Sara Más - Revista Mujeres.- Prejuicios sexistas y racistas resurgen en la promoción de negocios particulares y medios alternativos actualmente en Cuba, alertaron especialistas y participantes en el Coloquio Internacional Mujeres y medios masivos de comunicación en la historia y la cultura de América Latina y el Caribe.

En la aparición de esas representaciones influyen las exigencias del cliente, pero también la ideología profesional de quienes realizan las piezas y una precaria o casi nula regulación de la comunicación comercial no estatal, señaló la periodista Lirians Gordillo Piña, una de las ponentes del encuentro convocado por el Programa de Estudios de la Mujer de Casa de las Américas.

Gordillo precisó que las revistas digitales independientes y las redes sociales son los principales espacios donde se ubica esa publicidad

En su opinión, se necesitan estudios que aborden no solo la representación simbólica, sino también las ideologías profesionales, las rutinas productivas, la circulación y recepción de piezas promocionales, ya que se trata de productos que van conformando un discurso con evidentes posicionamientos respecto a dimensiones sociales y políticas como el género, el color de la piel y la orientación sexual.

El análisis de varias ediciones de revistas digitales, la observación participante y entrevistas periodísticas realizadas por Gordillo evidencian el uso del cuerpo de las mujeres como herramienta publicitaria y alertan sobre el racismo presente en la publicidad comercial actual.

“Así, cubanas jóvenes y mayoritariamente blancas muestran su figura tras un ajustado traje de baño o vestido de noche, en imágenes que anuncian cafeterías, negocios de lavado de autos, bebidas, bares y restaurantes”, sostuvo la periodista de la Editorial de la Mujer.

Esas piezas publicitarias preocupan, dijo, “no solo por la reproducción acrítica —que pudiera ser leía como copia— de otras piezas y campañas publicitarias, sino porque también muestran la estatización criolla de la violencia machista y su osmosis en códigos visuales considerados de ‘avanzada’ en el contexto nacional”

Aun cuando conviven discursos emancipatorios y hegemónicos, pervive y aparece una mirada conservadora y contradictoria en ámbitos de la cultura nacional donde se vinculan comunicación pública y género, subrayó Gordillo y abogó por mantener una labor de vigilancia mediática y establecer una política que valore la comunicación social como un bien colectivo.

En criterio de Zuleika Romay, al frente de la sección de estudios afrocubanos de Casa de las Américas, la explicación de estos hechos hay que buscarlas en la historia que está en la base de los procesos cultuales, como el colonialismo que no ofreció oportunidades de ascenso social a las clases subalternas, receptoras del estigma en virtud de su color, género y condición social, recordó.

De ahí pervive, desde la colonia y la república, el estigma de la mulata como mujer voluptuosa y fatal, que llega a la actualidad.

“Buscar explicación a la permanencia y aceptación social de los recursos del colonialismo es la fase previa parar la construcción de cualquier propuesta emancipatoria”, apuntó Romay.

La vigencia actual de las perspectivas sexualizadas de las mujeres negras y mestizas en las Américas responde, en parte, a estrategias que no buscan subvertir esos estereotipos, sino darles nuevos significados, consideró, como escenificar la sensualidad como virtud.

La sexualización de los roles familiares y laborales, la impronta sexualizada y erotizada de los imaginarios turísticos, la inercia de la industria cultural que cambia la formas pero no los contenidos y la ausencia de campañas de bien público donde los ejes de género tengan el tratamiento adecuado son algunas de los factores que contribuyen a que las asociaciones mentales provocadas por ciertos apelativos, como mulatas y negras, todavía conserven anclajes en el siglo XIX, resumió la investigadora.