Arturo del Villar (*) - Cubainformación.- Durante la visita a Madrid de Bruno Eduardo Rodríguez Parrilla, ministro de Relaciones Exteriores de la República de Cuba, fue recibido en audiencia por jefe del Gobierno español, Mariano Rajoy, la víspera de que fuese citado por la Audiencia Nazional para declarar sobre la corrupción económica del partido que preside, llamado Popular, y por el rey Felipe VI, el sucesor del sucesor a título de rey designado por el dictadorísimo para continuar su régimen genocida. El canciller invitó a los dos a visitar la República de Cuba, a lo que ambos accedieron.
Los españoles confiamos en que el presidente de la República de Cuba, Raúl Castro, inste a sus invitados, con la diplomacia debida en estos casos, a no continuar reprimiendo la libertad de expresión en el reino de España. No pasa día sin que un juez condene a un periodista o escritor o músico o cantante o actor o titiritero o rapero o bloguero, etcétera, a penas de cárcel y a pagar una multa, culpándolos de injurias a la Corona. Está programada una concentración en Madrid el próximo 22 de abril, para reclamar la libertad de expresión, garantizada teóricamente por la Constitución monárquica, pero prohibida en la práctica cotidiana. No hace falta consultar a un adivino para saber que será disuelta por la fuerza bruta del régimen con sus métodos contundentes habituales.
Si cita en la convocatoria el caso de Josep Miquel Arenas, rapero conocido por Valtonyc, condenado el pasado 22 de febrero a tres años y seis meses de cárcel por injurias graves a la Corona. Al conocer la sentencia declaró, según contaron los medios de comunicación: “Voy a seguir diciendo que los borbones son unos mafiosos, esto no va a cambiar nada.” Se refería a la fortuna de 1.800 millones de euros amasada por el rey ahora emérito Juan Carlos I cuando lo era efectivo, y a la suave reprimenda judicial a su hija Cristina y a su yerno Urdangarin por haber utilizado el apellido familiar para estafar a las instituciones públicas una millonada.
Los encerrados en las cárceles monárquicas por los delitos de injurias a la Corona no son considerados presos políticos. Según la propaganda del régimen, en el reino de España no hay presos políticos, aunque el Tribunal Internacional de Derechos Humanos ha condenado varias veces al reino de España por encarcelar a personas por el delito de pensar y decir lo que piensan. En la monarquía del 18 de julio instaurada por el dictadorísimo genocida, el pensar de manera distinta a la consigna oficial es un delito.
Para el próximo 6 de mayo está convocada en Madrid una manifestación contra los montajes policiales y judiciales, que permiten las más duras condenas sin la debida valoración de las pruebas contra los acusados. Ya sabemos cómo acabará: a palos.
Por eso los españoles carentes de derechos políticos confiamos en que el presidente Raúl Castro, aprovechando las buenas relaciones amistosas de la República de Cuba y el reino de España, inste al rey y a su jefe del Gobierno a promulgar una amnistía para los presos políticos españoles, y a eliminar las leyes represivas contra la libertad de opinión. Instar, según el Diccionario de la lengua española, compartida por cubanos y españoles, quiere decir “Repetir la súplica o petición o insistir en ella con ahínco”. Ojalá Castro insista con tanto ahínco, que al regresar de la isla sus invitados no queden presos políticos en las cárceles españolas. Las cárceles son para los delincuentes que aprovechan sus altos cargos para robar al pueblo.
(*) Arturo del Villar, Presidente del Colectivo Republicano Tercer Milenio