Una de las acciones de apoyo al barrio La Corea por parte de Euskadi–Cuba

Iñaki Lizeaga, Cooperante de Euskadi-Cuba en La Habana - Al este de Ciudad La Habana encontramos uno de los barrios con peor reputación de la ciudad: el barrio La Corea. Desde 1996 el Gobierno provincial realizó un plan para mejorar la calidad de su medio físico (viviendas, carreteras, alumbrado, etc), pero lograr cambios en los comportamientos de las personas es siempre más difícil.

Texto publicado en Cubainformación en papel nº 10 - Verano 2009

Quizás por ese motivo, hace 10 años, un grupo de jóvenes del barrio, encabezados por un profesor de música de una de las escuelas, decidieron organizar juegos y actividades musicales en una de sus peores zonas, con el objetivo de atraer a niños, niñas y jóvenes hacia nuevas formas de diversión y relación. La meta era: cero alcohol, cero peleas.

Pronto se conoció a aquel lugar como “La Calle de los Sueños”. Cada día más y más jóvenes se querían sumar al grupo. Cada cual llevaba sus instrumentos de música, sus balones, sus cuerdas... y así se empezaron a organizar diferentes actividades cada fin de semana.

Desde hace 7 años la asociación Euskadi-Cuba apoya el fortalecimiento de este grupo de jóvenes, que son conocidos ahora como el Grupo Juvenil de La Corea. Euskadi-Cuba ha apoyado al Centro con equipamientos musicales y deportivos, así como con capacitaciones (gestión de proyectos, identificación de problemas, mediación en conflictos, violencia doméstica y trabajo grupal). En la actualidad está apoyando en la creación de parques infantiles y áreas deportivas.

La comunidad en pleno les apoya y participa en sus actividades, ya sean de música en directo, de deporte, de limpieza comunitaria, talleres de costura o papel maché, pintura para niños, o cine móvil en las propias calles del barrio. Yamile, coordinadora del Centro Juvenil, nos explica algunas de las claves de su éxito: “Somos gente del barrio Trabajando por nuestro barrio. Nosotros sabemos cómo llegar a las necesidades de la gente y para ellos es muy fácil hacernos llegar sus necesidades. Los responsables del Centro Juvenil somos elegidos por votación del vecindario cada dos años. Trabajamos todos y todas de manera voluntaria.”

Maikel es peluquero, pero por las tardes se reúne con sus amigos en el Centro para ensayar con su grupo de música. Para los conciertos no es necesario traer grupos de fuera. En el barrio hay mucha gente con talento, y el Centro Juvenil es el vehículo para poder desarrollarlo, en beneficio de la comunidad.
Ángel es quien organiza las peñas de boleros los sábados por la noche. Es una de las actividades más exitosas, y siempre hay muy buena participación de cantantes y de público. Él lo tiene bien claro: “Aquí hay mucha gente con talento. Hay que crear espacios para que la gente del barrio pueda desarrollarse. Porque cuando la juventud crece sin motivaciones se pierde”.

Luace, escultor y miembro activo del Centro, destaca cómo “un grano no hace granero pero ayuda al compañero”: “trabajo la madera para expresar sentimientos, para sacarle lo más bello. Trato de convertir mi trabajo en algo útil que cree reflexiones y ayude a la gente a mejorar. En el Centro cada cual aporta lo que sabe y cree que puede ayudar a los demás”.

Sergio, un señor mayor que siempre apoya a estos jóvenes, destaca su dinamismo: “son gente con chispa, personas activas que organizan una actividad en un abrir y cerrar de ojos”.

Yoan es uno de los jóvenes más activos. “El centro nos permite ayudar a los demás y nos ha permitido crecer a nosotros mismos. Cuando por algún motivo dejamos de hacer alguna actividad y vemos que enseguida la gente nos la reclama, nos damos cuenta de lo importante que es nuestro trabajo para la gente del barrio”.

No es fácil para el vecindario decidir cuáles son las actividades más importantes. Unas personas se decantan por las musicales, “porque cuando las organizan los del Centro Juvenil nunca hay bebidas, y por tanto nunca hay peleas”, nos explica una vecina. Otras personas prefieren los juegos infantiles o las jornadas deportivas. El cine nocturno en la calle también tiene mucho éxito. Todas estas iniciativas permiten a vecinos y vecinas de todas las edades reunirse en un ambiente sano y divertido.

Quizás por eso la opinión de los vecinos es muy clara. Una mujer que está construyendo su casa dice: “Hay que seguir apoyando a ese grupo. El trabajo que hacen es muy bueno”. Su amiga completa el comentario: “el Centro Juvenil es el triunfo de la virtud sobre los problemas”.  Más adelante otro hombre sentencia: “El Centro Juvenil es lo mejor que se ha hecho en este barrio”. Quizás por lo que ya se ha dicho. Porque es gente del barrio tratando de mejorar su barrio. Porque nadie lo planificó, sino que simplemente surgió. Surgió de la necesidad y del deseo. Del deseo de mejorar la realidad, de transformarla, de no conformarse. Surgió porque, como dice otra vecina, “el barrio lo necesitaba”.

Nota: Todas las entrevistas de este artículo se han extraído del documental “10 años del Centro Juvenil La Corea”, que se publicará próximamente en Cubainformación TV.