Tania Rendón Portelles - Foto: Oriol de la Cruz Atencio - La Habana, 27 ene (AIN) El teólogo brasileño Frei Betto afirmó hoy en el XIV Congreso Internacional Pedagogía 2015 que el pueblo de Cuba es muy heroico al enfrentar más de 50 años de bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por el gobierno de los EE.UU.


Cuba no es un país de ricos ni de miserables, es un país digno, aseveró Betto, quien añadió que es una nación que tiene vergüenza, pues comparte lo poco que tiene.

Agregó que es muy bueno que un Presidente de los EE.UU. reconozca el fracaso de la política de presión desplegada hacia el pueblo cubano.

El fraile dominico también acotó en una conferencia magistral que en la actualidad se hace necesario la educación crítica como desafío en este mundo hegemonizado por el capitalismo neoliberal.

Indicó que no existirá emancipación plena sin la superación del sistema capitalista.

En Cuba se encuentra un buen ejemplo: en la década de 1950 un grupo de jóvenes revolucionarios se hizo consciente, gracias a la educación política (subjetividad) de la importancia de modificar la estructura del país, dijo el intelectual.

Detalló que solo mediante la educación se moldean las subjetividades que le imprimen significado a los fenómenos sociales, por lo que es necesario que la educación sepa situar a los docentes y estudiantes en relación con la historia.

Comentó que la educación crítica debe abarcar todas las disciplinas escolares, desde las ciencias exactas hasta la educación física, superando las relaciones fundadas en en la economía del intercambio en aras de una economía solidaria, cuya base sea la cooperación.

Para referirse al papel de la formación docente en los institutos, cuestionó las bases de una educación capitalista al preguntar si la educación servía para adaptar a los pedagogos al status quo impulsado por el sistema hegemónico mundial y para formar mano de obra calificada para el mercado del trabajo.

Concluyó que una educación crítica y solidaria engloba a todos los actores de la institución escolar y trasciende los muros de la escuela para vincularse participativamente con el barrio, la ciudad, el país y el mundo.

Reinventarnos el futuro: tarea de la Educación

El teólogo brasileño Frei Betto dedicó su conferencia a los Cinco Héroes Cubanos, y a Leonela Relis, creadora del método de alfabetización Yo, sí puedo 

Lissy Rodríguez y María Carla O'Connor, estudiante de Periodismo - Foto: Yaimí Ravelo - Granma.- ¿Cómo construir una escuela ca­paz de dotar a los alumnos de los conocimientos necesarios para en­frentar el mundo contemporáneo y sus complejidades políticas, económicas y sociales? ¿Cómo se insertan el docente y la familia en ese entramado de responsabilidades en la formación de un ser social comprometido con su sociedad, su tiempo presente y futuro? ¿Cuál tiene que ser el camino en la formación de una conciencia crítica en los estudiantes, que no se conviertan en meros repetidores de contenidos, y sí en protagonistas de las transformaciones sociales?

Esas razones condujeron al periodista, filósofo y teólogo Frei Betto, presente en el Congreso In­terna­cio­nal Pedagogía 2015, a reflexionar en conferencia magistral sobre el papel de la educación crítica como ese instrumento capaz de “superar el capitalismo”, “crear nuevos parámetros de conocimientos” y “promover nue­­vas praxis emancipadoras”.

“A semejanza de la política y la religión, la educación sirve para liberar o alienar; despertar protagonismo o favorecer el conformismo; propiciar en los educandos una visión crítica o legitimar el status quo, como si fuera insuperable e inmutable; promover una praxis transformadora o sacralizar el sistema de dominación”, dijo el autor de Fidel y la Religión.

Sobre uno de los desafíos que en­frenta la sociedad contemporánea: la hegemonía capitalista, afirmó que su poder avasallador aniquila los propósitos de construir un nuevo modelo civilizatorio. “Poco a poco, co­mo si se tratara de un virus incontrolable, el capitalismo se im­pone en nuestras relaciones personales y so­ciales. En la esfera personal, abandonamos nuestra ideología libertaria a cambio de una zona de comodidad que nos permite acceder al poder y la riqueza”.

Con suma destreza Frei Betto ex­plicó que la educación, si pretende formar una conciencia crítica y ciudadanos militantes comprometidos con la transformación social, debe tener en cuenta la intercalación de tres tiempos: el tiempo de las estructuras (más largo); el tiempo de las coyunturas (más inmediato y factible de cambiar a mediano plazo); y el tiempo de lo cotidiano (en el cual vivenciamos el conflicto permanente entre la satisfacción de nuestros intereses personales y la conciencia de las demandas altruistas, que nos exigen ser para los demás, o simplemente, ser capaces de amar)”.

Y es ese tiempo de las estructuras el que, según el investigador, “nos remite a la historia de la historia, a los grandes procesos sociales con sus avances y retrocesos, a los triunfos y las derrotas…”, solo es esa la que nos permite adquirir una conciencia histórica, en­tendernos como protagonistas de los sucesos que vivimos, capaces de transformar la realidad.

En su intervención destacó que esas prácticas y principios deben es­tar orientados a los derechos de los po­bres y oprimidos, pues sin ellos “to­do proyecto emancipatorio o revolucionario corre el riesgo de congelarse, aprisionado por sus propias es­truc­turas de poder…”

Además defendió que no habrá eman­cipación plena sin la superación del sistema capitalista.

En relación con los nuevos contextos que en Cuba enfrenta la educación, Frei Betto respondió algunas preguntas a la prensa.

—Prensa Latina: A la luz del nuevo capítulo que se abre entre Cuba y Estados Unidos, ¿cuál es el papel que merece la educación?

—La educación cubana tiene el reto de imprimir en sus educandos valores subjetivos que permitan a los jóvenes tener mucha autoestima con el modo austero de vivir del pueblo cubano, porque va a ser un choque entre un “camión consumista”, y un “lada austero”. Pero esa es la austeridad que garantiza la dignidad de ustedes. Si uno piensa que, como pasó en Europa del Este, el futuro y promesa para el pueblo es el capitalismo está totalmente equivocado. El socialismo es la sociedad de compartir, la sociedad de la solidaridad. El socialismo en un país debe ser exactamente como en una familia, en una familia las personas son distintas en su inteligencia y sus talentos, pero todos tienen los mismos derechos y las mismas oportunidades.

—Granma: ¿Cómo pueden en­frentarse desde la educación las enormes problemáticas del continente americano, y cuáles son los paradigmas a seguir en ese empeño?

—El papel de la educación no es formar mano de obra cualificada para el mercado de trabajo. El papel número uno es formar ciudadanos y ciudadanas con conciencia crítica y protagonismo social, que esté vinculada a los procesos sociales, hacia una pers­pectiva cada vez más liberadora, tan­to en la familia como en la escuela. La escuela no puede ser una isla de saber desvinculada a los procesos sociales emancipatorios.

“Como paradigmas tenemos a mu­chos, pero solo voy a mencionar dos: en Cuba tenemos el pensamiento pedagógico de Martí y en Brasil el de Paulo Freire. Con ellos te­nemos que rescatar ese pensamiento crítico, esa educación ubicada en los contextos sociales, políticos, económicos, porque hoy la es­cuela es una oficina aislada del contexto so­cial, aislada del momento político so­cial que se vive en el mun­do, con una mera transmisión del saber de las generaciones pasadas para las generaciones presentes, y sobre to­do no forma personas éticas, personas con valores subjetivos profundamente enraizados y ese es un de­ber de la escuela”.

—Bohemia: ¿Cuánto puede in­fluir la educación popular, no solamente desde la educación más tradicional en las escuelas, sino en las co­mu­nidades?

—La educación popular se adecua perfectamente a todas las organizaciones sociales: Comités de De­fensa de la Revolución, asociaciones de ba­se, sindicatos, asociaciones ju­veniles, todo lo que sean vínculos co­mu­ni­tarios, asociativos, cooperativos. To­dos deben tener en cuenta la me­­todología de la educación po­pular comprobadamente liberadora, que imprime a la gente mucha autoestima, y abre el camino a un futuro de emancipación.

Ideas claves para hacer cumplir la misión de la educación fueron sostenidas por Frei Betto, como la necesidad de englobar a todos los actores de la institución escolar: alumnos, profesores, funcionarios y las familias de todos ellos. “Y trasciende los muros de la escuela para vincularse participativamente con el barrio, la ciudad, el país y el mundo”.

“Si queremos atrevernos a reinven­tar el futuro, debemos comenzar por revolucionar la escuela, transformán­dola en un espacio cooperativo en el cual convivan la formación in­te­lec­tual, científica y artística; la formación de conciencia crítica; la formación de protagonistas sociales éticamente comprometidos con los de­safíos de construir otros mundos po­sibles, fundados en la compartición de los bienes de la Tierra y los frutos del trabajo humano”, concluyó.

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