Juani Santos Pérez es el primer hombre trans a quien se le realizó el proceso completo de reasignación sexual en Cuba. Cubainformación TV charló con él en Pinar del Río (Cuba) acerca de su intensa e interesante historia de vida.


En dispositivo movil mantener pulsado el enlace anterior hasta que aparezca el menú con la opción de descargar.

30 años del Cenesex: Cuba vs Homofobia y Transfobia (diversos materiales, especial 2018)

Ver este mismo video en Youtube (calidad HD)

`He defendido mi condición de varón desde que tenía cinco años, cuando me arrancaba la bata que me ponía mi madre´, nos cuenta. `Mis juegos eran siempre de varones´. `Yo no pedí ser así, Dios me creo así, ¿porque me van a rechazar si yo ayudo a todo el mundo?´, reflexiona.

Nos relata cómo en 1972 acudió al gobierno cubano solicitando ayuda, pero en aquellos tiempos, cuando tenía poco más de 20 años, le llevaron a un hospital, le sometieron a todo tipo de pruebas: `pensaban que era una enfermedad lo que tenía, que estaba loco, me hicieron tests mentales y pruebas de todo tipo´, señala. Pero al final `vieron que era una persona normal´.

Más tarde abrieron el Cenesex, donde varias psicólogas comenzaron a tratar su caso. Con 35 años comenzó el tratamiento hormonal, y en 1980, cuando iba a ser operado por un cirujano belga este, desgraciadamente, falleció en un accidente.

`Mariela Castro apareció en mi vida en 2004. Me entrevistó y al final, me preguntó: ¿confías en mí? Si estoy aquí es porque con confío en Vd.´, le respondí.

Recuerda cómo tuvo problemas en la escuela, porque `querían que fuera en saya y yo quería ir en pantalones´.

`A los 21 años empecé a trabajar, pero al principio no me daban trabajo, hasta que encontré el centro de trabajo en el que sigo´, nos explica. Y `empecé a educar a los trabajadores. Con respeto y dignidad me fui ganando su respeto´.

`Yo me he sentido siempre heterosexual´, nos aclara.

En casa, su principal problema lo tuvo con su hermano, militar de profesión, que `decía que lo mío era una aberración´. Un día cogió todos los pantalones de Juani y los quemó, recuerda. Sin embargo, `mi papá, después, le dijo a mi hermano que me dejara tranquilo. Déjale ser feliz, déjale ser como es. Mi padre se convirtió en mi amigo. Me aceptó´, recuerda con placer.

Sobre el Cenesex afirma que su trabajo `es maravilloso, porque ahora (las personas trans) podemos respirar´. Y resalta por el respeto social a la comunidad LGBTi, entre todas las provincias del país, Villa Clara: allí `las personas están civilizadas, pasa un gay o un trans y no lo desprecian´.

Grabación en Pinar del Río (Cuba): Esther Jávega y José Manzaneda. Edición: Ana Gil. Fotos: Liam Durán.

 

Juani Santos Pérez, primer hombre transexual con reasignación sexual en Cuba: “Nunca negué mi condición de transexual y mi identidad como hombre”

Entrevista: José MANZANEDA / Transcripción: Aurora VILAR / Cubainformación.- En la ciudad cubana de Pinar del Río conversamos con Juani Santos Pérez, la primera persona que se sometió a un proceso de reasignación sexual de mujer a hombre. Es uno de los dos únicos casos, hasta el momento, en Cuba.

Juani, cuéntanos, en 1972 acudes al gobierno cubano a pedir apoyo…

Cuando tenía veinte años me enteré de que en el mundo se hacían estas operaciones. Escribí una carta al ministro, diciéndole que, si Cuba era capaz de ayudar a otros países en medicina, ¿cómo no iba a ser capaz de ayudar a un cubano como yo? Me llevaron a un hospital. Me sometieron a pruebas interminables, porque pensaban que tenía una enfermedad, o que estaba loco. Me hicieron test mentales, me pusieron aparatos en la cabeza, me hicieron análisis y pruebas de todo tipo. Por supuesto, vieron que yo no era un loco y que era una persona tan normal como cualquier otra.
Abrieron entonces el CENESEX, Centro Nacional de Educación Sexual de Cuba. Y allí me empezaron a tratar las psicólogas Mayra Rodríguez Lauzurique y Ofelia Bravo. Recuerdo que cuando fui a hablar con la directora, la alemana Mónica Krause, no me reconocía. Preguntaba a Mayra y Ofelia dónde estaba yo. Y yo estaba sentado allí mismo, pero ella pensaba verme de otra forma.

Con un aspecto más “femenino”…

Exactamente. Me entrevistó y después me empezaron a tratar los endocrinos. Pero no me pusieron tratamiento hormonal con testosterona hasta que tuve 35 años. Estuve esperando pacientemente, tratándome. Hasta que apareció Mariela Castro, que asumió la dirección del CENESEX. Ella me entrevistó en 2004. Quería conocerme y pedirme permiso para hablar públicamente sobre mi caso. Le dije que sí. Ella, cuando terminamos la entrevista, me preguntó: “¿Tú confías en mí?” Yo le dije. “¿Cómo no voy a confiar en usted? Si estoy aquí es porque confío en usted”. Y dijo “Yo voy a conseguir tu operación”.
Eso me dio vida, porque yo había defendido mi condición de varón desde que tenía cinco años. De niño, mi madre me ponía una bata y yo la rompía, me ponía un pantalón y me quitaba los zapatos y la camisa. Mis juegos fueron siempre los de los varones de mi barrio, que nacimos, crecimos y nos criamos juntos, y no tuve ningún tipo de problema con ellos. La parte más feliz de mi vida fue cuando era niño. Cuando tenía diez u once años no quería ser grande, quería quedarme así siempre, porque presentía que iba a tener problemas. Tuve problemas en la escuela. Cuando triunfó la Revolución, yo empezaba el quinto grado. Una directora quería que yo fuera a la escuela en saya. Pero yo iba en pantalón, en mi bicicleta, porque vivía lejos y tenía que llegar temprano. Tanto insistió ella que, al final, me propuso que me pusiera un pantalón y encima la saya. Automáticamente, dejé el quinto grado.
Después, la Revolución promovió sacarse, de manera masiva, el sexto grado de forma nocturna, y lo saqué. A los 21 años empecé a trabajar, pero cuando les enseñé mi carnet y vieron mi figura me dijeron que no tenían plazas. Después, por mediación de amistades, me aceptaron. Y empecé a trabajar, hasta el día de hoy, en que sigo activo. Ahí empecé a educar a mis compañeros, a los trabajadores. Al principio las mujeres me huían, me miraban a ver si tenía o no tenía pene, si se me notaba o no, y me tenían un poco de rechazo. Pero con respeto y dignidad me fui ganado el cariño de todo el mundo. Mariela Castro dijo en una conferencia que recibió cartas de mi centro de trabajo, en las que pedían que se me ayudara.
Esto nació en mí y siempre defendí mi condición. Un hermano mío, militar, decía que lo mío era una aberración. Cuando empecé a tratarme, él cogió todos mis pantalones, los llevó al patio, les echó alcohol y los quemó. No le decía nada porque él era mayor que yo, pero yo esperaba siempre a que él se fuera, cogía sus pantalones, me los remangaba -porque él era más alto- y salía a la calle en pantalones. Nunca claudiqué en la defensa de mi condición.
Cuando me empecé a tratar con el psiquiatra que me pusieron en el hospital, él fue a mi casa y habló con mi familia. Mi mamá quería que me llamaran por mi nombre, Juani, y no permitía que me nombraran de otra forma. Mi papá pidió a mi hermano que me dejara ser como yo era. Mi papá cambió completamente conmigo, y ya era mi amigo, yo le contaba mis cosas. A pesar de ser una persona mayor, me aceptó tal y como era.
Seguí en el CENESEX hasta que me operaron, y nunca negué mi condición de transexual porque yo no quería que los otros compañeros sufrieran como yo sufrí, quería que los aceptasen tal y como eran.

¿Crees que Cuba ha cambiado mucho en este aspecto?

Sí, ¡cómo no! Ha cambiado gracias a la labor que desarrolla Mariela Castro, y a la que inició su mamá (Vilma Espín Guillois, presidenta de la Federación de Mujeres Cubanas, 1930-2007). Yo destaco la provincia de Santa Clara, donde las personas son muy civilizadas. Cuando pasa un transexual o un gay ya no los miran con desprecio, como antes. La gente debe entender que somos seres humanos, que nacimos de una madre, de una familia. ¿Por qué nos van a despreciar? Mi familia, mis hermanos, todos son heterosexuales, y yo me he considerado siempre heterosexual. No he despreciado nunca a los gays porque han sufrido lo mismo que he sufrido yo. Lo comprendo y lo siento porque lo viví en carne propia. Por mi forma de ser, si la gente me dice algo, yo les explico, y me acaban comprendiendo y queriendo. Me quieren en la fábrica, donde todo el mundo me respeta, todo el mundo me considera, incluidos los jóvenes que llegan al trabajo ahora. Yo no pedí nacer así, y nací así porque la naturaleza o Dios me crearon así. Por eso ¿por qué me tendrían que rechazar, si yo no hago daño a nadie? Al contrario, ayudo a todo el mundo. Me encanta que la gente me pida ayuda. Si hace falta cualquier cosa y yo la tengo, la doy porque me gusta ayudar a todo el mundo.

¿Qué balance haces del trabajo del CENESEX, una institución que cumplió 30 años en 2018?
Yo inicié esa andadura, y es maravilloso. Poder respirar, estar en la calle, que no nos maltraten, que no nos desprecien. Hay algunas personas que nos menosprecian, pero pienso que muchas personas con homofobia o transfobia son quienes no tienen el valor de salir del armario, y desprecian a quienes sí han tenido el coraje de defender su condición.

 

Género
Mesa Redonda.- Como homenaje a Vilma Espín, en el aniversario 90 de su natalicio, Cubadebate enfoca su espacio en la Mesa Redonda de este martes al mostrar la participación en la batalla y los desafíos de la mujer cubana frente a...
Canal Caribe.- Este 7 de abril, cumpliría 90 años la Heroína de la Sierra y el Llano, #VilmaEspín Guillois. El pueblo cubano recuerda su impronta y ejemplo....
 Laura V. Mor (Fotos: Yaimi Ravelo) - Resumen Latinoamericano Corresponsalía Cuba.- “Rescatar la memoria histórica femenina” es el objetivo que llevó a la artista y cineasta cubana Marilyn Solaya a encarar el pro...
Lo último
Con los ojos de la Historia
Marilys Suárez Moreno - Revista Mujeres.- Próximos a la fiesta del Día Internacional del Trabajo, vale recordar que en los días aquellos de la naciente república mediatizada, las luchas obreras se hicieron sentir co...
Ver / Leer más
La Columna
La Revista