Noel Manzanares Blanco - Cubainformación.- Quizás porque en mis años de estudiante universitario tuve la dicha de compartir como colegas con Deysi cuyo apellido no retengo en la memoria aunque jamás he olvido sus relatos de cómo ella fue violada por agentes al servicio del Águila Imperial en los predios que provocaron los versos de José Martí, nuestro Héroe Nacional, La niña de Guatemala “[…] la que se murió de amor”; o acaso porque coterráneos/as me han contado acerca de la impronta del Internacionalismo de la Mayor de las Antillas en esa nación de Nuestra América; es que sentí alegría y medité al leer El presidente guatemalteco donará el 60% de su sueldo a educación y cultura. Comparto aquí lo que pensé al respecto.
Según la fuente consultada, Jimmy Morales, flamante presidente de esa nación de Centroamérica, con tal donación cumple con su promesa dada en Noviembre pasado durante una gira en la que agradeció al pueblo por haberle elegido en la segunda vuelta de las presidenciales; al tiempo que su administración en ejercicio desde este 14 de Enero tiene el desafío de golpear con contundencia a la corrupción y la pobreza, amén de lograr una verdadera reforma fiscal y dejar definitivamente en el pasado lo que allá se considera como la “vieja” política.
En el orden personal, hago un esfuerzo por no detenerme en el hecho que los medios de prensa resaltan que el nuevo mandatario es un derechista de 46 años. Me complace tener en cuenta que para muchos guatemaltecos/as este Morales es la gran esperanza para lograr una transformación en las condiciones de vida de las grandes mayorías herederas de singular cultura. Hago voto porque él, durante sus cuatro años de Gobierno (2016-2020), en efecto sea grande de cara a los retos que tiene por delante y se sobreponga a su condición de comediante no avezado en los trajines político-administrativos.
Sin embargo, me llama la atención Jimmy Morales y los problemas de Guatemala… ¿o los de Estados Unidos? De acuerdo con este reporte, su nuevo gabinete cuenta con la presencia de funcionarios provenientes de las empresas más influyentes como TIGO, Emisoras Unidas, Fundesa y Agexpor, además de los representantes del sector azucarero. A ello se incorpora que la recientemente designada Ministra de Trabajo, Aura Leticia Teleguario, es asesora en la Embajada de Estados Unidos y de la Agencia para el Desarrollo Internacional de Estados Unidos (USAID) en asuntos indígenas. Vale no pasar por alto, pues, el examen que acredita que, viendo la atención que EEUU está mostrando a la región (visitas de funcionarios, comunicados, financiamiento, asesoramiento), se abre la interrogante sobre la potencial injerencia que esto implica en los asuntos internos de Guatemala.
Así, les presento a mis lectores/as esta pregunta para la reflexión: ¿Cuánto de bueno pudiera salir de toda esta trama? No obstante, en el escenario de la encrucijada para el nuevo Gobierno de Guatemala, exclamo a los cuatro vientos: Ojalá que Jimmy Morales, el mismísimo comediante devenido presidente, impulse la reestructuración social que necesita ese pueblo centroamericano —y que nunca más se repitan episodios monstruosos como los vividos por mi colega Deysi.
