Noel Manzanares Blanco - Cubainformación.- Para aquilatar el pulso del encuentro de Estadistas del Hemisferio Occidental, tengo en cuenta que desde sus orígenes las Cumbres de las Américas fueron concebidas por la tristemente célebre Organización de los Estados Americanos con el objetivo de reunir periódicamente a jefes de Estados y Gobiernos de la región en aras de definir políticas Made in USA o sea, la dinámica de la Doctrina Monroe (América para los yanquis). Así, se comprende mejor el porqué en sus comienzos trabajó por la implementación del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), es decir acerca de una suerte de embudo en el que lo ancho iba para el Norte y lo estrecho para el Sur del Río Bravo, amén de la exclusión de Cuba —una contante, fallecida en este momento.


Pero los tiempos fueron mudando. En la V Cumbre de las Américas en Puerto España, capital de Trinidad y Tobago, efectuada en Abril de 2009 con la participaron 34 países, el Compañero Hugo Chávez exigió respeto a la soberanía de los pueblos en los cambios profundos que se evidenciaban en América Latina, además de resaltar que en Mar de Plata, Argentina, en la IV edición de ellas realizadas en Noviembre de 2005, había sido enterrada la propuesta neocolonial denominada ALCA. Puntualmente, expresó: “El ALCA murió, la Cumbre le sobrevivió al ALCA”.

Con estos presupuestos, poco de casual tienen el hecho que en la VI Cumbre de las Américas celebrada en Cartagena de Indias, Colombia, en Abril de 2012, con las ausencias de los Presidentes de Ecuador, Venezuela y Nicaragua, hubiera quedado revelado el incierto futuro de estas cimeras paraestatales, si se persistía en mantener excluida a La Habana de sus predios.

A la sazón, el Presidente Daniel Ortega, en acto de solidaridad con nuestra nación en Managua, planteó: “[…] yo creo que es el momento del gobierno de los Estados Unidos para escuchar a todas las naciones latinoamericanas de las más diversas ideologías, de los más diversos pensamientos políticos; desde los pensamientos más conservadores hasta los pensamientos más revolucionarios, pero ahí están todos coincidiendo en que Cuba tiene que estar presente en estas reuniones o no habrá próximas Cumbres llamadas o mal llamadas de las Américas”.

Precisamente, fue en aquel tiempo que el señor Insulza colocó una duda (“Es raro que Cuba esté interesada en ir a una reunión con 34 países [en la Cumbre de las Américas] y no esté interesada en venir a la OEA [Organización de Estados Americanos] a juntarse con esos mismos 34 países”), a pesar de la reiterada manifestación de repulsa de nuestro Gobierno a la mismísima OEA que él preside hasta dentro de pocos días, tanto más porque el Presidente Raúl Castro había subrayado que nosotros jamás hemos reclamado que se tome medida alguna para que Cuba esté presente donde impera la voluntad e intereses políticos estadounidenses; sin obviar a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) que en términos estratégicos está llamada a ser el instrumento político requerido para aunar voluntades, respetar la diversidad, resolver diferencias, cooperar por el bien de sus pueblos y solidarizarnos los unos con los otros en el Sub-continente.

No obstante, la sostenida posición del concierto gubernamental en Nuestra América, unida a la voluntad expresa de las autoridades administrativas de Panamá, condujeron a que el Caimán Verde hiciera acto de presencia en esta VII Cumbre de las Américas cuyo tema central es “Prosperidad con Equidad: El Desafío de la Cooperación en la Américas”, para dejar escuchar nuestra voz a favor de nuestra Patria Grande, de Venezuela y de nuestra Patria Chica.

Entretanto, Mr. Insulsa maniobró para que los auténticos representantes de la sociedad civil cubana que participarían en los foros de la Cumbre en cuestión coincidieran con los mercenarios que se presentan en Panamá; al tiempo que es responsable directo de la exclusión bochornosa de nuestra representación de trabajadores en esos escenarios. Si no, fíjese usted en estas palabras suyas en el denominado Diálogo con la Sociedad Civil en el Marco del cónclave panamericano, a saber:

“Yo he estado, Presidente, en situaciones de diálogo parecida a las de hoy, en que, sentadas una al lado de otra, había dos mujeres de ideas completamente distintas en materias relativas a alguno de los temas que hoy vamos a abordar aquí. Y les tocó curiosamente hablar a una después de la otra, y no tuvieron ningún problema en respetarse e incluso en felicitarse por la intervención que habían hecho […]” —base de bochinches de la delincuencia política gusano-yanqui.

Si a lo anterior incorporo que medios de prensa certifican que no va a haber Declaración de Panamá en la VII Cumbre de las Américas, por la postura asumida por Estados Unidos y Canadá que ha afectado la anuencia de países latinoamericanos y caribeños que defienden posiciones relacionadas con el medio ambiente, el derecho a la libre educación y han solicitado el levantamiento de la orden ejecutiva del presidente estadounidense Barack Obama contra Venezuela; entonces, se podrá comprender mejor el porqué sostengo que la doble moral NO se ha marchado del ¿consenso? entre los lados del Sur del Río Bravo —a contrapelo del muy divulgado encuentro Bruno-Kerry.

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