Por Arthur González*/Martianos-Hermes-Cubainformación.- La CIA fue creada oficialmente el 18 de septiembre de 1947, bajo la Ley 253 de Seguridad Nacional, aprobada el 26 de julio del propio año. Su primera operación encubierta conocida, fue ejecutada en Italia a finales de 1947, con el objetivo de impedir que las fuerzas de izquierda, llegaran a ocupar la presidencia en las elecciones.


Desde sus años fundacionales la CIA empleó la táctica de introducir a sus oficiales sin cobertura diplomática, como habitualmente realizan los servicios de inteligencia, denominándolos oficiales con Cobertura No Oficial (NOC, por sus siglas en inglés), el disfraz preferido es el de periodistas, hombres de negocios, académicos, miembros de Organizaciones No Gubernamentales (ONG) e integrantes de fundaciones filantrópicas.

Los atuendos empleados para ocultarse son disímiles, siempre acorde a las necesidades y condiciones de los países donde deben desarrollar la actividad de inteligencia, dígase el espionaje o acciones de subversión política.

El concepto de oficial de inteligencia con Cobertura No Oficial (NOC), lo expuso en 1961, C. D. Edbrook, especialista de la CIA, cuando escribió:

“Es necesario suplementar a los oficiales “legales” con “ilegales”, oficiales de inteligencia bajo manto oficial, por operativos bajo cobertura“profunda”, viviendo como civiles legítimos con una autenticidad tal, que sus vinculaciones de inteligencia no puedan ser descubiertas, ni siquiera como resultado de una investigación profunda diseñada con esos fines”. 

 

Después del derrumbe del campo socialista y la desintegración de la URSS, la CIA reorganizó su trabajo y lo fortaleció con oficiales con Cobertura No Oficial (NOC), al resultarles más práctico que empresarios, hombres de negocios, turistas, académicos y de otras profesiones, pudieran moverse con mayor libertad en sectores de la sociedad sin levantar sospechas, algo que los oficiales bajo el manto diplomático no pueden hacer.

En Cuba, según elementos publicados en la prensa, antes del triunfo revolucionario de 1959, la CIA había introducido a varios de sus oficiales sin cobertura diplomática, entre ellos a Edmund Moranskie, quien se desempeñaba como empresario de la distribuidora cinematográfica Columbia Pictures, radicada en La Habana. Otro de ellos fue David A. Phillips, enviado a la Habana en 1958 bajo el manto de empresario, cuando en realidad era un experimentado oficial de inteligencia, especialista en guerra psicológica.

Frank Clark Emmick, enviado como empresario de la firma COMARCU, dedicada a la exportación de mariscos hacia Estados Unidos, era realmente un oficial CIA que en 1960 llegó a presidir el Club Americano en la capital de la Isla, punto de reunión de los oficiales de la estación CIA en La Habana.

También estuvo Lawrence Kirby Lunt, quien cubrió su condición de oficial de inteligencia bajo la cobertura de ganadero, quien en 1957 se asentó en la finca de su suegro de origen belga, en la provincia de Pinar del Río.

De acuerdo a informaciones publicadas en la revista TIME, en los años 90 del siglo pasado, los periodistas Elaine Shannon y Douglas Waller, alertaron que la CIA lleva varias décadas explorando a funcionarios y especialista en compañías energéticas, empresas de importación y exportación, bancos con sucursales en otros países y corporaciones de alta tecnología, para reclutarlos como oficiales de inteligencia, con Cobertura No Oficial, reubicándolos posterior a su preparación especializada en sus  escuelas, en compañías que responden a sus intereses de inteligencia, algo que estas ven con buenos ojos, al obtener ejecutivos de alta calificación y experiencia, sin tener que desembolsar dinero en sus salarios.

Esto le permite a la CIA contar con oficiales en el exterior, aunque el costo sea un poco más elevado que a los destinados al Departamento de Estado, pero sus resultados son superiores, porque de acuerdo a los citados periodistas: “la CIA considera que los NOC son la mejor forma de llevar a cabo operaciones clandestinas”.

 

Además, afirman haber conocido que “la CIA experimenta con más frecuencia, el establecimiento de dos estaciones, una dentro de la embajada estadounidense y otra mucho más secreta ubicada en alguna empresa privada, para atender a los oficiales sin cobertura diplomática”.

No obstante, las universidades continúan siendo la fuente principal de candidatos a ingresar en la CIA y para eso, además de las convocatorias públicas, reclutan a profesores que estudian y califican a los mejores candidatos.

Otra vía ampliamente empleada desde hace varios años y que les permite actuar con mayor libertad, son las Organizaciones No Gubernamentales(ONG), por acceder fácilmente a sectores de su interés para la ejecución de proyectos, obtener de información y estudiar a personas de su interés con acceso a informaciones secretas, para su posterior reclutamiento.

A través de las ONG canalizan fondos millonarios bajo la fachada de la NED y la USAID, sin que la CIA aparezca mezclada en esas actividades.

Esos oficiales NOC trabajan ideológicamente a los funcionarios de su interés, mediante invitaciones a cenas, eventos internacionales, cursos de superación en universidades e instituciones académicas reconocidas y también hacen regalos para iniciar el proceso de descomposición ética, con el objetivo de comprometerlos, hecho que facilita su reclutamiento, abierto o no.

Otra de las vías para llegar a Cuba es el turismo, por las facilidades migratorias que brinda el país, aunque desde 1959 la CIA lo utilizó, según publicaron los diarios de la época, cuando se descubrió la instalación secreta de micrófonos en el local que ocupaba la agencia de prensa china SINJUA, pues algunos de sus técnicos, detenidos in fraganti, viajaron con visado turístico, apoyados por otros con pasaporte diplomático acreditados en su embajada en La Habana.

En años recientes oficiales CIA con cobertura de turistas, reclutaron y entrenaron a varios cubanos, que en realidad eran agentes de la seguridad que pudieron engañarlos, denunciado por la TV cubana, así como supuestos “contratistas” de Fundaciones, que, como aparentes turistas, introdujeron equipos sofisticados de comunicación satelital para la recepción y transmisión de información.

Son variados los disfraces empleados por la CIA, pero como al lobo de Caperucita Roja, siempre se le ven sus cascos, porque según José Martí:

 

“La capacidad para el engaño es revelada por el engaño mismo”

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