Marilys Suarez Moreno - Revista Mujeres.- La tarde del 8 de marzo de 1931, por orientación del Partido Comunista, se celebró por primera vez en Cuba el Día Internacional de la Mujer. El acto se desarrolló en el Centro Obrero de Cuba, entonces ubicado en la calle Revillagigedo número 8, en La Habana Vieja.


Una joven dirigente sindical, Panchita Batet, participó como oradora, pues había integrado la comisión que organizara el evento. En esa tarea visitó fábricas, centros de trabajo y sindicatos con el fin de propagar la actividad, logrando la asistencia de un gran número de mujeres, diría después rememorando aquel primer 8 de Marzo en Cuba.

 
Solo 18 años tenía Panchita cuando inició su vida laboral en una fábrica de medias regentada por particulares y en menos de un año ya despuntaba como dirigente sindical. Ella junto a Rubén Martínez Villena y otros compañeros organizaron el Sindicato Obrero Textil e integró su ejecutivo, Como tantas otras mujeres de aquellos años convulsos, ella era una joven de su tiempo y su historia de vida así lo refleja.
 
El mensaje de la dirigente sindical de las textileras, Panchita Batet fue claro y directo: se refirió a la necesaria unidad de la clase obrera y las fuerzas femeninas. Así, hablaron representantes de los y las obreras zapateras y de otras secciones sindicales. Hasta una presa política se las ingenió para hacerles llegar un mensaje escrito de parte de todas las compañeras que en aquellos momentos guardaban prisión por sus luchas políticas.
 
“Desde los micrófonos hablé emocionada sobre la necesidad de luchar por las reivindicaciones femeninas, entre otras; a trabajo igual salario igual y por la creación de círculos infantiles o guarderías, como le llamaban antes, así como de seminternados para los hijos de las madres trabajadoras”, expresaría entonces la joven dirigente sindical, quien llamó también a la unidad de la clase obrera y las fuerzas femeninas.
 
Otra compañera muy querida por las luchadoras de aquellos convulsos años de la República mediatizada, Charito Guillaume, también habló esa tarde, hará 93 años este Ocho de Marzo.
 
Años atrás, casi con 70 años y triunfante la revolución, la otrora joven sindicalista, recordaría que al iniciarse la segunda parte del programa con la presentación de un grupo artístico, éste no pudo actuar, pues la policía irrumpió en el local y a toletazos desalojó el lugar.
 
“Pero el hecho de haber conmemorado por primera vez en Cuba el Dia Internacional de la Mujer constituía para nosotras un gran orgullo y un hito en el avance de nuestras proyecciones”, dijo en una entrevista Panchita, tiempo después.
 
Las batallas del movimiento femenino cubano en la década del 30 del pasado siglo para mejorar las condiciones laborales de las mujeres se iniciaron con la presentación de demandas salariales a la Patronal y el reconocimiento del Sindicato en la fábrica de medias, lo que no fue aceptado y los trabajadores fueron a la huelga. Al respecto, diría Panchita Batet:” Nosotros estábamos en huelga cuando se creó en nuestro centro fabril la Liga Juvenil Comunista.
 
Generalmente realizaban las reuniones en el Centro Obrero, en la calle Dragones, de la capital. Allí recibían orientaciones, se impartían los círculos de estudio por los miembros del Partido Comunista y realizaban charlas y otras actividades. Ella recordaba muy bien esa época colmada de dificultades, persecuciones y de luchas.
 
En una ocasión la joven y otras empeñeras cayeron presas, cuando participaban en un mitin público en una plazoleta de la capital. Aquella vez paso tres meses en la cárcel. Ella militó luego en la Liga Antimperialista y participó en la creación de la Defensa Obrera Internacional
 
En 1930 el movimiento huelguístico cubano alcanzo grandes proporciones. Martínez Villena, al frente del Partido, asesoraba y dirigía mediante la Confederación Nacional Obrera de Cuba (CNOC), el movimiento obrero, imprimiéndole un carácter revolucionario. Cientos de trabajadores respondieron al llamado del joven intelectual comunista y se incorporaron a la huelga del 20 de marzo de ese año. Entre ellos, la joven militante.
 
Contaba Panchita que esa noche Villena habló en el Centro Obrero, mientras la policía lo esperaba para apresarlo. El pudo huir del local vestido de chofer. Había intercambiado las ropas con un compañero de luchas. Ella y la esposa de Villena salieron juntas y fueron seguidas por la policía hasta que pudieron evadirla.
 
El 12 de agosto de 1933 el dictador Gerardo Machado huía al extranjero, presionado por el inminente derrumbe de su régimen, tras la huelga general dirigida también por Villena, quien moría poco después, víctima de tuberculosis.
 
Aquel día, mientras el pueblo inundaba las calles para festejar la caída del tirano, se cerraba una de las etapas más sobresalientes del movimiento obrero cubano, dentro del cual, mujeres como Panchita Batet, la joven que no conocimos, demostraron su combatividad revolucionaria.
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