo por cuenta propia, los cambios en la política migratoria, la posibilidad de contratación en el extranjero para profesionales, artistas y deportistas son cambios que benefician al país y sus residentes pero a la vez conforman un nuevo escenario que a criterio de Moya “exponen mucho más” a la población cubana a bandas del crimen organizado internacional.
Conocer del tema, alertar de las características de la trata y las historias que hoy se cuentan de manera informal puede ayudar a las personas protegerse de manera mucho más efectiva. Por ello la importancia de posicionar el problema en la agenda pública y mediática.
Hoy podemos conocer las acciones que realiza el estado cubano para prevenir, sancionar y atender a las víctimas de la trata en el Informe de Cuba sobre el enfrentamiento jurídico-penal a la trata de personas y otros delitos relacionados con la explotación o con el abuso sexual (2014) publicado por el Ministerio de Relaciones Exteriores(MINREX) en septiembre de 2015.
Según el documento aunque no fueron juzgados casos por trata de carácter transnacional en 2014 se celebraron 122 causas por el delito de proxenetismo y trata de personas, 21 por corrupción de menores, 9 casos de proxenetismo y 4 de corrupción de menores con rasgos típicos de trata de personas.
Detrás de estos números están las historias de mujeres de varias edades forzadas a prostituirse. Pero, también es trata de personas el trabajo forzado en condiciones de semiesclavitud y el tráfico de órganos; crímenes de los que pueden ser víctimas ciudadanos cubanos que emigran de manera ilegal y personas que salen del país con la promesa de un matrimonio o contrato de trabajo.
Herramientas legales para enfrentar la trata
El abogado Arnel Medina Cuenca, profesor de Derecho Penal de la Universidad de La Habana, expuso en el encuentro científico definiciones importantes para comprender la trata de personas, que muchas veces se confunde con el tráfico ilegal de personas.
La Convención de Palermo o Convención contra la Delincuencia Organizada Transnacional fue aprobada por el Sistema de Naciones Unidas en el año 2000 y es el principal instrumento internacional para enfrentar la trata de personas, el contrabando de migrantes y el tráfico de armas.
En el Protocolo de las Naciones Unidas para Prevenir, Reprimir y Sancionar la Trata de Personas, Especialmente Mujeres y Niños que incluye la convención se define la trata de personas como “la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas, recurriendo a la amenaza o el uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad o a la concesión o recepción de pagos o beneficiosa para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación”.
En Cuba se sanciona este delito por proxenetismo (artículo 302.1 del Código penal), corrupción de menores (artículo 310.1 del Código penal), venta y tráfico de menores (artículo 316 del Código penal) principalmente.
Las penas pueden agravarse por su vínculo con otros delitos como “la violación (artículo 298.1 del Código penal), la pederastia con violencia (artículo 299.1 del Código penal), abusos lascivos (artículo 300.1 del Código penal) y el ultraje sexual (artículo 303.1 del Código penal); el estupro (artículo 305.1 del Código penal) y otros actos contrarios al normal desarrollo del menor (artículo 315 del Código penal)”.
Un problema histórico y patriarcal
Pero no solo podemos ser víctimas de trata fuera de nuestras fronteras. Durante el debate científico el historiador Julio César Gonzales Pagés expuso un recorrido por varios momentos del siglo XIX y XX cubanos a partir de documentos históricos que revelan como el territorio nacional ha sido escenario del tráfico ilegal de personas, específicamente mujeres extranjeras, para el ejercicio de la prostitución.
El investigador también resalto los prejuicios machistas que hoy limitan la investigación y el debate público sobre la prostitución y otras manifestaciones de la trata.
“Existe la voluntad de debatir pero hay miedo de hacerlo de forma pública”, reflexionó González Pagés quien dio a conocer en 2013 Pingueros en La Habana un estudio de caso con jóvenes que se prostituyen en la capital.
Para Alberto Roque, activista a favor de los derechos de las personas LGBTIQ (lesbianas, gays, bisexuales, transgénero, intersexuales y queers), es importante atender y debatir los enfoques patriarcales y binarios respecto a la prostitución.
“Aunque en Cuba no se penaliza la prostitución existe una diferencia en el tratamiento que reciben las prostitutas y la permisibilidad social hacia los hombres que se prostituyen”, advirtió Roque durante el debate.
Por su parte Teresa Fernández, coordinadora de la Red de Mujeres Lesbianas y Bisexuales que acoge el Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), destacó que la exclusión social expone a muchas mujeres transgénero a la trata de personas y las condenan en su mayoría a la prostitución como forma de sobrevivir.
