Mayra García Cardentey. Periodista. Especial para SEMlac Cuba.- En Cuba es tan común el humor como el beisbol. Forman parte inherente de la cultura nacional, tanto que importantes teóricos y estudiosos de las Ciencias Humanísticas y Sociales han dedicado enjundiosas investigaciones a temas como el choteo.


Pero no siempre la comicidad ha sido vanguardia en cuanto a posturas artísticas y sociales en la isla. En ese sentido, buena parte del humor presente en la televisión y en los espectáculos teatrales y de cabarets en Cuba es discriminatorio cuando aborda tópicos como la diversidad sexual.

 

¿Cómo se construye la diversidad sexual en las propuestas de este tipo en la isla? ¿Cuáles son los principales estereotipos que se reproducen? ¿Existen diferencias entre las comedias de la televisión y las funciones teatrales?

Varios programas y el mismo cuento

En la actualidad, la referencia a la diversidad sexual por parte del humor cubano defiende una tendencia discriminadora y sexista, que genera a su vez un reforzamiento de las ideas prejuiciosas.

Vale insistir en que las opciones cómicas, tanto televisivas como en espectáculos nocturnos, son producto de una sociedad circundante que todavía defiende prejuicios relacionados con las identidades de género y las orientaciones sexuales.

No obstante, en algunos espacios la tendencia es más presente que en otros.

En un análisis hecho a 10 emisiones de los dos programas de corte humorístico presentes en la televisión cubana: Vivir del cuento y A otro con ese cuento, se notificó una visión limitada y sesgada sobre la diversidad sexual.

En el popular programa Vivir del Cuento, protagonizado por el conocido personaje Pánfilo, existe variedad de escenificaciones sobre la homosexualidad. Si bien en programas anteriores se presentaba la orientación sexual de manera burlesca, con un papel interpretado por Lieter Ledesma; en la actualidad con Bienvenido (Andy Vázquez) se opta por una sobriedad, que sin renunciar a los estereotipos de género, al menos muestran una mirada menos expositiva y caricaturesca.

Por el contrario, en A otro con ese cuento, los chistes sobre la comunidad LGTBI (lesbianas, gays, transgénero, bisexuales, intersexuales) circundan la obscenidad y el irrespeto total al derecho ciudadano sobre la libre orientación sexual e identidad de género.

Desde la propia caracterización del sujeto homosexual hasta el contenido de los chistes son fuente de evidente discriminación.

En el cienro por ciento de las tramas cómicas, los homosexuales son presentados como “locas” impulsivas, con tendencias promiscuas y visiones estereotipadas.

Pero si los gays son representados solo desde una feminidad burlesca, las lesbianas figuran como personas extremadamente masculinas, agresivas y al “acecho de todas las mujeres”.

Y, en muchas ocasiones, los chistes son manidos y predecibles.

¿Y en los cabarets?

Además del análisis de estos espacios, se realizó un estudio del discurso teatral de cinco espectáculos humorísticos, desde unipersonales hasta entregas colectivas. En todos, la homosexualidad era objeto de burla, tanto desde los elementos temáticos o metafóricos hasta en el empleo de recursos gestuales que hiperbolizaban las identidades sexuales.

Estos contextos se convierten en escenarios propicios para discursos dominantes de discriminación, no solo por cuestión de género o de identidad sexual, sino por procedencia geográfica, color de la piel o religión profesante.

En algunos espectáculos, las rutinas significan una discriminación sutil, disfrazada de aparente tolerancia, e igualdad, pero discriminación al fin con un ataque indirecto a las personas por su identidad sexual.

Lo peor es que, confesado por los propios comediantes, muchos acuden a este tipo de facilismo en la concepción humorística, por motivos económicos. Algunos han expresado a la prensa nacional que recurren a trabajos con menos valores estéticos porque son mejor remunerados. Aunque eso no tiene por qué relacionarse, directamente, con el contenido de sus propuestas artísticas.

En sentido general, en las rutinas de los humoristas --tanto en cabarets como en teatros; en los primeros más que en los segundos-- se reproducen distinciones ridiculizantes de la orientación sexual.

El humor como medio transgresor

Según una investigación sobre consumo de humor realizada por el Personality and Social Psychology Bulletin, las personas expuestas a mayor cantidad de bromas discriminatorias toleran más fácilmente los prejuicios en su entorno inmediato.

El fenómeno de reírse de y con los homosexuales muestra un panorama todavía agresivo hacia el tema en Cuba. Incluye el tópico en el discurso humorístico, pero no desde una postura crítica y transgresora.

Estas opciones cómicas no cuestionan los prejuicios establecidos, sino que los reproducen; no conforman una mirada alternativa, sino que perpetúan la discriminación.

El humor pudiera ponerse en función de desmontar creencias y presentar a los personajes desde una mirada arbitraria a la heteronormatividad excluyente.

En una televisión que se piensa hacia adentro, en un año de congresos de periodistas y comunicadores, es válido analizar el tema y hacer de Cuba, de sus espacios públicos, de su humor nacional, un entorno inclusivo, desde una cultura de respeto de todos los derechos humanos.

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