Noel Manzanares Blanco – Cubainformación.- Hemos de insertar cada vez más y mejor las ideas revolucionarias de Marx, Engels, Lenin, Martí y Fidel en el proceso docente-educativo y más allá


Al calor de los natalicios de Carlos Marx (5 de mayo de 1818) y Vladímir I. Lenin (22 de abril de 1870), y en el marco del III Taller Nacional de Historia de Cuba, Marxismo Leninismo y Educación para la Vida Ciudadana, comparto la reflexión que continúa:

Consta en la Constitución de la República de Cuba que “el ideario y ejemplo de Martí y Fidel y las ideas de emancipación social de Marx, Engels y Lenin” guían el proceso revolucionario cubano (1). En primer lugar, ello está amparado en la trascendental vida y obra de Marx y su entrañable Engels; más allá de El Capital (2).

A Marx y a Engels les debemos las enseñanzas derivadas de “El Manifiesto del Partido Comunista” en general, particularmente su cuarto capítulo “Actitud de los comunistas ante los otros partidos de la oposición” en el que se precisa:

“Los comunistas, aunque luchando siempre por alcanzar los objetivos inmediatos y defender los intereses cotidianos de la clase obrera, representan a la par, dentro del movimiento actual, su porvenir” [o sea, la misión de encabezar la lucha contra el capitalismo e implantar la Dictadura del Proletariado]. “Pero todo esto sin dejar un solo instante de laborar entre los obreros” [con la consigna: “¡Proletarios de todos los Países, uníos!”] (3).

Asimismo, les debemos a Marx y Engels las “Tesis sobre Feuerbach” escritas por el primero en 1845 pero publicadas por el segundo en 1888 tras la partida física de su hermano de lucha. De ellas, al menos destacan las que siguen:

“8.- La vida social es, en esencia, práctica”. “10.- El punto de vista del antiguo materialismo es la sociedad ‘civil’; el del nuevo materialismo, la sociedad humana o la humanidad socializada”. Y la “11.- Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo” (4).

El pensamiento de Marx —esencialmente anti-elitista, como el de los demás líderes que resalto aquí—, a ciencia cierta escapó del alcance de José Martí; con las consiguientes especulaciones. Una aproximación pedagógica al respecto la realiza Ibrahim Hidalgo en su “Marx en textos de Martí”. Allí, acredita que el cubano dijo sobre el alemán:

“Como se puso del lado de los débiles, merece honor”. “Pero no hace bien el que señala el daño, y arde en ansias generosas de ponerle remedio, sino el que enseña remedio blando al daño. Espanta la tarea de echar a los hombres sobre los hombres”. “No son aún estos hombres impacientes y generosos, manchados de ira, los que han de poner cimiento al mundo” (5).

He aquí un juicio de nuestro Apóstol carente de una investigación profunda que lo respalde.

Mas, existe una coincidencia en los propósitos humanistas de Marx y Martí; toda vez que el Héroe Nacional de Cuba —al compás de la construcción de su liderazgo— nos legó una concepción novedosa acerca de la creación del Partido Revolucionario Cubano para conducir la independencia nacional y la emancipación ciudadana que revela su condición de educador social y líder político en la medida que preparaba y educaba a las masas populares y la vanguardia revolucionaria en los finales del siglo XIX (6).

En el devenir histórico, correspondió a Lenin continuar/desarrollar/enriquecer la obra de Marx y Engels. Entre otras narrativas, es llamativo que en “El Estado y la Revolución”, especialmente en el capítulo 3, el conductor de la Revolución de Octubre ponderara la actitud de Marx ante la Comuna de París al escribir:

“Es sabido que algunos meses antes de la Comuna, en el otoño de 1870, Marx previno a los obreros de París, aduciendo que la tentativa de derribar el gobierno sería un disparate dictado por la desesperación. Pero cuando, en marzo de 1871, se impuso a los obreros el combate decisivo y ellos lo aceptaron, cuando la insurrección fue un hecho, Marx saludó la revolución proletaria con el más grande entusiasmo, a pesar de todos los malos augurios” (7).

Es decir que constituye piedra angular del leninismo el reconocimiento de la lucha en aras de la revolución proletaria —sea en las mejores o en las peores condiciones—. No obstante, para esa finalidad, Lenin privilegió la labor en torno a un partido de nuevo tipo.

En “Lenin como organizador del Partido”, su compañera de pensamientos y de sentimientos, Nadiezhda Krupskaya, nos destaca:

“[Lenin] era un propagandista-organizador, que sabía activar a cada miembro del círculo, encomendarle un determinado trabajo”. “Lenin concedía enorme importancia a la cohesión ideológica. Cuando el grupo maduró lo suficiente, y sus componentes se conocieron unos a otros, Ilich planteó la cuestión de la distribución de las fuerzas”. “El folleto ¿Qué hacer? [8] imprimió un impulso considerable a la comprensión de los problemas de organización” (9).

Simultáneamente, de Lenin hemos de ponderar el legado en otras de sus obras como “El imperialismo, fase superior del capitalismo” (10) —un complemento de El Capital de Marx— y, entre otras obras significativas (11), la “Enfermedad infantil del ‘izquierdismo’ en el Comunismo” en cuyas conclusiones certifica:

“[…] La historia del movimiento obrero muestra hoy [en su devenir histórico] que éste está llamado a atravesar en todos los países (y ha comenzado ya a atravesarlo) un período de lucha del comunismo naciente, cada día más fuerte [en la dialéctica tendencia-coyuntura]”; “[Y] aunque la escuela preparatoria que conduce al movimiento obrero a la victoria sobre la burguesía sea en todas partes idéntica en el fondo, su desarrollo se efectúa en cada país de un modo original”.

“Lo que importa ahora [y en perspectiva] es que los comunistas de cada país tengan en cuenta con plena conciencia tanto las tareas fundamentales, de principio, de la lucha contra el oportunismo y el doctrinarismo “de izquierda”, como las particularidades concretas que esta lucha adquiere y debe adquirir inevitablemente en cada país, conforme a los rasgos originales de su economía, de su política, de su cultura, de su composición nacional (Irlanda, etc.), de sus colonias, de la diversidad de religiones, etc., etc.” (12).

Por su parte, Fidel Castro, al calor de los aportes de Lenin a la Teoría de Carlos Marx y Federico Engels, en el centenario del natalicio del Líder ruso, recordó que un grupo del movimiento que asaltó al Moncada el 26 de julio de 1953 estaba fuertemente impregnado del pensamiento marxista-leninista; y, además, Fidel significó en medio del juicio por los sucesos en torno al Moncada (13):

“Y recordamos que en aquel instante no pudimos contener la indignación de ver allí aquella idiotez de sacar a relucir el libro de Lenin, y nosotros [que 'andábamos siempre con los libros de Marx y de Lenin'], con gran indignación [tras saber que libros de Lenin específicamente 'cayeron en manos de la policía'], nos levantamos y le dijimos: 'Sí, nosotros leemos a Lenin, y quien no lea a Lenin es un ignorante'.  Puesto que prácticamente se tenía como un delito —¡un delito, señores!— estudiar a Lenin” (14).

No extraña, pues, que el Comandante en Jefe de la Revolución Cubana confesara:

“Un día dije: 'En esta universidad [de La Habana] me hice revolucionario' [allí estudió entre 1945 y 1950]; pero fue porque hice contacto con esos libros [de Marx, Engels y Lenin —y desde las doctrinas martianas], y antes de empatarme, por mi propia cuenta y sin haber leído ninguno de esos libros, estaba cuestionando la economía política capitalista, porque me parecía irracional ya en aquella época” (15).

Desde entonces, Fidel —al tiempo que tributa a que la grandeza de José Martí adquiera también relevancia en su quehacer revolucionario—, se dio a la tarea de liderar/construir la preparación y organización de las masas populares en Cuba con vistas a la lucha por la independencia nacional y emancipación ciudadana en un proceso mediante el cual se le daba cumplimiento a las misiones que la proyección táctica demandaba; mientras que en la mirada estratégica estaba crear condiciones para la edificación del Socialismo en Cuba (16).

Entretanto, Fidel creaba/enarbolaba una impronta que nutría la historia del unipartidismo en Cuba —reflejo de un quehacer a favor del tránsito del pluripartidismo al unipartidismo martiano (unidad del pueblo y de este con su vanguardia político-revolucionaria) continuado/enriquecido por el propio Comandante en Jefe desde la perspectiva de José Martí—; un contenido enaltecido por su labor como educador social y líder político. Así se devela un legado que no solo nos ha de acompañar, sino que asimismo debe hacer acto de presencia en nuestras aulas y fuera de ellas (17, 18).

Concluyo: en Marx, Engels y Lenin, como en Martí y Fidel, encontramos una entrega absoluta a la construcción de la independencia nacional y la emancipación ciudadana en contra del hegemonismo de élites nacionales e internacionales; al tiempo que asimismo encontramos un quehacer por educar a las masas populares y sus vanguardias ideo-políticas. Vale la pena, pues, insertar cada vez más y mejor las ideas revolucionarias de Marx, Engels, Lenin, Martí y Fidel en el proceso docente-educativo —y más allá—, a tono con los designios de este III Taller Nacional de Historia de Cuba, Marxismo Leninismo y Educación para la Vida Ciudadana. ¡Amén!

*Versión de las palabras pronunciadas en el III Taller Nacional de Historia de Cuba, Marxismo Leninismo y Educación para la Vida Ciudadana efectuado en la Universidad de Camagüey Ignacio Agramonte Loynaz el 30 de abril de 2024. El autor es el Presidente de la Cátedra Honorífica de Estudio del Pensamiento y Obra de Fidel Castro Ruz en la Universidad referida.

Referencias:

1.- http://media.cubadebate.cu/wp-content/uploads/2019/04/Constituci%C3%B3n-de-la-Rep%C3%BAblica-de-Cuba.pdf.

2.- http://www.iunma.edu.ar/doc/MB/lic_historia_mat_bibliografico/Fundamentos%20de%20Econom%C3%ADa%20Pol%C3%ADtica/Marx%20-%20El%20Capital%20-%20Tomo%201.pdf.

3.- https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/48-manif.htm.

4.- https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/45-feuer.htm.

5.- https://jovencuba.com/marx-textos-marti/.

6.- https://revistas.reduc.edu.cu/index.php/transformacion/article/view/e4202.

7.- https://fundacionfedericoengels.net/images/PDF/lenin_estado_revolucion_2ed_interior_alta.pdf.

8.- https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/1900s/quehacer/que_hacer.pdf.

9.- http://www.cubadebate.cu/especiales/2022/01/22/lenin-como-organizador-del-partido/.

10.- https://www.fundacionfedericoengels.net/images/PDF/lenin_imperialismo.pdf.

11.- https://www.cubainformacion.tv/la-columna/20240120/107129/107129-cuba-lenin-entre-nosotros.

12.- https://proletarios.org/books/LENIN-La-enfermedad-infantil-del-izquierdismo.pdf

13.- http://www.cubainformacion.tv/index.php/historia/25379-fidel-castro-absuelto-por-la-historia.

14.- http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/1970/esp/f220470e.html.

15.- http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/2005/esp/f171105e.html.

16.- https://doi.org/10.46661/revintpensampolit.7449.

17.- https://www.cubainformacion.tv/la-columna/20221125/100295/100295-fidel-castro-y-el-unipartidismo-en-cuba.

18.- Manzanares, N.; Alvarez, M.; y Bardina, MI. (2024). Experiencia pedagógica: pensamiento y obra de Fidel Castro en el proceso devenido unipartidismo en Cuba. En: Libro de memorias/ 1ra. Conferencia Científica Nacional “Política con ciencia para transformar”. Sello Editorial Agenda 21GEO, Holguín, p. 594.

 

 

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