Giusette León García - CubaSí.- ¿Cuál es el pollo del arroz con pollo?, solía preguntar mi profesor de Periodismo Informativo cuando nos enseñaba a construir el lead de la noticia. Y resulta que la cuestión se me ha quedado como modelo para muchas otras situaciones en las que hace falta distinguir la sustancia, la esencia de las cosas.


Ahora mismo, la libreta de la bodega se ha convertido en “el pollo del arroz con pollo” otra vez, en tiempos en que muchos (excepto Pánfilo, un anciano pensionado; bueno, ustedes lo conocen), tantos, reclamaban el “tiro de gracia” para ese mecanismo que “total, no sirve para nada”.

O mejor dicho, “no servía”; o aún mejor dicho: “nos creíamos que no servía”. A la hora cero, donde una situación epidemiológica compleja nos mantiene en vilo, otra vez en Cuba se vuelve a pensar en todos y todas (empezando por los más vulnerables como el anciano pensionado), y la distribución normada a través de la libreta de la bodega, cartilla de racionamiento o tarjeta para la canasta básica, vuelve a ser la respuesta más justa y aclamada.

Mi amiga Rita Gema, economista de profesión y ama de casa de ocupación actual, me escribió enseguida: No faltaba más. Primero analizo que millones querían que la quitasen y ahora la añoran. Muy buena decisión de nuestro gobierno “dictador”, como dicen los sin sentido común. Es una manera de hacer llegar a cada casita un pedacito de lo poco que tenemos. Una vez más dando muestras de solidaridad y socialismo, nuestra Cubita está engrandeciéndose ante el mundo, y mi papá Fidel, orgulloso ha de estar de ver su legado”.

Sin salir de casa, a través del Messenger, consultamos algunos criterios, luego de que Betsy Díaz Velázquez, titular del Ministerio del Comercio Interior, anunciara en el espacio televisivo Mesa Redonda que algunos productos liberados comenzarían a venderse mediante el sistema de la libreta de abastecimiento y la red de bodegas, sin subsidios, pero con un sistema controlado, y ratificó la prioridad que mantiene el país sobre la canasta familiar normada, que llega mensualmente a través de 12 767 bodegas a 3 809 000 núcleos familiares, es decir, 11 150 000 cubanos, por supuesto, a lo largo y ancho de la isla.

Algunos, como mi colega Alina Mena, sintieron que les leían el pensamiento: Para mí, excelente, yo lo iba a hacer público en Facebook antes de que lo anunciaran. La joven Geissa Torres también es categórica: “por supuesto que estoy de acuerdo, yo y toda mi familia”. Y el profe de la Universidad de Matanzas, Emilio Fernández, tampoco tiene dudas: “estamos de acuerdo con la distribución regulada por la libreta de todo lo esencial en este momento”.

Dos fantasmas muy reales también animan el apoyo popular a esta medida, uno de ellos es la cola: “es lo mejor, así se evitan las aglomeraciones en las colas”, afirma Daylín Santana. La productora del grupo teatral El Portazo, Tamara Moreno, opinó: “Yo pienso que es lo mejor que pueden hacer porque hay personas, como los ancianos, que no están en condiciones de hacer colas en las tiendas, y además, no tienen las posibilidades económicas”.

El otro, una de las razones por las que crecen las colas: el miedo a que se acabe, y por ahí va el criterio de Gisela Benítez: lo veo muy bien, porque sabes que lo de cada tarjeta está ahí, no se te acaba. Su hija, Yeilyn Rodríguez, la apoya categóricamente: es lo mejor, cada cual tiene lo suyo y sabe que no se acaba por mucha cola que quieran hacer; de hecho, el que piense un poco, no hace colas”.

El productor y promotor cultural Hiram Torres considera: “Por supuesto que es una excelente opción para todos porque, entre otras cosas, lo primero es que la distribución es equitativa, algo muy importante. Por otro lado, evita las aglomeraciones, porque cuando la gente sabe que lo de ellos está seguro en la bodega, no se mata por ir a cogerlo, y esto también es muy importante, que la gente esté lo más tranquila posible porque el daño psicológico por todo lo que está pasando ya se comienza a ver en sectores vulnerables”.

Desde Mayabeque, la abogada Anay Roque resume varios motivos: “¡Muy bien pensado! Excelente. Acercar los productos al barrio, evitar aglomeraciones innecesarias y acaparamientos. Garantizar que a todos les llegue el alimento. Por su parte, la maestra primaria y Máster en Educación Yamila Montesino enumera ventajas muy concretas: Creo que sería muy buena opción, el recorrido es más corto para su búsqueda, menos personas implicadas, distribución equitativa y el mismo alcance para todos. Si existe la tarjeta, ¿por qué no aprovecharla?”.

Las expectativas de muchos están justamente en que este sistema contribuya a eliminar las molestas y dañinas colas en tiempos en que hay que permanecer unidos, pero no juntos, ni revueltos. Sin embargo, no faltan quienes, como Cari Padilla, trabajadora de Artex, ven incluso más allá del momento de crisis: “Eso es lo mejor, da equidad en esta situación y ayuda al consumidor, eso debiera llegar para quedarse porque es lo mejor. Todos tenemos un poquito y nadie puede revender, resolvemos dos problemas”.

El Director de la escuela primaria Abel Santamaría, del Vedado capitalino, reflexiona a propósito de este tema: “Es una opción muy interesante, sobre todo para aquellos núcleos de ancianos solos, y que les llegará a todos los núcleos. Lo que sucede, y así lo ha explicado nuestro presidente, Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez, es que hay productos en los cuales, por disímiles razones, entre ellas el bloqueo, no se ha podido garantizar al menos una vuelta del producto porque se necesita cantidades a las cuales no se ha podido acceder, y por eso hay que mantenerlo al menos regulados en la cadena de tiendas, aunque, lamentablemente, no llegue a toda la población”.

“Las personas con sensibilidad artística tienen capacidad para vislumbrar lo que el común de los mortales pasa por alto. Siempre hemos considerado la validez de ese documento por lo que representa para los menos favorecidos, porque todos no vivimos igual, y también hay que reconocerlo. Estas medidas, y ahora nos referimos a todas, apuestan por todos los cubanos”, escribió la musicóloga y profesora matancera Lourdes Fernández, quien agregó:

“Las medidas tomadas son muy atinadas, porque favorecen el orden, la disciplina, evitan las aglomeraciones, pero sobre todo en el orden humano (que es lo más importante, a nuestro entender), favorecen a los sectores de la población que reciben un mayor impacto de esta situación, a los menos favorecidos, a los que requieren de mayor ayuda. Por otra parte, contrarresta que oportunistas, revendedores y personas siempre a la caza de situaciones adversas lucren con productos de primera necesidad, y se evita que, por carencias, caigamos en actividades ilícitas, que laceran nuestra ética como personas de bien. Fue muy bien explicado por los ministros y creemos oportuno también resaltar que nuestra sempiterna Libreta de abastecimientos cobra nueva vigencia, le sirvió el vaso de agua que Pánfilo le tiene puesto y que vemos todos los lunes…“

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