Ante ellos, la convicción absoluta de la justeza de esta lucha y la certeza del apoyo unánime de la comunidad internacional, así como el aislamiento de los golpistas en su posición de mantener, con la fuerza y la violencia, un gobierno engendrado desde la más absoluta autoridad de las armas.
"Están dando un mensaje pacífico al mundo", decía Zelaya el pasado miércoles a su llegada a Costa Rica, reconociendo el valor, la garantía y el ejemplo que significa el apoyo incondicional de su pueblo, a la vez que denunciaba las acciones agresoras contra los manifestantes y pedía – exigía, ordenaba - a los militares no arremeter más contra sus propios hermanos hondureños.
Horas después reiteraba que la soberanía popular no la podía suplantar un Congreso, y mucho menos, un gobierno de la represión que por sí mismo debía caer. Recordaba así – y lo reiteró ayer en República Dominicana – que los golpistas habían quitado "las garantías individuales, la libertad de prensa, de opinión, de circulación y habían establecido un estado de sitio" en el país.
El presidente ecuatoriano Rafael Correa, consideró al respecto que unos pocos quieren legitimar el golpe de Estado en Honduras porque no pueden parar en las urnas la oleada de dignidad, de soberanía y de Revolución que existe en América Latina, "y como no pueden, quieren hacerlo a la fuerza, con la violencia".
Aún así, la firmeza de Zelaya y sus palabras siempre se han visto acompañadas del espíritu, la fortaleza y la verdad que le imprime su pueblo, que continúa fraguándose en la lucha diaria, a la cual se suman por cientos - a medida que pasan los días - todos los sectores del país, y a pesar de medidas represivas, toques de quedas, amenazas contra los paros sindicales.
"Los pueblos son sabios por esencia", afirmó el presidente venezolano Hugo Chávez en la conferencia de prensa de este viernes 10 de julio. Por eso, sin importar credos religiosos, partidos políticos, estructuras organizativas o gremios laborales, las fuerzas sociales se unen desde todos los rincones del país centroamericano para aclamar por el regreso de la constitucionalidad.
Para los próximos días y a pesar de las amenazas e inquietudes del gobierno ilegítimo, continuarán las acciones pacíficas de los manifestantes hondureños. Muchos más se unirán. En ellos estará la garantía para el regreso de la paz y la defensa de los principios justos que defiende Zelaya, pues como diría Fidel Castro, es también "el derecho de los pueblos de América Latina a elegir a sus gobernantes".
