Raúl Antonio Capote - Original publicado en Granma

El 4 de julio es un día de fiesta en Estados Unidos. En esa jornada los habitantes de ese país celebran el Día de la Independencia y recuerdan eventos históricos que condujeron a la formación de su nación.

Sin embargo, este año la celebración se vio opacada por el estruendo de los disparos.

Estados Unidos sufre una epidemia de violencia armada.

Al menos seis tiroteos masivos en los primeros tres días de julio signan la macabra tendencia, según el Archivo de Violencia Armada.

En la noche del lunes en Fort Worth, Texas, disparos con armas de fuego causaron tres muertos y ocho heridos. Otro suceso similar, el sábado en Baltimore, dejó un saldo de dos muertos y 28 heridos.

Como punto de remate de la tragedia, cinco personas murieron y ocho resultaron heridas, entre ellas dos niños, en un tiroteo masivo en la sección Kingsessing, de Filadelfia, en vísperas de la festividad. Nada menos que en la ciudad donde los padres fundadores firmaron, en 1776, la Declaración de Independencia, y en 1787, la Constitución.

No escapa a la mirada lo simbólico del suceso; pero estos son solo algunos de los al menos 341 tiroteos masivos ocurridos en EE. UU. en lo que va de este año, según CNN.

En esa nación, con una población de 319 millones de habitantes, hay alrededor de 310 millones de armas circulando.

Los temores por la violencia armada son generalizados en Estados Unidos y la mayoría de las familias se han visto afectadas por un incidente relacionado con armas, según una encuesta de Kaiser Family Foundation.

Los incidentes con armas de fuego son ahora la principal causa de muerte entre niños y adolescentes en esa nación, donde hay más armas en las calles que personas.

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