Por Lázaro Fariñas*/Foto Virgilio Ponce -Martianos-Hermes-Cubainformación.- En esta mal llamada democracia representativa en que vivimos, en épocas de elecciones, los políticos prometen villas y castillas para buscar votos cuando están en campaña electoral.  Aunque sepan que la mitad de las cosas que prometen no la pueden cumplir, lo hacen de todas formas. Siempre me recuerdo de un cuento, no sé si real o inventado, en el que un político ecuatoriano le prometió a la multitud reunida en un pequeño pueblo de ese país que, en cuanto fuera elegido, les iba a construir un puente y cuando los reunidos empezaron a gritarle que ellos no tenían ningún río, sin inmutarse les dijo que también les iba a construir un río. Promesas y más promesas con tal de ser electos, después, olvido y más olvido hasta que no vuelvan las próximas elecciones, en las que vuelven a prometer y prometer.


No importa que sean conservadores o liberales, ya que a la hora de buscar votos todos hacen y prometen cualquier cosa. Aquí tenemos el caso del conservador George W Bush, quien prometió a los ciudadanos elevarle su estándar de vida llenándolos de prosperidad, para dejar el país ocho años después bajo una de las mayores crisis económicas de esta nación. Prometió el cielo y nos quedamos en el fondo del abismo.  Ahora, tenemos el caso del liberal Barack Obama quien, hace cuatro años, nos ofreció maravillas y hasta el momento, todo se ha disuelto en pura retórica.  Primero, iba a acabar con las guerras de Irak y Afganistán, de donde se retirarían, dejando una paz duradera, un país estable y en el poder, a gobiernos democráticos legítimamente elegidos. ¿Qué ha pasado con las promesas?  En Irak, aunque aparentemente no tienen fuerzas combatiendo, allí queda una embajada con más de 11 mil funcionarios y una guardia de seguridad de más de cinco mil hombres, más miles de contratistas empleados por compañías norteamericanas que funcionan en Irak.

La terminación de la guerra de Afganistán es otra promesa fallida del presidente. Ahora se dice que las tropas de combate se irán a finales del año que viene, es decir, más de seis años después que el candidato Obama prometió terminarla de inmediato.

La reforma migratoria aún sigue sin llevarse a cabo.  Millones de indocumentados esperan por la misma, mientras miles y miles han sido deportados a sus países de origen, dejando, en algunos casos, familias divididas.  Es verdad que los Estados Unidos tienen que hacer algo para evitar que miles de indocumentados penetren en su territorio, pero la realidad es que, en este momento, existen más de doce millones de personas que viven aquí sin tener un documento legal, la mayor parte de ellos con hijos e hijas que son ciudadanos norteamericanos por nacimiento.

Otra de las grandes promesas de Obama fue el cierre de la prisión de Guantánamo y hasta el momento, esa promesa es lo que el viento se llevó.  Allí están alrededor de 167 presos que aún permanecen encerrados, a pesar de que se supone que más de la mitad de ellos ya han recibido el visto bueno para salir de aquel infierno.  Ahora, para colmo de males, se han declarado en huelga de hambre.  Son decenas de reclusos que no ven otra forma de protestar, después de haber sido humillados, una y otra vez, por las autoridades del ilícito penal.

Es difícil de imaginar el por qué el gobierno de Barack Obama sigue sin cumplir esta promesa humanitaria que hizo hace casi cinco años atrás.  De todas las anteriores, esta era la más fácil de cumplir y además de ser la más humanitaria, es la que peor imagen le trae a la nación.  Para nada le sirve a este país mantener un centro violador de derechos humanos en una base militar que está enclavada en un territorio ocupado que pertenece a la República de Cuba.  Bien le vendría a los Estados Unidos, no solamente liberar o trasladar a sus respectivos países a los prisioneros de Guantánamo, sino también, de paso, devolverle el territorio por ellos ocupados a Cuba.  Los prisioneros están encerrados en contra de su voluntad en la base militar de Guantánamo y esta está, en contra de la voluntad del pueblo cubano, enclavada en un territorio que le pertenece a Cuba.

Así es que Obama, entre promesas incumplidas, terminó su primer período presidencial.  Esperemos que, al llegar al final del segundo, cumpla algunas de las que prometió.

*Lázaro Fariñas periodista cubano residente en EE.UU.

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