Querido Diario:

Hoy hablé con Laurita, mi mejor amiga del aula, y me contó que había tenido relaciones sexuales con su novio. Además de eso, ¡me cuestionó por qué yo no las había tenido con mi pareja, si era estable y llevábamos juntos desde hace un año!

Me quedé callada. No supe qué decirle.

Pero ahora, mientras te escribo, encuentro las palabras para poder responder. La verdad es que yo no creo en el amor de cuentos de hadas, ni en las canciones o flores que aparecen cuando decides tener sexo. Para mí, el amor sano y respetuoso se construye día a día.

Tampoco estoy de acuerdo con ese constructo social que es la virginidad, que, por demás, implica la idea de que «entregársela» a alguien significa que estoy realmente enamorada de esa persona.

¿Sabes en lo que sí creo? En el poder de decidir y en la preparación. Yo aún no me siento lista, y eso es suficiente para mí. No quiero hacerlo por presión social, ni mucho menos para satisfacer a mi pareja.

Me gustaría tener relaciones sexuales cuando esté dispuesta física, psicológica y emocionalmente. Asimismo, me encantaría saber más del tema, qué métodos anticonceptivos existen, cuáles podría usar y cómo… No disfrutaría nada tener un embarazo a destiempo, tampoco recurrir al aborto, aunque respeto y comprendo a quienes eligen interrumpir su gestación.

Sí, querido diario: la protección siempre debe estar presente.

Y… ¿sabes que en la escuela no me han hablado mucho sobre el placer femenino? Tengo que investigar… Claramente, no llegaré a saberlo todo, pero, ¿cómo puedo experimentar y disfrutar plenamente de mi sexualidad, si ni siquiera sé qué es el placer o cómo las adolescentes lo alcanzamos? Del orgasmo femenino he oído, pero poco. Pienso que primero debo explorar y conocer mi cuerpo, para luego poder explicarle, con facilidad, a mi pareja.

Te agradezco todas las horas de charlas y entenderme. Serás el tercero, después de mi papá y mi mamá, en saberlo cuando esté preparada. ¡Hasta mañana!