Lirians Gordillo Piña - Revista Mujeres.- Ennegrecer el feminismo es el título de un artículo de Sueli Carneiro, reconocida filósofa y afrofeminista brasileña. En tres palabras Sueli nos habla de asumir la agenda de reivindicaciones de las mujeres negras y recuperar su protagonismo, invisibilizado por siglos.


Hacerlo aquí y ahora es un empeño que une a mujeres diversas en distintas partes del mundo. Un espacio para mostrar ese empeño común fue el panel Mujeres negras: Resistiendo para vivir. Marchando para transformar, organizado por la Marcha Mundial de las Mujeres (MMM) el pasado viernes 23 de julio.

El encuentro virtual, transmitido por las redes sociales de la organización reunió a activistas de Cuba, Honduras, Brasil y Chile. El motivo del encuentro fue la celebración del Día Internacional de la Mujer Afrolatina, Afrocaribeña y de la Diáspora que se celebra, desde 1992, el 25 de julio.

 “La lucha de las mujeres negras es fundamental, afirmando que otro mundo es posible. Las mujeres hacemos la lucha contra el patriarcado antirracista, anticapitalista, antimperialista, anticolonialista. No podemos darnos el lujo de renunciar a ninguna de estas luchas”, dijo Mariana Lacerda de Brasil.

Esa apuesta interseccional está clara para las mujeres negras y mestizas de una región que ha sufrido la colonización, la esclavización y un neoliberalismo que arrasa con territorios, culturas y poblaciones.

Massay Crisanto de Honduras, denunció la criminalización y la violencia que sufren las lideresas de la cultura Garífuna en la defensa de sus territorios.

La explotación, la violencia, la invisibilización, la discriminación y el exterminio se extienden como cadenas de dolor por la historia de las mujeres negras en América Latina y el Caribe.

“Las balas perdidas encuentran siempre los mismos cuerpos, que son en general, los de nuestros hijos”, afirmó Juliana Mittelbach de Brasil.

Juliana, enfermera de formación, es coordinadora de la Red de Mujeres Negras del Estado Paraná e integrante de la MMM. En sus palabras insistió en que comprendamos y denunciemos la complicidad del capitalismo, el patriarcado, el colonialismo y el racismo.

“Tenemos que intervenir en la actividad cotidiana combatiendo el racismo, en la búsqueda de una vida digna a partir de políticas públicas que puedan promover la igualdad racial. Tenemos que buscar un proyecto de sociedad antipatriarcal, antirracista y anticapitalista. Ese es el gran desafío, tener que actuar en todos esos frentes asegurando la supervivencia a la vez que luchamos por un nuevo proyecto de sociedad”, reflexionó la activista.

Cuba tiene una larga experiencia en la apuesta por la transformación social y de la vida cotidiana. El marco amplio de igualdad social que promovió la Revolución a partir de 1959 tuvo un impacto positivo en las mujeres negras y mestizas.

“La FMC es un ejemplo fehaciente en evidenciar una de las conquistas de la Revolución, al colocar a la mujer en la primera trinchera de batallas, presente en cada una de las tareas y en la conquista de espacios reservados para los hombres. Ya que entre sus principales objetivos surge para impulsar la igualdad y la emancipación de las mujeres de la Isla”, dijo Analoy Lafargue en representación de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC).

“Tempranamente, se comprendió que no era posible la construcción del socialismo sin las bases epistémicas del feminismo y sin contemplar una lucha antirracista. De modo tal, que la mujer en sentido general gozó de amplias posibilidades de emancipación e independencia respecto a la dominación masculina hetero-normativa”, opinó.

Lafargue, filósofa y máster en Estudios Caribeños, reconoció la importancia de los feminismos negros en el país, tanto en las investigaciones como en el trabajo social y cultural que se desarrolla en la isla del Caribe.

“Específicamente, en relación a las luchas de las mujeres afrodescendientes ha sido fundamental el acercamiento a las teorías del feminismo negro y las relevantes investigaciones al respecto, luego contextualizado a las realidades concretas de los espacios que habitamos. En consecuencia, y sobre todo desde la música, en específico el hip hop, y los barrios marginalizados hasta las investigaciones científicas y académicas, se han dado a la tarea de levantar lo que hoy se pudiera llamar a groso modo afrofeminismos en Cuba o feminismo negro cubano, a pesar de sus arbitrariedades, complejidades, adversidades o discrepancias en cuanto a sus denominaciones”, dijo.

La activista reconoció la importancia del Programa Nacional contra el Racismo y toda discriminación y el Programa Nacional para el Adelanto de las Mujeres, para el trabajo conjunto entre el gobierno y las organizaciones sociales con el fin de enfrentar problemáticas específicas que viven las mujeres negras y mestizas en el país.

Especialistas, estadistas e investigaciones demuestran que la pobreza en Cuba tiene rostro de mujer negra; ellas son mayoría entre las madres solteras jefas de hogar; están sobrerrepresentadas en el sector informal de la economía y enfrentan problemáticas como el embarazo adolescente.

Reconocer la diversidad de experiencias y puntos de partida desiguales de las mujeres es un paso imprescindible ante este escenario.

La también especialista en relaciones internacionales de la FMC destacó la necesidad de promover la historia de lucha de las mujeres negras de los siglos XIX y XX; planteó crear espacios de reflexión y atender la necesidad de diálogo académico e institucional desde perspectivas antropológicas e históricas; apostó por romper con la visión institucional de que todas las mujeres somos iguales y propuso crear políticas sociales específicas que regulen las condiciones laborales del trabajo informal y de servicio, donde están más representadas las mujeres negras, acciones que atiendan de manera particular sus desventajas sociales.

“Defender la sororidad entre las mujeres todas, así como la solidaridad entre los pueblos como imperativo para el mejoramiento humano ha de ser tarea constante en todos los espacios en los que reflexionemos como mujeres en lucha por el socialismo, la justicia social y la revolución. Donde la práctica descolonial y la libre autodeterminación de los pueblos sea la guía de nuestras acciones”, resaltó la afrofeminista cubana.

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