También en esta Feria Internacional del Libro de La Habana, la poeta dio a conocer ese poemario en una actividad en una de las salas de la Fortaleza de la Cabaña,
De Colima, Ada Aurora nos trajo ese regalo en un volumen dividido en secciones y en una de las cuales encontramos un poema para Dulce María Loynaz. Y es que la autora mexicana siempre se ha sentido atraída por Cuba. Recuerda que desde muy joven, al graduarse reunió parte de su sueldo para visitar la Isla. Aquella primera fascinación está intacta.
Cuba no fue solo el primer país que conoció en el extranjero, sino que hizo su tesis de grado sobre El Acoso, novela de Alejo Carpentier.
Por eso no lo pensó dos veces cuando le llegó la invitación a esta 26 Feria Internacional del Libro: reunió en su mochila algunos de sus volúmenes publicados, tomó de la mano a su hijo y se hizo presencia en el importante evento.
Ada Aurora es Licenciada en Letras y Periodismo en la Universidad de Colima, máster en Educación en la especialidad de Humanidades en el Tecnológico de Monterrey y Doctora en Letras Modernas en la Universidad Iberoamericana, en Ciudad de México. Tiene publicados las crónicas: De esperanza vive el tiempo. Los cuentos para niños: Don Caralampio Caralimpia pasó por aquí y El pequeño Curbit. También las minificciones: Todo libro es una liebre.
En el terreno de la investigación trabaja en el rescate bibliográfico de autores y autoras olvidados del país.
Ella participa en el Comité Editorial de la Revista Género, de la Universidad de Colima, que edita el Centro de Estudios de género y de la Asociación Colimense de Universitarios, ACU, con el objetivo de dar a conocer trabajos de investigación y alentar una cultura de equidad y, en general, una perspectiva de género en la sociedad.
Para nuestros lectores y lectoras, del libro “un deseo como llama urgente”, de Ada Aurora, dos poemas de la sección Umbilicales:
IX
En la memoria: la huella
una mano
un pie
el olor de la manzana,
o la mandarina en zumo
alrededor de la boca.
Honorable fuerza la del recuerdo
sentado a la mesa, junto al chocolate hirviendo.
Mi madre, una blanca estatua a las espaldas,
espléndido fantasma, que a distancia,
vibra cuando mi voz de niña
se eleva tímida, para anunciar:
“Está caliente,mamá”.
Ah, la fuerza de la memoria,
una mano en la herida que mana,
un respiro que trata de entender
quién soy,.
Recuerdo, sí, me recupero.
X
Alguien llama, mamá
Se escucha el aire sobre la puerta; trae la lejanía.
Estamos solas y ya no tienes cuentos para contarme.
¿Qué haremos, mamá?
Murmuran las hojas de los árboles,
imagino la nieve desbordándose en su atalaya
blanca.
No sé si despertarás de tu letargo,
si en el barniz de la loza encontraré un reflejo
sincero de tus ojos.
No quiero parecerme a ti, aunque la gente insista
en esta proclama.
Pido subir al campanario para arrojarme
desde ahí a tu médula,
sitio en que el abandono erige su escudo
de feroces resistencias.
Alguien llama, mamá,
¿Qué hacemos?