Noel Manzanares Blanco - Cubainformación.- En un par de días, La Habana y Washington efectuarán su primera reunión sobre Derechos Humanos (DDHH) en escenario norteño, de acuerdo con confirmaciones de las Cancillerías de ambos lados del Estrecho de la Florida. Apropósito, para resaltar qué exhibe mi nación sobre el tema que ahora comparto con mis lectores/as, me permito remitirme a 30 razones que tiene Cuba para enorgullecerse en este orden de ideas, según mi estimada Norelys Morales Aguilera hace 15 meses, cuestión que goza de plena vigencia.
Entre los elementos que apunta Norelys y que hago míos en su totalidad, resalta que la Mayor de las Antillas dispone de la tasa de analfabetismo más baja y de la tasa de escolarización más alta de América Latina —Naciones Unidas señala que “la educación ha sido la prioridad en Cuba. Es una verdadera sociedad de educación”; que ha cumplido gran parte de los Objetivos de Desarrollo del Milenio como erradicar la pobreza extrema y el hambre, lograr la enseñanza primaria universal, promover la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de la mujer, así como reducir la mortalidad de menores de cinco años; que cubanas y cubanos disfrutan de servicios de salud universales, gratuitos y de calidad, con indicadores sobresalientes como la mortalidad infantil que es menor de cinco por cada mil nacidos vivos, un lujo en toda América; y que …
En contrapartida, de los tantísimos trabajos que circulan en la Red de redes ilustrando cómo se “dignifica” diariamente a las personas en y desde Estados Unidos de América, encontré y comparto con ustedes ¿SE RESPETAN LOS DERECHOS HUMANOS EN EE.UU?, un rótulo que desde su primer párrafo da fe de qué trata, a saber:
“Como quien porta un candil para alumbrar la calle manteniendo a oscuras la casa, Estados Unidos emite periódicamente enjundiosos informes sobre la violación de los derechos humanos en todos los países del mundo, menos en uno: Estados Unidos. Olvidaron o, mejor dicho, no conocieron nunca la sentencia de Martí: ‘El que es falible, no debe dar fallo. El que puede ser juzgado no debe ser juez’”.
Se apunta que entre las violaciones a los DDHH que se denuncian está la aplicación de la pena máxima a jóvenes que al momento de producirse el delito eran menores de 18 años de edad; la ejecución de mujeres, universalmente proscrita; sin descartar que las investigaciones realizadas muestran cómo la policía es brutalmente represiva, y severo e inhumano el régimen carcelario; un método de tortura de reiterado uso es el denominado "atar como un cerdo" que consiste en esposar manos y pies del detenido y atarlos a su espalda, para después arrojarlo al suelo como un balancín; y los "cinturones de electrochoque" que producen grandes dolores y terror.
Otros datos revelan que posee Estados Unidos una de las poblaciones penales más alta o la más alta del mundo: 1 millón 500 mil reclusos, entre los cuales se incluyen 74 730 mujeres; que entre los que guardan prisión en cárceles cerradas con adultos se cuentan tres mil menores de edad; y que brutalidad policial y carcelaria, discriminación y xenofobia, aplicación de la pena de muerte a menores, incapacitados, mujeres e inocentes, son rutilantes ejemplos de cómo Estados Unidos “respeta” los DDHH: vida, libertad, igualdad, etc. Precisamente aquellos cuyas presuntas violaciones en otros países ponen hipócritamente mayor énfasis en denunciar.
Puedo obviar por harto conocido tanto las barbaridades cometidas por la Casa Blanca en todo el mundo —más allá de Nuestra América, sus tentáculos se han sentido en no sé dónde no— como su apoyo a lo peor de la contrarrevolución en Cuba. Baste con que recuerde que un preferido de la Administración gringa contra mi Patria es Guillermo (des) ‘Coco’ Fariñas, el mismo personaje ahora invitado a la Cumbre de las Américas a celebrase en Panamá en unos días y que en su historial consta su devoción por el architerrorista Posada Carriles.
Así, tengo la impresión que el venidero martes 31 de Marzo La Habana se presentará ante Washington con un número considerable de aspectos que son sueños para la inmensa mayoría de terrícolas —al margen de lo mucho que nos queda por realizar; mientras que su interlocutor no sé cómo justificará aberraciones que a diario tienen lugar en sus predios.
