El autor del artículo, Ernesto Limia. Foto: Leandro Pérez Pérez/Adelante.


Ernesto Limia

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Quiero compartir una preocupación que a su vez constituye un desafío. Nunca he resistido teques ni consignas, me indignaba cada vez que Roberto Robaina comenzaba a gritar: “Aquí el que no salte es yanqui”. Todos sabemos cómo terminó... La historia muestra con elocuencia que la mejor manera de educar a las nuevas generaciones es mostrándoles valores con el ejemplo personal y poniéndolas a participar en la primera línea con protagonismo real, como hizo Fidel. Nuestro presidente Miguel Díaz-Canel es una muestra: fue nombrado primer secretario del Partido en una provincia tan importante como Villa Clara con 34 años.

La combinación de la guerra económico-financiera criminal que nos hace Estados Unidos, la crisis global pos pandémica agravada por el conflicto ruso-ucraniano instigado por la Administración Biden y errores internos que arrastramos sin acabar de dar solución, han generado un escenario dramático con impacto adverso en varios sectores del país, sobre todo entre los médicos y los maestros, profesiones dignas e imprescindibles que demandan mucho sacrificio y la inflación se ha encargado de abrir claros en sus filas. Nuevas disposiciones para preservar esas dos conquistas e incentivar la permanencia de su personal acaban de ponerse en vigor; más para nadie es un secreto que el daño está hecho y, al menos, en la capital hay escuelas en las que no se están dando determinadas asignaturas por la falta de maestras y maestros. En la secundaria básica que estudia mi hijo, por ejemplo, no disponen de profesores de Historia y Cultura Política. Conozco a su director, un educador por quien siento admiración y gratitud; pero la situación lo rebasa; no solo a él, rebasa a la Ministra de Educación.

Es un problema que se ha incrementado progresivamente en los últimos años. Quienes podemos pagar los repasos a 100 pesos la hora, campeamos el temporal. ¿Y los que no? ¿Qué hacer entonces?

Lo que hubiera hecho Fidel: generar un movimiento voluntario de masas con la UJC, la FEU y el Movimiento Juvenil Martiano, para enfrentar este desafío mientras se generan soluciones a mediano y largo plazo. Tenemos que organizar los repasos para nuestra gente más humilde y tenemos que ocupar las aulas vacías. El Mined tiene que aportar fórmulas no burocráticas que abran paso al trabajo voluntario de estos tiempos.

Nosotros no estamos construyendo el socialismo que queríamos; estamos construyendo el socialismo que nos han permitido nuestros adversarios, como acostumbraba a decir nuestro inolvidable hermano Vicente Feliú. Rechazo de modo categórico las expresiones de quienes han retomado la añeja tesis de la “Revolución traicionada”. Esta sigue siendo la Revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes, que nos legó la generación precedente. Esa es la razón por la que estamos obligados a encontrar fórmulas creativas a problemas económicos que no estamos en condiciones de resolver hoy. No podemos permitir que las circunstancias que atravesamos nos lleven a una involución cultural de consecuencias ideológicas irreversibles; no, casi en las vísperas del centenario de nuestro Comandante en Jefe.

Este 28 de enero habrá marcha de las antorchas, como cada año. Ese es un acto simbólico de la mayor significación. Pero una vez que se acabe, llamo a la UJC, a la FEU, al Movimiento Juvenil Martiano, a la Sociedad Cultural José Martí, a la Unión de Historiadores de Cuba, a los miles de maestras y maestros que después de ocupar cargos en el Partido, el Gobierno y las organizaciones de masas nunca regresan a la educación, a honrar a Martí y a Fidel en una verdadera movilización por la enseñanza y la cultura de nuestras niñas y niños.

En cuanto a mi, además de MARCAS el año pasado trabajé en un proyecto con las escuelas pedagógicas de la capital. Cada mes hacía dos actividades: una de preparación metodológica con los maestros y una conferencia con los estudiantes. Fue una experiencia maravillosa, que no continuó por la falta de interés de la Dirección General de Formación del Mined. Pero aquí estoy, dispuesto a retomarla cuando lo consideren conveniente. “Hacer es la mejor manera de decir”, eso nos enseñó el Apóstol.

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