Cubainformación.- El vicepresidente de la Fundación DeSevilla presenta un libro donde se compilan los testimonios de participantes que han conseguido superar la tragedia de ser iletrados gracias a la aplicación de este programa municipal de origen cubano. “Trazos de esperanza. Historias de vida del Yo, sí puedo”. Así se titula el libro que acaba de editar la Fundación DeSevilla, donde se recogen los testimonios de personas que, gracias a este programa municipal de origen cubano, han conseguido aprender a leer y a escribir.


En concreto, son siete mujeres de la barriada del Cerro del Águila quienes, junto a su facilitador, relatan directamente lo que ha supuesto para ellas el paso por un proyecto que, desde su puesta en marcha, hace poco más de un año, ha sacado del drama del analfabetismo a más de 700 sevillanos y sevillanas.

El delegado de Economía y Empleo del Ayuntamiento y vicepresidente de la Fundación DeSevilla, Carlos Vázquez, fue el encargado de presentar ayer por la tarde en el Casino de la Exposición este trabajo, que calificó de “redondo”, y con el cual se busca extender --aún más-- entre el mundo asociativo de la capital hispalense el conocimiento sobre el Yo, sí puedo y aumentar la implicación ciudadana en esta causa.

Según indicó, el objetivo de esta iniciativa pasa por “difundir y dar a conocer al máximo estas experiencias para que los miles de analfabetos que aún hay en Sevilla se enteren de que tienen una salida y de que, además, es muy fácil y cómoda de afrontar”. Por eso, la adquisición del libro es gratis.

Vázquez estuvo acompañado en el acto por el director de la Delegación de Juventud, Pedro Miño, y por el gerente de la Fundación DeSevilla, Miguel López. El responsable de este organismo municipal explicó que, en un principio, la idea de publicar “Trazos de esperanza. Historias de vida del Yo, sí puedo” se concibió desde la perspectiva de abordar “qué ha significado hasta ahora el programa y cuáles son los nuevos retos que ha de encarar en el futuro”.

Sin embargo –agregó--, “el resultado final ha sido bastante más que eso, pues nos hemos encontrado con una historia común de muchas dificultades y de exclusiones sociales; pero también con una historia de resistencias y de dignidad”. Del mismo modo, resaltó el contraste que se aprecia en el libro entre el pasado de las protagonistas, “plagado de necesidades y de penurias”, y la actitud vitalista y el espíritu de superación que les caracteriza a todas en el presente.

De ahí que, en su opinión, se trate, en definitiva, de “un libro cargado de mucha esperanza, ilusión y trabajo por avanzar hacia un mundo mejor”.

Por su parte, Vázquez recordó las numerosas vicisitudes con las que el Ayuntamiento se topó cuando desde el Grupo Municipal de Izquierda Unida se decidió apostar de manera firme por el Yo, sí puedo en Sevilla. “Cuando nos lo propusimos nos llamaron locos”, señaló. “Pero a pesar de la falta de competencias en educación y de la cantidad de trabas administrativas, aquí estamos”, apostilló el vicepresidente de la Fundación DeSevilla, quien sostuvo que el primer obstáculo a sortear procedía de la propia Junta de Andalucía por su negativa a reconocer la existencia del analfabetismo dentro de la comunidad autónoma, una lacra que sólo en la capital hispalense afecta a unas 35.000 personas.

En este sentido, Vázquez reiteró el compromiso de IU por seguir manteniendo este programa municipal “hasta que no quede un solo analfabeto en la ciudad” y Sevilla sea declarada, de una vez por todas, “Territorio Libre de Analfabetismo”, al igual que lo hiciera Cuba hace ya medio siglo. Y al igual que lo lograran también recientemente otras naciones como Venezuela o Bolivia merced a la aplicación, precisamente, del método inventado en la mayor de Las Antillas.

Pero, según el delegado, a la generosidad del pueblo cubano y a la voluntad política municipal hay que sumarle también el importante papel desempeñado por las entidades que colaboran con el proyecto y el esfuerzo de unos facilitadores que “no son profesionales de la educación ni profesores ni pedagogos, sino simplemente gente muy solidaria con sus vecinos o con sus amigos”.

Por otro lado, cabe destacar la presencia entre el público asistente de muchos beneficiarios de esta iniciativa y de las protagonistas del libro. Algunas incluso tomaron la palabra para comentar sus casos y para dejar constancia de cómo ha cambiado su situación tras esta experiencia. Porque como, se dice en el preámbulo de esta obra colectiva, el Yo, sí puedo ha sido para estas mujeres “mucho más que un programa de alfabetización”, hasta el punto de convertirse en “una terapia de vida, en un ejercicio de memoria personal e histórica y en la construcción de lazos de solidaridad y amistad indestructibles”.

La presentación de este trabajo se llevó a cabo en el Casino de la Exposición, enmarcándose así dentro de la programación de actividades culturales vinculadas a la Exposición Pintando Versos dedicada a Miguel Hernández que la Delegación de Juventud y Deportes ha organizado con motivo del centenario de su nacimiento. “Era  nuestro particular homenaje a ese hombre que tanto luchó por la liberación del pueblo español y que tanto hizo por la alfabetización con su activa participación en las misiones pedagógicas de la Segunda República”, concluyó Vázquez.  

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